Lo nuevo de los creadores de Vampyr, Banishers: Ghosts of New Eden, mezcla la toma de decisiones, investigación y combate a lo God of War en una aventura que cae en una repetición sin salida.
Si han jugado los títulos de Dontnod (Life is Strange, Vampyr) tienen presente que la toma de decisiones y las “elecciones morales” son una parte bisagra de su esquema jugable. Durante la última década, la desarrolladora exploró diferentes estilos y formatos, pero con esa premisa como denominador común dentro de sus experiencias.
Banishers: Ghosts of New Eden es, hasta la fecha, su aventura más ambiciosa: un rpg de acción con (nuevamente) toma de decisiones y exploración en un mundo sobrenatural. Desde Vampyr nos dejaron en claro que las ambientaciones lúgubres y el pseudo terror son mundillos que le sientan muy bien, y en esta propuestas nos introducen en la temática de fantasmas.
La propuesta nos pone en la piel de una pareja de cazafantasmas que buscará desterrar el mal de un pueblo abandonando a la buena de Dios, mientras ponen a prueba sus propias reglas en un relato que derrama oscuridad y amor por partes iguales. Esa ambición de hacer un juego atractivo y grande lo termina metiendo en ese limbo que entran los títulos AA: pensar en la cantidad de contenido sin prever cuando los recursos se empiezan a agotar.
La vida para los vivos, la muerte para los muertos.
Banishers arranca muy bien, seteando las reglas de su universo, la dinámica de los personajes pero también el tono moral y oscuro que inunda toda su propuesta. Los protagonista de turno son Red y Antea, una pareja fervientemente enamorada que tienen como oficio ser desterradores, un trabajo muy requerido a lo largo y ancho de todo el mundo en lo que respecta el trato con seres del más allá: fantasmas y demonios que perturban la paz de las personas, cada uno con propósitos distintos.
La aventura comienza con el dúo llegando a New Eden, un pueblo colonial de los Estados Unidos del siglo XVIII, a pedido de un amigo de ellos, reverendo de la comunidad, que necesita ayuda en la caza de un demonio que trajó consigo una horrible maldición que impactó en toda la región, esparciendo espectros, enfermedades, y un clima adverso para el cultivo y la caza.
El comienzo de esta investigación se traduce en un enorme paso en falso, cuando el demonio que habita en la región asesina a Antea y la transforma en una fantasma que diambulará por la tierra de los vivos hasta que pueda encontrar la forma de encontrar de desterrar a esta pesadiila que cada vez obtiene más poder. La muerte de Antea es el punto de partida para Banishers: Ghosts of New Eden, ya que el juego desde ese momento nos pondrá en una decisión moral: controlando a los dos personajes, Red tendrá que decidir si utilizará la investigación para darle paz a su amada, o buscar la forma de traerla nuevamente a la vida. Esto último se realizar con un antiguo ritual que demanda el sacrificio de otras almas en pos de traer nuevamente a alguiende la tierra de los muertos.
¿El fin justifica los medios?, ¿en el amor vale todo?, ¿Somos capaces de condenar a inocentes por algo que creemos injusto? Alguna de preguntas morales abordan la narrativa, que se irá moldeando con el curso de las acciones que tomamos.
Con este marco de la historia planteado, Banishers: Ghosts of New Eden es un rpg de acción que bebe mucho de la estructura de exploración de los últimos God of War: un mundo abierto con entornos semi lineales que iremos explorando con un mix de zonas amplias y caminos pasillescos, atravesados por enfrentamientos constantes contra espectros, demonios y criaturas varias.
El juego permite controlar tanto a Red y Antea, cada uno con sus habilidades propias para construir combos y habilidades en conjunto con el poder físico de Red y el espiritísmo del espectro de su amada esposa. Los combates tienen una buena dosis de atractivo al comienzo pero al paso de unas horas no termina logrando esa dinámica que sí, por ejemplo, lograron con Vampyr: los movimientos de los personajes son un tanto duros y tanto el abanico de habilidades como de criaturas no es del todo amplio.
Con Red manejamos armas blancas de corto alcance y armas de fuego para combatir distancia, mientras que Antea maneja conjuros, hechizos y golpes de puño. El intercambio de personajes durante el combate resulta cada vez más imprescindible a medida que escalamos en el juego. Dependiendo el tipo de enemigo, tendrán defensas espectrales que solo podremos romper con Antea, mientras que algunas criaturas sufren mayores daños bajo las armas del protagonista masculino. Después de un puñado de horas, ese combate que parecía versátil en un comienzo pierde efecto con rapidez, pero se sitúa también por lo amplio y ambicioso que resulta el juego.
El mapa de New Eden en toda una península con una gran ciudad y pequeñas regiones adyacentes, que van desde bosques, cuevas, templos y refugios. La exploración y el backtracking serán moneda corriente porque muchas cosas que encontramos durante las primeras zonas estarán bloqueadas por habilidades que todavía Antea no posee o armas que no encontramos con Red. También iremos aprendiendo rituales y hechizos para invocar a poderosas criaturas, o desafíos opcionales para poner a prueba nuestras habilidades en combates de supervivencia.
En cuanto a diversidad y demografía, Banishers aprendió muy bien de otros exponentes AAA (God of War nuevamente es el caso más resonante) pero no deja de sentirse por momentos una cantidad de contenido demasiada amplia por las capacidades técnicas que Dontnod puede lograr. En las 20 y pico de horas que tenemos por delante para llegar al final de la aventura gran parte de su estructura irá apareciendo una y otra vez, dejando esa sensación inevitable de repetición constante en las mecánicas que realizamos.
En cada región del mapa encontraremos diferentes misiones principales que avanzan con la investigación pero también con diferentes sidequest que confluyen principalmente en casos de investigación, la gran matriz que atraviesa toda la propuesta. En toda New Eden recibiremos encargos de personas victimas de algún fantasma que no puede descansar por algún motivo personal y acá es donde nuestro ojo de investigador y brújula moral entrarán en juego como juez, jurado y verdugo.
Tendremos casos de todo tipo: asesinatos encubiertos, reemplazos de identidad, actos de cobardía, actos de amor, actos de venganza. Al final de cada investigación, tendremos la posibilidad de darle descanso al fantasma (aliviando su pena), desterrarlo por sus hechos o por lado condenar al humano que nos propició el encargo. Acá es donde el destino de Antea entra el juego; mientras más almas humanas condenemos, más cerca de que el ritual para traerla de vuelta a la vida surja efecto, mientras más absoluciones arremetamos, la paz del espectro de nuestra amada se consumirá.
DontNod es experto en ponernos entre la espada y la pared y hacernos dudar de cada decisión, y en Banishers no es la excepción. Cada caso que investigamos no tiene un peso marcado por el bien o por el mal; son construcciones mucho más complejas llena de grises que interpelan directamente hacia cómo queremos juzgar el accionar de cada protagonista. Esta facultad de jugar con nuestra moral constantemente también atraviesa el vínculo de Antea y Red: el amor de ellos es fuerte y maduro, entendiendo que cada decisión que tomen los acercará o alejará más de su propósito.
A pesar del combate un tanto repetitivo y poco inspirado, las investigaciones son el punto más fuerte de esta aventura y la que sostiene el enorme atractivo de toda la propuesta. Esto también confluye en el resultado que obtenemos: además de los 5 finales, la relación entre los protagonista y también con los habitantes de New Eden quedarán impactadas a través de cada una de las elecciones que van surgiendo durante las exploraciones.
La construcción de Banishers también se consigue desde lo audiovisual. New Eden y sus alrededores respiran soledad, desolación y desamparo. El Unreal Engine 5 cumple su cuota de detalles y animaciones. Si bien el modelado de los personajes y criaturas va muy en la línea de las producciones AA, hay un trabajo bien logrado a través de la iluminación, las sombras y la oscuridad.
Conclusión
2024 viene siendo un año espectacular para el gaming y, en otro contexto, Banishers: Ghosts of New Eden podría haber llamado un poco más la atención. A pesar de esto, estamos a un rpg de mundo abierto que, dentro de su fuerte, se luce: narrativamente impecable y dejando esa sensación de incertidumbre ante cada elección que tomamos y que, definitivamente, cambia el curso y destino de los personajes.
Toda esta ejecución queda atrapada en un mundo abierto y combate que no tarda en mostrar sus costuras y quiere que ser más de lo que puede, pero que a pesar de sus limitaciones la dupla protagónica se carga al hombro y ese interés de forjar un destino para ambos termina sopesando por sobre las fallas que tiene.
En la experiencia final, está un escalón por debajo de Vampyr, pero Dontnod no deja de ofrecernos juegos interesantes con vueltas de tuerca atractivos. La temática, la ambientación y su narrativa funcionan muy bien, pero eso no se termina trasladando al 100% en el disfrute con el joystick en las manos.
2024 viene siendo un año espectacular para el gaming y, en otro contexto, Banishers: Ghosts of New Eden podría haber llamado un poco más la atención. A pesar de esto, estamos a un rpg de mundo abierto que, dentro de su fuerte, se luce: narrativamente impecable y dejando esa sensación de incertidumbre ante cada elección que tomamos y que, definitivamente, cambia el curso y destino de los personajes.
Toda esta ejecución queda atrapada en un mundo abierto y combate que no tarda en mostrar sus costuras y quiere que ser más de lo que puede, pero que a pesar de sus limitaciones la dupla protagónica se carga al hombro y ese interés de forjar un destino para ambos termina sopesando por sobre las fallas que tiene.
En la experiencia final, está un escalón por debajo de Vampyr, pero Dontnod no deja de ofrecernos juegos interesantes con vueltas de tuerca atractivos. La temática, la ambientación y su narrativa funcionan muy bien, pero eso no se termina trasladando al 100% en el disfrute con el joystick en las manos.