Un juego puro de estrategia con turnos con licencias de exploración y sigilo. Mutant Year Zero: Road to Eden nos mete de lleno en su mundo post-apocalíptico con unos protagonistas más que particulares.
Este 2018 nos ha traído una buena dosis juegos de estrategia por turnos, cada uno con sus propias matices, virtudes y defectos. Para cerrar el año de la manera más redonda posible, la gente de Bearded Ladies nos trae Mutant Year Zero: Road to Eden, título que asimila los principios XComianos (si la RAE nos permite describirlo así) de una manera mucho más simplificada pero acentuando su premisa jugable en la exploración y el sigilo, logrando cambiar así el curso de los combates.
Mutant Year Zero: Road To Eden sustenta sus principales armas en una jugabilidad dinámica, una historia dentro de lo trillado bastante atractivo y uno de los mundos post-apocalípticos más logrados del año, con unos personajes muy bien encausados y una química que traspasa la pantalla.
Los Mutantes, al rescate de la humanidad
La historia del juego nos posiciona en un mundo devastado por las guerras, la escasez de recursos y la incursión de la tecnología en todos los ámbitos sociales. ¿El resultado? Un planeta inhabitable para los humanos, que se refugian en diversos y precarios asentamientos. Los únicos que pueden explorar La Zona (como se denomina en el título a esta región) son los Merodeadores, unos mutantes híbridos la mayoría entre humanos y animales, que tienen la tarea de traer suministros y provisiones.
Bormin y Dux son los mutantes con quien iniciamos el juego y los principales protagonistas de la historia, para luego ampliar el squad a 5 miembros en total. Ambos funcionan como una excelente dupla inmersiva para sumergirnos de lleno en todas aristas de Mutant Year Zero: Road to Eden, y su función narrativa llena de color todo el argumento. Lo que comienza como una misión de rescate termina siendo algo mucho más trascendental, con varios giros en el argumento que terminan desembocando en la premisa principal que se encuentra en el enunciado del título: la búsqueda del Edén, una región en la cuál no existe contaminación y la gente vive en paz.
En el camino a encontrar las respuesta a los interrogantes que surgirán en las más de 15 horas que tiene de duración el juego, surgirán todo tipo de peligros, desde robots gigantescos hasta una secta que tiene, entre sus principales propósitos, destruir toda la raza humana.
Si tenemos algo que reprocharle al desarrollo del argumento es cómo se despoja de toda la construcción narrativa de las primeras horas, dejándonos ese sin sabor y ganas de más, principalmente cuándo llegamos al final que no vamos a spoilear.
Mutant Year Zero: Road To Eden es, como mencionamos más arriba, un título de estrategia por turnos. Lo ponderante de esto es que tiene una mecánica de combate bastante sencilla, lo que invita a los poco asiduos jugadores de este género a meterse rápidamente en su propuesta, con comandos claros y poco escabrosos, en donde a las 3 o 4 batallas ya entenderás cómo funciona absolutamente todo en este juego. La cámara abandona los planos cenitales para ponernos un enfoque en tercera persona al momento que atacamos (y los enemigos también), para darle versatilidad y al mismo tiempo deleitarnos con los hermosos detalles que tienen los personajes, aunque por momentos, y por más que con el stick derecho (en la versión de PlayStation 4) la podamos manejar con cierta libertad, se puede convertir en un dolor de cabeza, incomodando las decisiones que podamos tomar en el combate.
Un punto a destacar en los combates es la posibilidad de poder destruir las coberturas en casi todos los escenarios de batalla. Las casas, los árboles y otra variedad de estructuras se pueden venir abajo, tanto con nuestras acciones como la de los enemigos, por lo que en ningún momento podemos sentirnos resguardados. En una oportunidad, uno de los personajes que manejábamos estaba en el segundo piso de una casa utilizando un rifle de francotirador, hasta que los enemigos
El sistema de batalla se ve complementado con la exploración y el sigilo. Cuando no estamos peleando, el desplazamiento deja de ser por casillas (esperando nuestro turno) para darnos una libertad de acción para revisar y al mismo tiempo disfrutar los variados escenarios que componen toda La Zona, que está dividido por múltiples sectores y sub regiones. Cuando ya juntamos los suficientes recursos, que acá se traducen en chatarra y piezas para arma, podremos volver al Arca, la base principal del juego y en donde podremos upgradear a los personajes. Es una lastima que Bearded Ladies no le haya puesto el mismo empeño para mostrarnos esta base con un mayor ahínco, ya que solo se limita a darnos para elegir 4 lugares, sin libertad de exploración.
En cuanto a las herramientas de sigilo, estas se vuelven un factor fundamental para torcer la balanza contra los enemigos ya que podremos ir agachados, reduciendo el rango de visibilidad de los enemigos e ir neutralizando a aquellos que estén en una posición alejada, para luego concentrarse en el grupo más grueso. Todos los movimientos fuera de las batallas son el tiempo real, por lo que esto cambia drásticamente el nivel de dificultad de cada región de la Zona que visitemos, porque podremos pasar de enfrentar a 10 enemigos a la vez, a llegar a solo 4 o 5. Para lograr esto, tenemos el hecho de que algunas armas cuenta con silenciador, lo que permite darnos un turno de ventaja para eliminar la amenaza antes de que alerte al resto.
Los aspectos de rpg no podían faltar en Mutant Year Zero: Road to Eden, y cada uno de los 5 personajes cuenta con su propio árbol de habilidades activas y pasivas. Lo novedoso de estas skills es que algunas de ellas son mutaciones propiamente dichas. Por ejemplo, a Dux o Farrow le crecen alas para volar y tener una posición elevada al momento de atacar y aumentar la probabilidad de acertar el disparo, mientras que Bormin puede disipar un humo venenoso cada vez que es dañado. Lamentablemente, hubiera estado bueno que cada personaje tenga habilidades únicas y algunas no se repitan entre si, dando una mayor versatilidad al momento de elegir el equipo, ya que de los 5 personajes solo 3 pueden estar en la batalla.
Si bien es un juego que cuenta con 3 niveles de dificultad bien marcados (incluida una cuarta llamada Iron Mutant que se puede agregar a cualquiera de las otras 3), y tiene un aprendizaje bastante práctico y sencillo, es un título que desde el vamos te dejará en claro que un error en nuestro planteamiento nos dejará la situación muy complicada. La curva de dificultad es muy exigente desde el arranque, y es probable que algunos pierdan la paciencia con un desafío tan abrupto desde el arranque.
Audiovisualmente nos ha parecido, con sus limitaciones técnicas, excelente. Se vislumbra en cada escenario la dejadez del mundo, los restos de una civilización, de las cuales los mutantes sacan sus propias conjeturas y es algo genial, mediante una inocencia con la cual realizar conjeturas sobre objetos que van encontrando y para qué servirían, en base a su forma o rumores que escucharon en el Arca. Las voces están correctas, así como también la música, que no sale de dos o tres pistas distintas dependiendo de si estamos en combate o explorando.
Conclusión
Mutant Year Zero: Road to Eden es la oportunidad ideal para darle una oportunidad a los juegos de estrategia por turnos. Una historia que atrae desde el arranque, mecánicas sencillas y una adaptación fugaz, funcionando de manera perfecta con el sigilo para aprovechar el entorno a nuestro favor. Un juego que no pretende innovar en absolutamente nada pero tiene personalidad propia, y lo logra utilizando las herramientas ideales en los momentos justos, con un tono de humor que no se toma muy en serio las cosas, aunque al mismo tiempo cumple la premisa de convivir entre las consecuencias de un mundo post-apocalíptico.