Dread Nautical nos propone embarcarnos juego que mezcla combate por turnos con tintes roguelites, ambientado en un lujurioso crucero infestado por criaturas de otra dimensión.
Zen Studios es una desarrolladora mayormente conocida por realizar juegos de pinball con diferentes temáticas. Sin embargo, cada tanto suele ofrecer un producto por fuera de este género; un caso reciente es Operencia: The Stolen Sun y ahora Dread Nautical, una aventura que salió a finales de 2019 para Apple Arcade pero está desembarcando en PlayStation 4, Xbox One, PC (Epic Store) y Nintendo Switch.
Dread Nautical es, en su esencia, una aventura de exploración y supervivencia con un combate de estrategia por turnos, con el siempre vigente escenario dividido en cuadriculas. El principal condimento de esta propuesta son sus elementos rogue-lite, con generación procedural de escenarios, muerte permanente y encuentros azarosos con los diferentes personajes, objetos y enemigos.
Un crucero sin esperanzas
La única locación de Dread Nautical es un lujoso crucero llamado Hope y el objetivo principal del juego reside en explorar las 20 cubiertas diferentes (lo que serían las mazmorras) para podes escapar con vida del barco. Claro está, que el periplo no será tan sencillo, ya que el mismo se encuentra arrasado por una invasión de otro mundo, con criaturas que diambulan a diestra y siniestra.
Claramente, al comienzo de la historia nosotros no sabremos muy bien lo que está sucediendo, pero con el paso de las incursiones y a medida que vamos haciendo contacto con los supervivientes, iremos armando poco a poco el rompecabezas. Un rompecabezas que tiene una clara influencia lovecraftiana, desde el diseño de sus tentaculares criaturas, la sumisión de la mente ante el mal que acecha en cada rincón, las páginas de un libro que vamos encontrando en el barco (hola Necronomicón) y esa fuerza invisible que intenta dominarlo todo y apoderarse de nosotros.
Por suerte, y a pesar de que apela a una narrativa muy sencilla con pocas cinemáticas, Dread Nautical no intenta ser demasiado superficial en su trama y no busca dejar cabos sueltos. Todas las interrogantes que se plantean con los personajes secundarios y el proposito de esta fuerza maligna que invade Hope tienen un por qué, un tanto previsible si prestamos atención a todas las pistas que van surgiendo pero que funcionan para acompañar a toda la ambientación.
Son 4 los personajes principales y podemos elegir a solo 1 para llevar a cabo la aventura. Jugué la historia 2 veces y los cambios en la narrativa son minimos, lo que se modifica claro está es el origen del personaje y las habilidades únicas con las que cuenta, pero resulta indistinto si nos aventuramos con el investigador privado o con el ex miembro de la mafia Yakuza.
Sobreviviendo sin caer en la locura
Cada incursión en Dread Nautical 3 puntos bien marcados: buscar recursos y comida, encontrar supervivientes y encontrar la salida. Estas aristas son el común denominador del juego y que son necesarios entre sí para poder avanzar con la historia.
Porque podemos encontrar rápidamente la via de escape hasta el siguiente nivel, pero si no encontramos nuevos supervivientes para que nos ayuden en el camino vamos a estar en constante desventaja. O mucho peor, podemos sumar reclutas y llegar hasta la meta, pero si nos encontramos armas para defendernos vamos a ser el desayuno de las criaturas. ¿Algo peor que eso? Por supuesto: no encontrar comida y que nuestros personajes estén debilitados para salir a explorar en condiciones.
Dread Nautical permite armar equipo de hasta personajes (el personaje principal que elegimos al comienzo siempre va) y tenemos la posibliidad de encontrar a más de una docena de supervivientes a lo largo de todo el juego, cada uno con sus habilidades activas y pasivas únicas. Por ejemplo, el capitán del Hope siempre tiene el mapa revelado del nivel, y el cocinero del barco siempre encontrará más cómida si lo llevamos.
Pero encontrar a los sobrevivientes no significa que ya se sumen a nuestro equipo: tendremos que convencerlos de que no somos hostiles, o un producto de su imaginación o que no somos confiables. Esto se logra mediante unas opciones de diálogo que se habilitan tras encontrar a un personaje y cada tanto cumplir con alguna misión secundaria que no dista de encontrar x objeto o eliminar cierto enemigo. Esto irá aumentando una barra de confianza que al llenarse nos ofrecerá la posibilidad de invitarlo a nuestro refugio, siempre y cuando tengamos el espacio necesario para alojarlo. Y acá vamos a otra de las aristas de Dread Nautical: la gestión de nuestra base.
Además de comida y armas, iremos recolectando Sobras, como si fuese la moneda del juego, que permitirá para ir mejoras las diferentes áreas de nuestro refugio, comprar recursos y upgradeando las armas que vayamos recolectando. Si tenemos la suficiente cantidad de sobras podremos ir sumando más camas, para aumentar la cantidad de personajes reclutables hasta 9, lo que significa que podemos despedir a alguno que no querramos para sumar uno nuevo.
No solo la comida es un factor a tener en cuenta para mantener en condiciones a nuestro grupo, sino también los niveles de ansiedad. Para que la locura no desborde la mente de nuestros personajes, tendremos la posibilidad de hacer decansar a algunos de ellos para reducir su nivel de tensión. Esta mecánica obliga a que no usemos siempre el mismo grupo (al protagonista no le afecta este medidor) y vayamos rotando una vez que hayamos incrementado nuestras filas.
Las armas no solo se upgradean sino que también podemos subir de nivel con nuestros personajes, sumándole atributos a la vida, fuerza melee o de rango, defensa, pero también opciones más valiosas como cantidad de items que puede llevar o los AP (puntos de acción) disponibles por turno de combate.
El apartado que más me convenció dentro de todo el abanico que ofrece Dread Nautical son sus armas. El juego no se limita en este aspecto y ofrece una enorme variedad, desde pistolas, arpones, cuchillos, escopetas, rifles, granadas, martillos. Incluso botellas rotas, sártenes, escobas e incluso algunas más esotéricas o con tintes sobrenaturales. Cada arma cuenta, además de sus especificaciones de alcance y daño, una cantidad de usos limitada, que se pueden recargar en nuestro refugio a cambio de sobras. La estrategia en este sentido es bastante fundamental: si queremos hacer una mazmorra con el fin de buscar recursos, nos conviene ir con las armas justas y necesarias para recolectar más cosas en el camino; mientras que si lo que queremos es avanzar hacia un nivel más complejo, es preferible ir con el inventario lleno de recursos para ir directos al combate.
Obviamente, a medida que vayamos avanzando de nivel, las cosas se irán tornando más complejas: mapas más extensos, más enemigos por zona, aunque también los recursos que obtendremos serán más valiosos.
Si bien el apartado gráfico no ayuda para mostar un repertorio interesante de enemigos, hay una enorme cantidad de criaturas, que repito no se destacan por su aspecto físico sino por las habilidades que cuentan. Mientras que nuestros primeros enfrentamientos serán contra insipidas criaturas llamadas Thrall, que solo se limitan a pegarnos si estamos cerca, después la cosa se tornará más compleja, con rivales que tienen ataques de rango que causan estados alterados, o que pueden invocar a otras criaturas. Hay que medir bien nuestros recursos porque si estamos es desventaja la retirada no siempre suele ser tan efectiva, ya que pueden surgir enemigos por sorpresa en los niveles más avanzados.
A pesar de los elementos distintivos que mencioné más arriba, el juego entra rápidamente en una planicie repetitiva. Los escenarios se sienten todos iguales y los mapas no cambian los suficiente para sentir esa cuestión procedural sobre nuestras espaldas. No hay muchas mecánicas que se vayan incorporando que cambien radicalmente la experiencia y en determinado momento solo nos interesa llegar hasta la cubierta 20 para descubrir si finalmente podremos salir o no. El juego, sin entrar en spoilers, no termina ahí, invitando a los jugadores a terminar de armar el rompecabezas en el momento con mayor diversidad en todo Dread Nautical, algo que me hubiese gustado ver más en todo el desarrollo de la aventura.
La duración del juego es relativa a la dificultad que elijamos y al nivel de exploración que manejemos. Las incursiones en los camarotes durán entre 20 y 40 minutos, pero a veces tendremos que repetir algunos niveles para retomar algunos caminos o rebuscar armas y sobras para levelar.
Lo que sí hay que destacar son los niveles de dificultad bien marcados que tiene. Jugarlo en normal es la experiencia más acorde, porque al morir no perdés items ni tampoco supervivientes. La que le sigue ya implementa sistema de permadeath para los supervivientes una mayor escasez de items y los personajes se pueden perder entre incursión e incursión, teniendo que reclutarlos de vuelta. La tercera, bautizada Locura, le hace honor a su nombre, no solo se agrega todas las complejidades de la dificultad anterior, los enemigos son mucho más resistentes y si nuestro personaje principal muere, tenemos que empezar todo desde 0.
Conclusión
La mitología de Lovecraft, la supervivencia y la estrategia por turnos se fusionan en Dread Nautical, un juego que funciona como una mirada diferente dentro del género, que si bien tiene varias características interesantes, como la variedad de armas y el reclutamiento de supervivientes, el componente roguelite no termina de ser determinante dentro de la propuesta.
Su apartado gráfico simplísimo y poca innovación de mecánicas dentro del juego hace que quede lejos de otros grandes exponentes del género. Sin embargo, ese instinto por sobrevivir y ver hasta dónde puede llegar nuestra osadía por sobrevivir puede regalar varias horas de diversión.