Suspenso, misticismo, investigación y algunas dosis de terror son los componentes que conforman Call of Cthulhu, esta aventura interactiva que homenajea la obra de H. P. Lovecraft.
Desde el 2014 que venimos leyendo y escuchando información sobre Call of Cthulhu, una aventura interactiva con dosis roleras desarrollada por Cyanide Studio y Focus Home Interactive, con una historiada inspirada en la tétrica obra de H. P. Lovecraft, uno de los grandes autores literarios del género de terror del siglo XX.
Bueno, la espera finalmente terminó y tuvimos la posibilidad de jugar a fondo este juego, desentrañando un relato que hace homenaje al estilo lovecraftiano, una construcción de la narrativa con algunas de las míticas consignas que caracterizan las historias del escritos británico, pero que, cuando intenta adoptar otros género para darle una complejidad mayor a la aventura, Call of Cthulhu muestra sus falencias por una ambición que excede a sus intenciones.
Resolviendo un misterioso crimen
Call of Cthulhu coloca como protagonista a Edward Pierce, un arquetipo de personaje bastante trillado para este tipo de obras oscuras: un detective privado con problemas de alcohol y un pasado traumático, en este caso ser veterano de la Primera Guerra Mundial, con todas las consecuencias psicológicas que conllevan haber participado en la cruda Guerra de Trincheras.
Con un presente laboral poco favorable y a punto de perder la licencia, toca a la puerta de su despacho un hombre que intenta buscar una respuesta desesperada ante la muerte de su hija, Sarah Hawkins, en un accidentado incendio que también perjuró los fallecimientos de su esposo y su hijo. El despechado padre asegura que ella sigue viva y le envió un mensaje a través de una misteriosa pintura. Este solo será el punto de partida para agarrar nuestras pocas cosas y dirigirnos a la remota isla pesquera de Darkwater, al sur de Gran Bretaña, donde la familia vivía como una de las mejores acomodadas de la región.
Este arranque de la historia funciona de manera perfecta para ir introduciendo a los diversos personajes que Pierce irá conociendo en su investigación en Darkwater, una ciudad que ostentó días mejores y ahora sobrevive a duras penas con una economía de posguerra enormemente fragilizada. La construcción del relato y las pistas que vamos descubriendo capítulo a capítulo se alimentan mutuamente de los misterios que se van desencadenando en paralelo. Por cada respuesta que encontramos, 2 preguntas más surgen, y bajo este modus operandi Call of Cthulhu nos va atrapando con su argumento, que va tornándose más oscuro y lúgubre con el paso de las horas.
El homenaje a Lovecraft es constante y eso le da ese surrealismo fantástico a todo el argumento. Sin mostrarnos mucho el juego consigue introducirnos en la oscuridad que propone; lo indescriptible se vuelve materia a base de alucinaciones y jumpscares estratégicamente colocados. Las criaturas que aparecen, contadas con la mano, seducen más desde las sombras que cuando nos atacan, y ese es punto muy a favor.
Lo que aparenta ser, muy a simples rasgos, un simple accidente hogareño termina convirtiéndose en un entramado mucho más complejo de lo que nuestro querido Pierce hubiese imaginado en un comienzo, y todo empezará a tergiversarse cuando la razón y la cordura nos abandonen poco a poco.
El que mucho abarca poco aprieta
Call of Cthulhu presenta como disparador principal dentro de su jugabilidad el formato de aventura interactiva en primera persona con una semi libertad para explorar escenarios. Esto significa que durante toda la historia se irán mezclando situaciones lineales y de exploración donde se combinan otras aristas como el sigilo, la acción y también un pseudo survival horror.
Intercalando cada uno de estos momentos se encuentra la toma de decisiones y un sistema de progresión el cual nos permite priorizar ciertas especialidades del protagonista. Si queremos evadir conversaciones incomodas, sumaremos puntos a Elocuencia; si preferimos analizar a las personas con las que interactuamos y descubrir el doble sentido a sus intenciones, Psicología es la arista que nos interesa. ¿Nos interesa encontrar objetos ocultos que nos ayuden en la investigación? Percepción es la clave.
La toma de decisiones se mantiene de principio a fin y es uno de los elementos que permiten moldear muchos aspectos de la trama, incluido el destino de varios personajes así como también la posibilidad de modificar el final del juego. No solo tendremos que elegir entre varias opciones durante una conversación, sino que también dependerá de si bebemos alcohol o si nos adentramos en la oscuridad, leyendo distintos libros de ocultismo, entre los que no podía faltar el tan conocido Necronomicón.
El problema de todo esto es que el afán de querer lograr una polifuncionalidad en sus mecánicas, termina conspirando negativamente en el desarrollo del juego, Las partes de survival horror y exploración son las que mejor paradas salen. La resolución del caso nos llevará, en varios momentos a investigar diversas locaciones haciendo una recopilación de los eventos, utilizando imágenes a modo de flashbacks que se van insertando para dar una respuesta a los misterios.
Lovecraft siempre se caracterizó por la oscuridad y ofrecer un miedo más terrenal, y en Call of Cthulhu eso se logra en varios paramos. Con una sensación de no saber qué sucede al doblar la esquina, o utilizando muy bien la iluminación y la oscuridad para dejarnos a merced de lo que hay más allá, el título nos llena de paranoia en varios momentos, donde los jumpscares o los ataques sorpresas aparecerán para darnos una hermosa sorpresa, más si tenemos unos buenos auriculares puestos. La perdida de la cordura es otro de los conceptos interesantes que aborda este título. Las decisiones y caminos que vayamos transitando pondrán en duda todo lo que vaya sucediendo delante de nuestros ojos y tendremos que descubrir si lo que pasa es real o producto de nuestra imaginación.
En cuanto a la parte de sigilo, están planteados de manera prolija en 3 o 4 momentos puntuales del juego, pero la defectuosa IA, muy limitada, al nivel de pasar agachados por abajo de la mirada de los enemigos y pasar desapercibidos, terminan frustrando la experiencia.
Ni hablar de la acción, que técnicamente es de los puntos más flojos de la aventura. No cambia absolutamente nada en la experiencia del juego y hubiera sido mucho más provechoso aprovechar esas instancias para profundizar las instancias en las que tenemos que pasar sin ser vistos.
Esta múltiple cantidad de facciones que presenta Call Of Cthulhu se ven enormemente perjudicadas por la corta duración de la aventura, que no supera las 6 horas. Una lastima, porque la aventura podría haber presentado mucho más posibilidades si se le daba una mayor profundidad a los contenidos, o si solo se enfocaban en puntos específicos.
Gráficamente, esta propuesta tiene el correcto sello de las anteriores entregas de Focus Home Interactive, y nos recuerda mucho a Vampyr o The Council, aunque no con las limitadas animaciones faciales de este último. En materia auditíva es donde Call of Cthulhu saca su mejor resultado. Como mencionamos anteriormente, jugar con unos buenos auriculares potencia la experiencia, ni hablar del terror.
Conclusión
Call of Cthulhu es una digna aventura que homenajea de manera fehaciente los conceptos de la literatura lovecraftiana. Su premisa argumental se desarrolla de manera correcta, aunque aborda una rápida ejecución en el último cuarto del juego, tirando por la borda todas las suspicacias que fuimos construyendo con los personajes secundarios.
Si solo se hubiese enfocado en mantener una trama sólida priorizando la exploración y el suspenso, dejando de lado puntos con requisitos más técnicos como el sigilo y la limitada acción, tendríamos una propuesta mucho más llevadera.