Sin ser demasiado ambicioso, Resident Evil Village: Winter’s Expansion trae varias novedades a su oferta jugable, con Shadows of Rose como el gran cierre a este arco argumental.
Resident Evil 7 marcó para la franquicia, a comienzos de 2017, el comienzo de su segunda época dorada. Una aventura que apostó por la primera persona y un regreso a sus raíces más survival horror. Tras su éxito le siguieron las remakes de Resident Evil 2 y 3, para luego continuar con la historia de Ethan Winters en Resident Evil Village, una propuesta que tomó las bases de su entrega anterior pero añadiéndole algunos elementos de su faceta más de acción (impulsada por RE 4).
Después de su lanzamiento en mayo del año pasado, Resident Evil Village: Winter’s Expansion llega como la versión definitiva de esta entrega, y definitiva también desde el punto de vista argumental, ya que su DLC Shadow of Rose toma como punto de partida la conclusión de Village y busca darle un cierre al relato que comenzó en ese fatídico viaje a la casa de la familia Baker.
Además de Shadow of Rose, RE Village: Winter’s Expansion pone en segundo grado de relevancia la opción de poder jugar la aventura con la cámara en tercera persona, y un escalón más debajo todos los adicionales que suma en Mercenarios, con nuevos personajes para jugar. ¿El resultado? Un robusto juego que invita a la rejugabilidad incluso para aquellos que ya lo ganaron varias veces.
Shadow of Rose: lo bueno y breve, dos veces bueno
Sin entrar en crudos spoilers, Shadow of Rose toma como punto de partida el final de Resident Evil Village y el epílogo de esta aventura, con Rosemary, la hija de Ethan y Mia Winters, intentando llevar una vida normal, algo que le es imposible por los ‘poderes’ que fue desarrollando a lo largo de sus pocos años de vida.
El interés de ella es, además de honrar la memoria de su padre, la de cortar cualquier vínculo con las mutaciones que alteraron su cuerpo y la hicieron una “súper humana”. Para librarse definitivamente de estas habilidades heredades de Ethan, tendrán que indagar en su pasado a través de un viaje introspectivo indagando en su mente plagado de la mutomiceta, para atacar el problema de raíz.
Este “viaje surreal” es una excusa para volver a visitar varias de las locaciones conocidas en Village, con algunos giros de tuerca en el diseño de los niveles, pero principalmente con diversos desafíos, puzzles, y elementos/llaves a encontrar. La estructura vira más hacia el lado del Survival Horror, con momentos muy efectistas y atrapantes. Esa intensidad que Capcom logró canalizar en la historia principal acá aparece en varios destellos. De hecho, este DLC tiene un puñado de momentos de susto realmente muy bien logrados.
Con algunos añadidos, tanto en el combate como en la diferenciación de estilos (algo que toma de la versión original), Shadow of Rose intenta marcar sus golpes de efectos en la inmersión y su narrativa, pero por grandes momentos esta expansión toma elementos ya vistos (y jugados) y la sensación de “repetición” es inevitable. Jugarlo en tercera persona da ese shock de frescura, pero inevitablemente esa sensación se prolonga en las aproximadamente 5 horas que dura esta expansión; expansión que además pone a enfrentarnos a las mismas clases de enemigos en casi todos los escenarios. Esto pone otra prueba para enmarcar que la narrativa y el efecto ‘terror’ son los ejes por los que navega con mayor fuerza.
¿Es el final definitivo de la historia? Si bien Capcom siempre tiene algún hilo del qué tirar, esta historia parte 15 años después de los eventos de Village, y su conclusión apunta a un cierre más que digno para lo que empezó con Ethan Winters.
En cuanto a los otros agregados, la cámara en tercera persona para todos sus contenidos emerge como la gran vedette a nivel jugable. Los jugadores que no estaban conformes con la decisión de tener que aventurarse en primera persona, la perspectiva al hombro da un cambio radical en la experiencia.
A nivel jugable cambia principalmente en el ángulo de visión que tenemos de los enemigos, el radio para apuntar es más amplio y ahora hay como un mayor timing para ver desde dónde nos atacan los enemigos. Los entornos más pasillescos ahora tienen una mayor previsibilidad, pero de todas formas mantiene ese nivel de exigencia. Como añadido está bien, pero desde la experiencia jugable la primera persona logró esa identidad tanto en RE 7 como Village que son más como un complemento y una opción de accesibilidad.
Las novedades en el Modo Mercenario vienen a complementar el ‘revival’ que hizo Capcom con este modo que nació en Resident Evil 3 y logró su mayor popularidad en las entregas numeradas siguientes. El mejor atractivo es la posibilidad de jugar tanto con Chris Redfield como Lady Dimitrescu y Karl Heisenberg, estos dos últimos manteniendo este ‘boosteo’ de habilidades muy similar a Jack Krauser. Como minijuego continúa funcionando pero tampoco es un elemento completamente diferencial.
Conclusión
Resident Evil Village: Winter’s Expansion marca ese final abierto que dejó la historia de Ethan y su hija Rose toma la posta, con un DLC más dedicado a ser un giro narrativo con buenas dosis de terror que a ofrecer una innovación desde el plano jugable.
La cámara en tercera persona para todas sus versiones suma complemento, dejando de esta forma una ‘edición definitiva’ para Resident Evil Village. Capcom entendió muy bien hacia dónde tiene que ir la franquicia, y mientras esperamos ansiosos la remake de Resident Evil 4, también estamos muy atentos a la próxima entrega numerica.