Mientras esperamos el lanzamiento de Hundred Heroes, Eiyuden Chronicle: Rising es una puerta de entrada para su universo junto con pinceladas de su estructura.

Antes de hablar en detalle sobre todo lo que propone Eiyuden Chronicle: Rising, hay que irnos casi un año atrás en el tiempo, durante la última edición de la E3. Durante el showcase de Microsoft, 505 Games presentó el avance oficial de Eiyuden Chronicle: Hundred Heroes, una aventura de corte rpg tradicional de los ’90, con una bellísima animación en 2d y la promesa tantos de unos combates espectaculares por turnos, decenas de personajes para controlar y una historia marcada con tintes bélicos y mágicos.

Hundred Heroes, en esa presentación, fue fechado para mediados de 2023 pero ese trago amargo vino con un consuelo: para aminorar la distancia, la publicadora confirmó que para 2022 iba a llegar Eiyuden Chronicle: Rising, una precuela en términos narrativos y que al mismo tiempo mostraría otras pinceladas dentro de su jugabilidad; en un título de escala proporcionalmente más chica.

El lanzamiento de Eiyuden Chronicle también se enmarca en todo un hito dentro de la industria, convirtiéndose junto a Shenmue 3 y Bloodstained: Ritual of the Night como uno de los juegos con mayor recaudación en la historia de Kickstarter y el número uno en 2020. Su campaña de difusión trajo consigo locuras hermosas como esta.

Eiyuden Chronicle: Rising es, en esencia, un aventura mucho más comprimida y que no tarda mucho tiempo en mostrar todas sus cartas, en un sistema que se va repitiendo de forma progresiva hasta llegar hasta sus instancias finales. Pero, inclusos con sus limitaciones y versatilidad limitada, no deja de ser una interesante puerta de entrada para algo mucho más ambicioso y que esto funciona para sentar las bases de todo lo que veremos en Hundred Heroes.

Entre aventura y aventura, hay una ciudad que levantar

La historia de Eiyuden Chronicle: Rising se levanta literalmente de los cimientos, ya que tiene dos alicientes bastante particulares. Primero que una de las 3 protagonistas, y quien lleva la batuta en casi todo el relato, es JC, una adolescente que proviene de una familia de saqueadores y que un buen día se dispuso a aventurar en búsqueda de tesoros. Y en otra instancia porque un gran terremoto que atraviesa la ciudad de Nueva Nevaeh deja la urbe completamente destruida, poniéndonos un gran propósito entre manos: mientras vamos desentrañando los secretos y misterios que rodean este mágico continente, cumpliremos decenas de encargos de sus habitantes para devolverle toda la gloria y plenitud.

La inocencia de JC es una de las cosas que más me gustó dentro de todo lo que propone narrativamente Rising. Es una piba de pocas pulgas y mucho espíritu aventurero, pero es en su inocencia y la interacción con los co-protagonistas donde comienza a forjar una identidad a base de peligros, encargos y un propósito oculto bajo escombros y ruinas.

En lo que respecta a su estructura, Eiyuden bebe mucho de propuestas de antaño como Suikoden pero así también tiene un montón de otro clásico de la primera generación de PlayStation como lo fue Tomba 2: explorando escenarios, farmeando items y combatiendo enemigos durante las casi 15 horas que dura esta propuesta.

Si bien la forma de levantar la ciudad consiste en cumplir encargos, el éxito y progreso del juego se traduce en “sellos”, que son una suerte de validación del progreso real del juego en paralelo a las quest principales de la historia. A una determinada cantidad de sellos, la popularidad de la ciudad crecerá y esto abrirá tanto nuevas misiones como más objetos en las diversas tiendas que forman parte de New Neveah.

Los encargos van desde encontrar ciertos items, farmear objetos que droppean los enemigos, encontrar recursos de las zonas explorables, pescar (sí, pescar) una criatura en particular o ser el mensajero entre diferentes habitantes de la ciudad.

JC no estará sola en esta aventura, sino que la acompaña Garoo, un canguro tuerto de pocas pulgas e Isha, una maga hija del alcalde de New Nevaeh. Si bien cuando estamos en la ciudad solo podemos controlar a JC, esta triqueta de personajes, lejos del centenar que nos prometen en Hundred Heroes, tiene una versatilidad marcada en el combate y podremos switchear entre ellos apretando un solo botón, y de yapa también podremos performar brutales combos. Mientras JC tiene ataques ágiles y Garoo potencia con lentitud, Isha aprovecha su magia para performar conjuros a distancia.

Si hay un denominador común entre todas sus aristas jugables es la de sencillez: no hay ningún concepto demasiado elaborado que denote profundidad. El combate es dinámico pero chato, las misiones terminan en un “buscar x objeto” o “entregame este mensaje en la otra punta de la ciudad”, y la exploración por fuera de la ciudad tiene una suerte de limitación basada en piedras elementales (tierra, hiego, electricidad y fuego) que bloquean el camino y que podremos destruir cuando tengamos las runas correspondientes.

Dentro de todo lo contraproducente que puede resultar una aventura tan ligera, el resultado que logra por momentos es el opuesto: mucho dinamismo, farmeando items, yendo constantemente de un punto a otro, logrando esa suerte de magnetismo con el jugador. Ya sabemos que la propuesta de Hundred Heroes mantendrá el concepto de construcción de ciudades pero cambiará radicalmente la exploración y el comabte; si logra mantener esta vitalidad, va a ser muy difícil largar el joystick.

Sin querer hacer excepciones en su juicio de valor o buscar tenerle consideración, también hay que enmarcar a Eiyuden Chronicle: Rising como una propuesta desde su concepción como spin-off precuela de algo mucho más grande que llegará en un puñado de meses. Esto no quita que al título le falte una profundidad un poco más clara que lo termine de definir como un producto más atractivo dentro del género.

El modelado de los escenarios y los personajes principales es gran parte del encanto y magnetismo que tiene Rising y que, de cierta forma, inyecta esa suerte de versatilidad en lo chato de su compás jugables. Además de la ciudad, hay varios entornos para explorar que aprovechan todo la paleta de colores: bosques soleados, oscuras minas, paramos congelados o el interior de un volcán. El modelado de enemigos, por su parte, me pareció de lo más flojo de todo el repertorio y ni hablar de los bosses, que no solo son poco carismáticos sino que visualmente no acompañan el pulido trabajo de los escenarios.

La música tampoco acompaña todo el material visual, con melodías entre monotonas y poco atractivas, pero por suerte nos quedan esas pinceladas en movimiento.

Conclusión

Eiyuden Chronicle: Rising te deja con ganas de más por partida doble. En parte por que el juego se siente que ofrece solo una capa de todo su potencial y, ajustando algunas dinámicas, habríamos estado ante una propuesta mucho más robusta.

En segunda instancia porque la propuesta narrativa no está para nada mal, y te deja con ganas de continuar con Hundred Heroes. El incentivo para jugar esta precuela pasa tanto por lo argumental como por lo jugable, ya que por jugar esta aventura tendremos asegurados algunos items para la propuesta que saldrá en 2023.

Rising por sí solo no es una propuesta que me termine de cerrar y creo que, ante otras propuestas del género, sale completamente perdiendo. Sin embargo, se nota el potencial que hay dentro de la saga y dejo la puerta abierta para que Hundred Heroes me vuele la peluca como corresponde.

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De chico soñaba con ser un Jedi. De grande también.

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