Agujeros negros, una agente implacable, múltiples universos y un apartado técnico colosal se cruzan en este juego desarrollado por una sola persona.
Hace un tiempo Bright Memory fue una demo desarrollada por una única persona. Zeng Xiancheng, fundador del estudio independiente chino FYQD-Studio, quien sorprendió a la industria demostrando de lo que es capaz el motor gráfico Unreal Engine 4 ahora nos trae, junto a Playism, Bright Memory: Infinite, una versión extendida de este shooter futurista con un apartado visual, artístico y sonoro espectacular, aunque tan corto en su duración que me dejó con ganas de muchísimo más.
Cruce de mundos
Bright Memory: Infinite nos lleva al año 2036, momento en que un agujero negro apareció en el sistema solar de la Tierra y dio lugar a una serie de hechos sin explicación. La Tierra ahora se conecta con un mundo hostil del que poco se sabe y desde donde llegan una serie de criaturas de apariencia arcaica, pero muy hostiles. En este contexto nos toca encarnar a Shelia, una agente especial perteneciente a una organización científica que deberá hacer frente a estas criaturas y a los militares que ya ocuparon el lugar e intentan hacerse con un objeto muy poderoso que surgió de este cruce de mundos.
La historia de la obra de FYQD-Studio es simple, corta y sencilla. No hay demasiado lugar para desarrollar una trama profunda en una campaña que no llega ni a las cuatro horas y su creador es consiente de ello. Con los elementos narrativos necesarios consigue mantenernos atentos a lo que dicen Shelia y su comandante, aunque claro está que los recursos no serían suficientes como para sostener la cosa más allá de esa duración. El tema es que la historia es lo de menos en Bright Memory: Infinite, lo que realmente importa es la acción.
Acción futurista
Shelia es una agente especial, muy especial. La joven es toda una maestra de las armas de fuego, de la esquiva y de la katana. Es que Bright Memory: Infinite es un shooter en primer persona en esencia, pero tiene tintes de hack and slash que hacen de su gameplay un verdadero espectáculo. Militares del futuro, criaturas ancestrales y algunos jefes finales se mezclan entre estos dos mundos para hacernos frente, pero nosotros tenemos a nuestra disposición un sinfín de recursos para acabar con sus intenciones. El juego cuenta con cuatro dificultades y ya resulta desafiante en la media, por lo que gestionar cuándo disparar, esquivar o atacar cuerpo a cuerpo es la clave para salir airosos contra los múltiples enfrentamientos que se presentan en cada escenario: un ejercicio de repetición que se mantiene siempre fresco gracias a la constante inserción de nuevas armas y tipos de enemigos.
A todas estas herramientas de la protagonista también se suman una serie de habilidades que terminan por aportar gran espectacularidad a la lucha, mecánica que sirve como eje para la aventura de Zeng Xiancheng. Shelia puede atraer a los enemigos y lanzarlos por los aires, lanzar ondas para cortar a los enemigos a la distancia, caminar por las paredes, o congelar a los enemigos temporalmente para terminar con el resto. Todos estos recursos podemos gestionarlos a través de tres sencillos árboles de habilidades -las armas, el guante y la espada- que podemos ir subiendo conforme conseguimos reliquias. Otro factor para que la acción siempre se sienta diferente, un progreso tangible acorde a la dificultad que escala escenario a escenario.
Es una pena que cuando más estamos disfrutando de Bright Memory: Infinite aparecen los créditos. Supuse que, teniendo en cuenta su desarrollo y que esta nueva versión del juego se presentaba solo como una “extensión” del original no duraría demasiado, pero créanme cuando les digo que estas tres o cuatro horas que dura es demasiado poco. Eso habla bien del juego, porque tener ganas de más siempre es algo bueno, pero ciertamente lamento que su creador no tuviese los recursos o el tiempo para haber extendido la experiencia. Claro que la rejugabilidad está ahí y dan ganas, para desbloquear skins de armas o para Shelia e incluso probar nuevas dificultades, pero no puedo dejar de pensar en que es una picardía que sea un juego tan corto.
Un verdadero espectáculo visual
Muchos dicen que los gráficos no importan, yo los invito a jugar Bright Memory: Infinite y seguir sosteniendo esa afirmación. A ver es cierto que la experiencia, en muchos casos, va más allá de lo que entra por los ojos pero también hay juegos como estos, que nos enamoran tanto a nivel visual que casi nos permiten dejar pasar cualquier defecto que tengan. La obra de Zeng Xiancheng y FYQD-Studio es un verdadero espectáculo, no solo por el uso que hizo del Unreal Engine 4 su creador, sino porque a nivel artístico hace todo bien: el diseño de los enemigos, de los escenarios, de las armas y sobre todo de ese clima de constante tormenta que enmarca la acción a la perfección. Es cierto que hay cosas a mejorar, texturas o las animaciones de la protagonista por ejemplo, pero a nivel general es lo que muchos nos imaginamos de los gráficos de los videojuegos en el futuro y lo increíble es que sí, fue desarrollado por una sola persona.
A nivel sonoro Bright Memory: Infinite transita por el mismo camino, hace todo bien. Lo único que podría reprocharle es un trabajo de voice acting que se nota lejos del nivel actual en la industria, pero el resto forma un combo que acompaña a la perfección el apartado gráfico. Habiendo dicho todo esto uno podría pensar que ninguna PC (por ahora es la única plataforma en la que está disponible) podría correrlo, pero lo cierto es que pide menos de lo esperado y el rendimiento es impecable. Apenas algunos bugs que prometieron corregirlos con el parche de lanzamiento y alguna baja de fps en momentos específicos, pero nada para preocuparse.
Bright Memory: Infinite, el veredicto final
Cuesta comparar y pensar que salen tantos juegos mediocres al mercado desarrollados por grandes estudios y que una sola persona, Zeng Xiancheng, sea capaz de traernos un producto tan sólido y pulido. El título de FYQD-Studio es un indiscutido de este 2021, no solo por lo entretenido que resulta y su bajo precio en comparación, sino también porque es un ejemplo de lo que el motor Unreal Engine 4 es capaz de hacer estando en buenas manos.
Bright Memory: Infinite es un shooter en primera persona con toques de hack and slash espectacular, frenético, adictivo y altamente entretenido, pero por sobre todo es un show visual y sonoro, de lo más deslumbrante que me tocó atestiguar en el último tiempo. Quizás peca por la simpleza de su historia y claramente se queda muy corto en duración (su campaña no llega a las 4 horas), pero aún así es una propuesta tan original e impactante, que no puedo dejar de recomendarla a cualquiera que guste del género o que simplemente quiera dejarse enamorar por un apartado artístico único.