Troy Baker, Roger Clark y Julia Brown protagonizan Fort Solis, una aventura interactiva sci-fi que, en varios momentos, logra profundizar una atractiva inmersión narrativa.
Claustrofobia, inmersión, suspenso, oscuridad y misterio. Cuando nos sumergimos en aventuras de ciencia ficción en el espacio, el marco suele tener estas atribuciones que enmarcan la narrativa en cuestión.
Con esto en mente, Fort Solis se presenta como una propuesta de sci-fi con un mix entre suspenso y soft terror, con un elenco de lujo dentro de lo que actuaciones en el gaming. Roger Clark (Arthur Morgan en Red Dead Redemption 2), Troy Baker (no hace falta introducirlo, ¿no?) y Julia Brown (que hace su debut en la industria, con una mayor participación en pantalla chica).
Sin puzzles complejos y en donde la propia instalación es un protagonista más, Fort Solis apuesta su fuerte en la inmersión, y esto es importante entenderlo desde el vamos. La tensión forma parte del atractivo del juego, donde en casi todo momento nos preguntaremos “¿qué es lo que pasa acá”, y acá es donde la propuesta Fallen Leaf sabe cómo destacarse; sin revelar las cartas antes de tiempo.
Desde la propia desarrolladora anticipan que Fort Solis está dividido en 4 capítulos y que se puede jugar en una sola sesión directamente (no dura más de 4 horas y media) como si fuere una maratón o jugar cada capítulo por día, como si fuese una serie de una plataforma de streaming.
¿Qué es lo que pasa en Fort Solis?
Esa es la gran pregunta que el juego plantea, hasta que aparecen las grandes revelaciones, durante en casi 3 de sus 4 capítulos y es que durante gran parte de Fort Solis no sabemos realmente lo que está pasando y ese encanto es lo que llama la atención, al menos en sus minutos iniciales.
Encarnamos a Jack Leary, un ingeniero que trabaja en unas instalaciones de Marte en una planeta, durante el año 2080, ya conolizado y en el cual se realizan trabajos de extracción de recursos e investigaciones científicas. En la víspera de sus tan necesitadas vacaciones, recibe una llamada de emergencia de Fort Solis, una de las instalaciones más antiguas dentro del Planeta Rojo, y ese es el punto de partida dentro de la enigmática narrativa sci-fi que tiene el juego.
Obviamente a partir de acá no contaremos mucho más para evitar cualquier spoiler, pero en los primeros minutos de nuestra llegada a Fort Solis descubriremos que nadie nos recibe ni tampoco encontramos trabajadores dentro de la instalación. Con esta premisa, es la propia instalación y su soledad la que se convierte en un protagonista más dentro del juego, enmarcado con una peligrosa tormenta que se acerca al territorio y vuelve todo aún más peligroso.
Desde que arribamos a la instalación, el protagonista intentará hacer una recomposición de los hechos y descubrir las investigaciones que se realizaban en Fort Solis. Esto lo haremos mediante el acceso a documentación de los principales empleados, ingenieros, personal de seguridad y científicos, mediante archivos de texto, audio y video, que como piezas de rompecabezas invitan a reconstruir los eventos de las últimas semanas, los vínculos entre ellos y los secretos que se ocultan dentro de los laberintescos pasillos.
Los registros de video son uno de los recursos mejor implementados dentro de la narrativa del juego: podemos entender y manifestar las emociones de los trabajadores de la instalación, y cómo todo poco a poco se va al garete, con algunos giritos de guión que tratan de volver lo más impredecible posible toda la situación para no descubrir todo tan rápidamente.
Fort Solis es un desafío de dificultades reducidas. Con algunos puzzles en el trayecto, varios Quick Time Events y nulo combate, la dinámica está impuesta por explorar y sumergirse en su ambientación, que se vuelve más tensa con el paso de los minutos. Acá hay varios factores que colaboran con esta ecuación: ya mencionamos que la instalación es una protagonista más dentro de la historia, con un delicado trabajo de los escenarios que logran ir in crescendo en zonas con poca iluminación o donde encontramos, por ejemplos, algunos rastros de sangre. La atmósfera que logran estas instalaciones dan ese plus a una historia que es mucho más racional de lo que se espera en los primeros minutos y que, quizás en otra locación, no hubiese logrado el mismo éxito.
James Tinsdale, director del juego, manifestó en varias ocasiones las comparaciones de la instalación con, por ejemplo el Nostromo de Alien, y si bien no llega a ese pico de espectacularidad, se trazan rápidamente esos paralelismos de este viejo edificio instalado en medio de un desierto rojo.
Otro de los elementos dentro de su exploración es la movilidad y no es un dato menor: el protagonista solo camina durante toda la aventura, con la posibilidad de correr únicamente en contadas cinemáticas (y que obviamente no manejamos). Al principio esto resulta bastante molesto e incómodo, pero luego hay una suerte de naturalización; es la propia narrativa y tensión que se ve alimentada por esta forma de movernos. El escenario ayuda un poco a que la experiencia no se vuelva tediosa: la instalación está segmentada en varios pisos y con bloqueos de seguridad con tarjetas numéricas del 1 al 5, que iremos encontrando a medida que exploramos Fort Solis. Hay varias etapas de back tracking con bastante indicaciones gracias a un mapa interactivo, y son muy pocas las veces en donde no sabemos hacia dónde ir o sentir un fastidio por tener que recorrer largos tramos.
Gran parte de que Fort Solis mantenga su atractivo y magnetismo frente a la pantalla, pese a las limitaciones jugables, en su elenco. Roger Clark logró cautivarnos con su interpretación como Arthur Morgan en RDR 2, y acá en otro registro más claro nos lleva de la mano bajo su propia capa de descubrimientos en la historia, que pasa del escepticismo al sentido de héroe, para entender completamente qué es lo que sucede en Fort Solis y el mal que amenaza la instalación. Pero si Clark está muy bien, Troy Baker se roba toda la atención. En un rol más secundario pero igual de importante, el reconocido actor dentro de la industria tiene momentazos dentro de la trama, que ayudan mucho a crear esos espacios de tensión y suspenso. No podemos decir mucho más para no arruinar la historia, pero es responsable de ese interés latente que propone toda la estructura del juego.
Fort Solis se apoya en el Unreal Engine 5.2 para hacer una experiencia cinematográfica creíble e inmersiva. En toda la dinámica es clave el voice acting de los protagonistas y los personajes secundarios, pero el nivel de detalle de los escenarios para construir una atmósfera agobiante y opresora es muy atrapante.
Conclusión
Fort Solis es una propuesta con una dicotomía marcada por su principio y final. Gran parte de su atractivo se construye durante su primera mitad, donde logra construir su ambientación, setear la narrativa del argumento y lanzar a cuentagotas cada una de las piezas de este rompecabezas. Este encanto comienza a diluirse cuando las principales cartas se revelan y lo que vendría a ser su climax queda diluido por no poder sostener todo ese impacto del primer par de horas.
De todas formas, el trabajo actoral del trío protagónico y su atmósfera inmersiva sostienen una aventura concisa y al pie, que no va un metro más por fuera de sus limitaciones técnicas a nivel jugable.
Es una propuesta para disfrutar en una tarde o una pasada por la madrugada, con unos buenos auricualres y todo apagado, para alimentar la tensión y dejarse llevar por el misterio que recorre los pasillos de esta instalación.