Lo que tiene de simple lo tiene de hermoso: Cat Quest III funciona como un brillante RPG con una ejecución directa y sin demasiada profundización.
Quiérase o no, Cat Quest en un lapso de 7 ya se consolidó como una franquicia despachando ni más ni menos que 3 entregas con un hilo conductor en mecánicas y conceptos: un RPG de vista isométrica que mixea con algunos momentos en 2d.
Mientras otros títulos se aventuran en juegos interminables y mecánicas que se solapan entre sí para ofrecer una cantidad de cosas para complementar, Cat Quest III, a cargo nuevamente de The Gentlebros,The Gentlebros reafirma su legado para ir directamente en la dirección contraria. Un juego sencillo, eficaz, que se puede terminar en un fin de semana pero que al mismo tiempo demuestra ese atractivo innegable con su simpático apartado audioviosual y una jugabilidad que invita a todo el mundo a controlara a estos intrépidos gatitos.
Surcando los mares en búsqueda de La Estrella del Norte
Aunque no supone una gran revolución respecto a su predecesor, Cat Quest III toma lo mejor de la saga y añade una temática pirata que le sienta de maravilla. La exploración de islas, los combates navales y la búsqueda de tesoros aportan frescura a la fórmula conocida. Si bien hay algunos hilos conductores y referencias de títulos anteriores, el argumento de esta propuesta se puede entender de punta a punta sin ningún problema.
En esta oportunidad, el (o la) gato que encarnamos para esta aventura es un descendiente directo de una cofradía de piratas, Los Bucaneros, que son los únicos que pueden encontrar La Estrella del Norte, un mítico tesoro que no solo proporciona grandes riquezas sino que oculta un misterioso poder oculto.
Este instinto de aventura nos impulsará a agarrar nuestro barco y recorrer las diferentes islas y regiones que componen este mundo en búsqueda de pistas para hallar la locación definitiva de este artefacto. Obviamente, no seremos los únicos en esta carrera y en el camino (por tierra y mar), confrontaremos a una pandilla de Pirratas (Pi-Ratas) que también quieren hacerse de esa reliquia.
La historia, desde ya, no busca profundizar en demasía y es más una excusa para explorar las mazmorras, cuevas y torres que habitan es lo diferentes islotes que componen el mapamundi. Lo que sí tenemos como buen complemento es una buena cantidad de misiones secundarias; encargos de diferentes aliados y que logran diversificar en la experiencia un paso más allá de lo que ofrece la misión principal.
En la búsqueda de la Estrella del Norte, el desafío siempre está puesto en buscar pistas accediendo a torres y mazmorras en donde, además de encontrar la siguiente pista, tenemos alguna boss fight por delante. Este esquema de ir al punto A al B se rompe brillantemente con las sidequest, que nos invitan desde pescar criaturas, ser cazarrecompensas, repartir cartas o hasta incluso encontrar unos libros para luego hacer una suerte de “Elige tu Propia Aventura” para rescatar el alma de un personaje.
En su jugabilidad, Cat Quest III continúa repitiendo su esquema que mixea esa exploración abierta y luego adentrarse en pequeñas mazmorras/dungeons. Uno de los principales atributos de esta tercera entrega es su seteo de armas y técnicas, tanto para el protagonista como para el barco que permite navegar libremente por el mar.
Acá contamos con un variado arsenal de armas que van desde espadas, hachas, garras, combinadas con armas de fuego como pistolas y trabucos, con una tercera combinación que es el factor elemental / mágico, pudiendo lanzar hechos ofensivos y defensivos para hacer una triqueta combinada que vaya con acció melee, disparos y magia.
A todo esto también se le suma amuletos y set de vestimenta que impulsan diferentes parametros (vida, defensa, ataque y valores elementales). Todo conformado para que su escala de aprendizaje sea casi nula. Esa simpleza e intuición que inyecta el juego desde sus primeros compases es el gran baluarte de Cat Quest III: todo es tan sencillo y divertido que no te dan motivos para soltar el joystick.
Esto está madurado también por su duración: en menos de 10 horas ya podés completar el juego en su totalidad y completar sus sidequest. Ojo, además de NG+ también hay mucho secretillo aquí y allá que no necesariamente es una misión: pistas sobre potenciales tesoros que encontramos en documentos y archivos.
Si te metés en Cat Quest III para transpirar y sufrir con sus enemigos, no estás arriba el barco correcto: los únicos grandes escollos es si querés meterte a ciertas zonas donde la diferencia de nivel hace que no tengamos mucho que hacer frente a los enemigos, pero si “respetamos” el curso de las locaciones a seguir muy pocas veces estaremos en una situación despareja frente a los rivales.
Uno de los principales puntos de desequilibrio que encontramos a lo largo de la experiencia es que toda esa abundancia de armas y habilidades no se refleja en el bestiario enemigo, que no solo peca de repetitivo sino que le saca poco jugo a los conceptos elementales que saca a relucir nuestro armamento. Son muy pocos los enfrentamientos donde se le saca jugo y provecho a las diferencias elementales y realmente tenemos un tipo de enemigo elemental por clase, lo que hace un tanto pobre la contrapropuesta.
Si las incursiones por tierra no son suficientes, nuestro barco personalizable siempre estará disponible para explorar el mar en búsqueda de tesoros, nuevas áreas para explorar pero también para afrontar batallas navales. Un agregado que mantiene su cuota de simpleza pero expande más el concepto de mundo abierto complementado también por una simpáticas combates contra barcos y otras embarcaciones.
A Cat Quest III le podemos reprochar alguna cierta falta de profundidad y una leveza para encarar toda su propuesta, pero cuando hacés una vista panorámica de punta a punta, esta tercera entrega de la franquicia no quiere engañar: va a contramano de los estandares actuales y abraza a esos jugadores (incluso también es una puerta de entrada a público infantil al mundo de los rpg) que no quieren despeinarse para disfrutar de una agradable aventura. Agradable aventura que suma la arista de cooperativo local trasladada directamente de Cat Quest II que suman ese plus en la cuota de diversión.
Conclusión.
The Gentlebros cierra con Cat Quest III una brillante trilogía y una modernización de la fórmula más clásica de hacer RPG: esa que cambió al mundo con The Legend of Zelda ahora es actualizada con un apartado audiovisual mágico, una jugabilidad responsiva y por sobre todas las cosas, ¡gatitos!.
La franquicia tiene lugar (argumentalmente) para una cuarta entrega, pero me gustaría ver a este equipo creativo explorando otros territorio e, incluso, siendo más ambicioso en su propuesta. Con esta tercera entrega, la saga Cat Quest es una robusta saga que puede jugarse por completo ya que mantiene una frescura y atractivo que parte desde la más pura de las premisas: entretener sin aburrir.
The Gentlebros cierra con Cat Quest III una brillante trilogía y una modernización de la fórmula más clásica de hacer RPG: esa que cambió al mundo con The Legend of Zelda ahora es actualizada con un apartado audiovisual mágico, una jugabilidad responsiva y por sobre todas las cosas, ¡gatitos!.
La franquicia tiene lugar (argumentalmente) para una cuarta entrega, pero me gustaría ver a este equipo creativo explorando otros territorio e, incluso, siendo más ambicioso en su propuesta. Con esta tercera entrega, la saga Cat Quest es una robusta saga que puede jugarse por completo ya que mantiene una frescura y atractivo que parte desde la más pura de las premisas: entretener sin aburrir.