Konami utilizó el nombre de una icónica saga para meterse en un nuevo género; ¿cómo ha resultado el experimento llamado Metal Gear Survive?
Hideo Kojima se alejó definitivamente de Konami y en medio del alboroto que esto generó apareció Metal Gear Survive, un título que desde el anuncio se vio envuelto en un enorme manto de polémica. Hoy, dos años después de la presentación oficial en la Gamescom, el juego ya está disponible y te contamos si ha sabido (o no) librarse de los prejuicios.
El nuevo juego de la productora japonesa se aleja del sigilo y la acción que acompañó al nombre durante años para meterse en el survival. Los hechos que acompañamos durante la aventura se sitúan exactamente después del final de Ground Zeroes. Después de que la Mother Base es atacada un agujero de gusano se abre por encima de ella y todo es absorbido hacia otra dimensión. En esa otra dimensión existe un planeta llamado Dite, similar a la Tierra pero destruido y cubierto por Errantes, una especie de zombis. Siendo un miembro de la base que “sobrevivió”, debemos encontrar a un grupo de soldados que fueron enviados para investigar y encontrar una extraña fuente de energía que allí se encuentra.
La historia sin el historiador
Los creadores de la trama de Metal Gear Survive claramente no están a la altura del padre de la saga. Aunque la premisa resulta bastante interesante y los primeros pasos en el juego acompañan, la historia va perdiendo fuerzas con el correr de las horas hasta quedar prácticamente en la nada. Comenzamos interesados, continuamos con dudas y terminamos perdiendo el interés.
En este aspecto tampoco ayudan las cinemáticas. Es verdad que apenas comenzar las secuencias intentan imitar el estilo de las que pudimos ver en anteriores entregas, pero a medida que avanzamos cada vez son menos y de menor duración. Un elemento indispensable ha faltado en esta parte de la aventura.
Personaje y personajes
El protagonista corre por nuestra cuenta. Se trata de un sobreviviente al ataque de la Mother Base, un capitán del ejército de Big Boss, al que nosotros debemos crear mediante un sistema de creación bastante básico. Una vez finalizada esta etapa, hayamos quedado conformes o no ante las pocas posibilidades, el personaje no tendrá ni una pizca de personalidad. No lo escuchamos hablar en toda la aventura, más que algún que otro quejido durante las secuencias de acción. ¿Para qué nos hicieron elegir el tono de la voz?
En cuanto a los secundarios tampoco podemos encontrar elementos positivos. Además de su pobre diseño, todos ellos carecen de una personalidad suficiente como para generarnos empatía. Incluso debemos lidiar con algunos bastantes molestos, como Virgil AT-9, un robot con doble personalidad que no para de hablar ni un segundo.
Refiriéndonos a la progresión de nuestro personaje, podemos decir que resulta bastante básica. Por cada nivel que subamos tendremos un nuevo punto para poder invertir en una serie de habilidades que van desde las más típicas hasta algunos golpes o movimientos especiales.
A estas habilidades podremos acompañarlas con equipamiento que incluye tanto la vestimenta como objetos de defensas y armas. La variedad no es baja pero tampoco alta y encontramos, con la misma facilidad, elementos realmente útiles como inútiles.
Misiones primarias y secundarias
En las primeras cinco horas de juego deberemos cumplir con varias misiones específicas: recuperar memorias, activas transportadores, buscar recursos y rescatar personas. Durante las siguientes 30 horas seguiremos haciendo exactamente lo mismo.
Sí, aunque al principio tanto las misiones primarias como secundarias resultan de lo más interesantes -sobre todo por lo desconocido- con el correr de las horas comenzaremos a cansarnos de hacerlo. Es que a los creadores solo se les ha podido ocurrir una decena de objetivos y los han repetido hasta el hartazgo, variando solamente en los escenarios en los que se encuentran.
Sobreviviendo, una y otra vez
Dentro del apartado de supervivencia encontramos varios elementos. Hambre y sed; cazar y conseguir recursos; vida y resistencia. Cada uno de ellos aporta la suficiente complejidad como para entorpecer constantemente el avance del juego.
Solo bastan unos minutos en la aventura para entender que el hambre y la sed serán una molestia. Con unos marcadores en el menú se nos dice cuánta hambre y sed tiene nuestro personaje. El gran problema es que esos indicadores disminuyen constantemente, demasiado rápido, provocando que todo el tiempo debamos interrumpir lo que estamos haciendo para ocuparnos de comer o beber agua. Siempre y cuando los alimentos y los líquidos estén en buen estado, porque de no ser así enfermaremos. ¿Qué pasa si no comemos? Simple, morimos.
Cazar y conseguir recursos también resulta muy molesto. Debemos cazar animales para poder comer, pero resulta que hay muy pocos de ellos en todo el mapa. En cuanto al agua hay muchísima para conseguir, pero el 90% de ella está sucia y esta puede enfermarnos a menos que la limpiemos en la hoguera.
Por último la vida y la resistencia son demasiado limitadas. Con correr unos 100 o 150 metros (antes de haber aumentado la habilidad con puntos) nuestro personaje ya se encuentra completamente agotado. Mientras que la salud disminuye considerablemente con cada golpe enemigo y curarnos resulta demasiado incómodo en cualquier situación.
Mapeando un desierto
Metal Gear Survive toma y recicla el mapa de Metal Gear V: The Phantom Pain, delimitando qué zonas se pueden recorrer y cuáles no. Pero ante un mundo dominado por un organismo que lo destruye todo, cada una de las zonas resulta extremadamente vacía. Es caminar y caminar entre arena, arbustos y algún que otro pedazo de metal enterrado.
Y movernos no solo resulta frustrante en ese sentido, sino también en el hecho de que cada desplazamiento resulta una tortura. Los vehículos que encontramos durante la aventura son muy pocos, entonces debemos desplazarnos a través de kilómetros corriendo y parando, porque el personaje no para de cansarse.
Sin embargo, dentro del mapa encontramos uno de los pocos puntos positivos del juego: el polvo. Se trata de una zona que rodea todo el mapeado y que está cubierta por una enorme nube de polvo. En ella nuestra resistencia disminuye, la cantidad de Errantes aumenta y, lo más interesante, los indicadores de objetivos y destinos resultan inútiles.
Jugabilidad reciclada
Survive toma también la jugabilidad de Ground Zeroes y de The Phantom Pain. Esto, permite que la acción y el sigilo puedan ser llevados a cabo sin ningún problema, pudiendo optar por uno o por otro cada vez que lo deseemos.
Sin embargo, es verdad que los movimientos le quedaban perfecto a Big Boss a la hora de enfrentarse a tropas enemigas, pero no resultan tan efectivos a la hora de destruir a las horas incesantes de Errantes que llegan a lo largo de toda esta nueva aventura.
La locura del autoguardado
Acá nos encontramos con uno de los elementos más frustrantes de Metal Gear Survive. Nuestro progreso se guarda cada vez que regresamos a la Mother Base, incluyendo nuestro nivel exacto de vida y todos los recursos que pudimos recolectar durante el camino.
Lamentablemente ese es el único punto en que conseguimos salvar lo que hemos avanzado. Entonces si, por ejemplo, recorrimos decenas de kilómetros a pie, nos alimentamos y morimos en el último punto de una misión, debemos comenzar todo eso desde el principio. Volver a ese punto una vez más desde la Mother Base, desde donde el juego ha decidido guardar el progreso.
Enemigos Errantes
Los enemigos también son reciclados de las últimas dos entregas de la saga. Solo que ahora se han convertido en una especie de zombis con cabeza de cristal llamados Errantes.
La clase principal es la que nos presenta el juego apenas comenzar y la que abunda durante toda la aventura. Sin embargo, existen variaciones de esta y cada una presenta una complejidad mayor que la anterior. Aunque la IA de estas criaturas no es muy avanzada, cuando llegan en cantidad resultan toda una complicación al igual que los jefes.
Mother Base y menús
Nuestra base es el centro de todo. De hecho, se encuentra a escasos metros de los restos de la Mother Base de Big Boss. Allí guardamos nuestros recursos, crafteamos elementos e incluso nos enfrentamos a oleadas de enemigos.
Para todo ello construimos defensas y talleres que nos permiten crear nuevo armamento y armaduras. Quienes hallan jugado Fallout 4 encontrarán gran similitud con lo que se quiso crear en Survive. Claro, no al mismo nivel de lo hecho por Bethesda.
Para todo esto utilizaremos diferentes menús, los cuales complican aún más una situación que no es del todo clara. Tanto las pantallas de creación de los talleres, como el menú de estado del personaje y mapa resultan muy poco intuitivos. Nada podremos hacerlo rápido, al menos no hasta que hayamos avanzado muchas horas en el juego.
Un multijugador interesante, pero pobre
El multijugador de Metal Gear Survive propone algo muy interesante: todo lo que consigamos en él repercutirá en la historia. Armas, recursos, planos, todo lo que consigamos rescatar junto a otras personas podremos utilizarlas en la aventura.
Sin embargo, su innovación solo llega hasta ahí. El multiplayer consiste en sobrevivir a oleadas de Errantes, una y otra vez. Esa es su única modalidad y tras jugar varias veces -a pesar de resultar bastante vital para el singleplayer- no quedan muchas ganas de volverse a meter.
Gráficos, sonido y música
El nuevo título de Konami vuelve a utilizar el motor gráfico de Fox Engine, creado para Ground Zeroes y Phantom Pain. En consecuencia a los gráficos no se les puede reclamar nada, aunque sí que quedan algo desaprovechados ante una paleta de colores demasiado gris utilizada para ambientar el Dite.
El sonido también está a un gran nivel, continuando con lo que veníamos viendo en la saga. El sonido ambiente está perfectamente recreado y el de las criaturas muy bien logrado, consiguiendo darnos un susto en algunas situaciones.
Respecto a la música, esa que tanto ha caracterizado a todas las anteriores entregas de Metal Gear, esta vez también está bien. Sin embargo, más allá de haber creado un buen tema principal, este no aparece en todos los momentos en los que se hubiera esperado.
Metal Gear Survive, el veredicto final
Tras la partida de Kojima, Konami ha querido tomar el nombre de una de las sagas más grandes de la historia de los videojuegos para orientarla hacia un nuevo género. Sin embargo, este extraño e injustificado experimento tiene muchos más puntos negativos que positivos. De hecho, los primeros opacan casi por completo a los segundos.
Metal Gear Survive es un survival que no sobresale por encima de ningún otro título del género y que tiene elementos que entorpecen demasiado el avance fluido de la aventura. Algunas secuencias de acción y sigilo son entretenidas, pero con el hambre y la sed molestando a cada rato apenas se pueden disfrutar.
¿Konami se quiso vengar de Hideo Kojima? Bueno, lo consiguieron. Pero no pudiendo igualar el nivel de los juegos creados por el japonés, sino tomando el nombre de la saga que él creó y destruyéndolo contra el suelo. Survive es un juego que por su enorme cantidad de contras simplemente se convierte en una aventura molesta de superar a partir de las primeras horas.