Star Wars Jedi: Survivor se apoya en las bases construidas en Fallen Order para ofrecer una secuela extraordinaria, cargada de contenidos, y que continúa expandiendo el universo de la franquicia.
El lanzamiento de Star Wars Jedi: Fallen Order en noviembre de 2019 fue un mimo al alma para los fanáticos de la franquicia, ya que después de muchos años (quizás hay que remitirnos a The Force Unleashed o el inoxidable Knights of the Old Republic) llegó una aventura single player que haga justicia a la historia creada por George Lucas.
Fallen Order marcó el debut y presentación de Cal Kestis, un Padawan sobreviviente a la Orden 66 y la purga de los Jedi, que tras 5 años en el exilio emprende un viaje a través de la Galaxia, escapando del Imperio, los Inquisidores, mientras que al mismo tiempo vuelve a unirse con la Fuerza. Esta aventura, en términos jugables, tomó referencias de Uncharted, Assassin’s Creed, RPG de acción (más tirado a souls-like) e incluso algunos atributos de los metroidvania para construir una propuesta sólida en la narrativa como atractiva en los jugables.
3 años y medio después de este lanzamiento, Cal regresa en Star Wars Jedi: Survivor, una secuela que presenta una maduración tanto en el personaje como en su estructura. Una segunda entrega completamente ambiciosa, maridando entre entornos de mundo abiertos y zonas lineales para construir una exploración enriquecida por la cantidad de elementos para hacer y un combate mejorado, pero igual de exigente. Survivor es la evolución natural de un juego que, sin inventar la rueda, se siente con una frescura amalgamada por la magia del universo Star Wars.
Entre la guerra y el deseo de paz.
Star Wars Jedi: Survivor toma 5 años de distancia de los eventos ocurridos en Fallen Order y dentro de la cronología de la franquicia, una década del Imperio gobernando en la galaxia. Este salto temporal permite, desde la construcción de su narrativa, establecer diferencias respecto al protagonista pero también de su entorno.
Kestis ahora es un Jedi con habilidades más pragmáticas que tiene un solo objetivo entre ceja y ceja: destruir al Imperio a como de lugar. Esto también le hizo ganar una popularidad interesante dentro del los insurgentes como también dentro de las fuerzas enemigas, y las primeras horas de Survivor te hacen sentir ese respeto que impone el personaje desde la sombras.
Survivor también tiene una perspectiva diferente a la guerra que se estaba viviendo a lo largo y ancho de los diferentes planetas: si bien los Rebeldes (todavía no conformados como tal) poco a poco suman cada vez más aliados en los distintos confines de la Galaxia, pero en paralelo el poder del Imperio es más predominante y poderoso.
La vehemencia y seriedad con la que Kestis toma el compromiso también es un arma de doble filo para su propósito: la guerra tiene daños colaterales constantemente y su inseguridad principal es la de no poder proteger a los seres que estima.
Que esta segunda entrega también tenga 5 años de distancia con su antecesora también permite establecer un desarrollo más profundo de las motivaciones de Cal Kestis y al mismo tiempo una maduración mucho más clara para tomar decisiones: desde su camino como Jedi hasta sus alianzas con Saw Gerrera lo convirtieron en un líder nato.
Con este contexto, SW Jedi: Survivor mantiene a la sombra predominante del Imperio como una amenaza constante pero no es el eje central antagónico: en esta historia Cal Kestis no derrotará al Emperador ni establecerá una Nueva República (creo que a esta altura ni hace falta remarcarlo), sino que, casi como accidente de esta guerra, el Jedi emprende una búsqueda casi al estilo de Indiana Jones.
Sin entrar es spoilers muy detallados, Jedi: Survivor pone su foco en la búsqueda de Tanalorr, un planeta casi inaccesible descubierto por los Jedi durante la época de la Alta República y que, gracias a su enorme dificultad para llegar a él, podría ser el refugio que Kestis y sus aliados necesitan para poder finalmente encontrar un exilio seguro tanto para ellos como para otros sobrevivientes.
Este periplo dantesco llevará a Kestis y su puñado de aliados a explorar diferentes planetas, siguiendo las pistas, combatiendo al Imperio, pero también compitiendo con otros que también buscan llegar a Tanalorr, y cuando decimos otros nos referimos a Dagan Gera, personaje que hace debut en la franquicia y quien se puede ver en los diferentes tráilers que lanzó Electronic Arts. Gera fue el Jedi que descubrió Tanalorr y, por diferentes motivos que descubrirán ustedes cuando lo jueguen, traicionó a la Orden y quiere llegar nuevamente a este planeta a toda costa.
Es un gran acierto que esta segunda entrega cambie el rumbo de su propósito para ofrecer una narrativa diferente sin despegarse del contexto en el que se sitúa la historia. La presencia del Imperio es constante y se respira en cada diálogo, combate y exploración que realizamos, pero es parte de una realidad en la que viven los personajes. La aparición de este planeta también es un bálsamo para Kestis, que si bien mantiene firme su convicción en esta guerra, el desgaste de los años y las experiencias vividas también le imponen tácitamente la búsqueda de un “hogar” para poder alejarse del poder militar y político del Imperio.
Al igual que Fallen Order, esta secuela mantiene ese tinte oscuro y dramático para contar los eventos. No se trata (todo el tiempo) de “buenos contra malos”, sino que a lo largo de la historia conocemos nuevos personajes y viejos conocidos que contextualizan las vivencias dentro de la Galaxia y cómo se acostumbraron a estos tiempos oscuros.
Sin embargo, y quizás como punto negativo a su construcción narrativa, el ritmo de la historia se siente bastante irregular. Arranca por todo lo alto y durante su ecuador entra en un ritmo más pausado, propio también de la exploración que propone y que remonta en su acto final con varias escenas muy memorables.
La épica de Star Wars también es una constante en cada situación. Combates con lightsabers, persecuciones, explosiones por todos lados, el uso de la Fuerza en todo su esplendor y coreografías espectaculares son parte de un menú que te lo sirven de forma gradual para no perder el gusto. El ritmo del juego permite inclinar el cuerpo para dejarse llevar por la acción y tomar un descanso en los diálogos y las construcciones de los personajes. Esta dinámica, al mismo tiempo, da lugar a poder explorar cada rincón de los planetas que forman parte de esta secuela.
Los fanáticos de Star Wars van a encontrar un sin fin de referencias al lore de la franquicia, no solo relacionados a la época en la que se sitúa la aventura (con guiños a la trilogía original, a las precuelas, incluso Andor y elementos previos como la época de la Alta República). La gesta de la Rebelión empieza tomar mayor fuerza en esta segunda entrega pero, además de eso, Survivor traspasa esa épica de la franquicia, desde su puesta en escena hasta una banda sonora espectacular.
Una señora secuela
Como mencionamos más arriba, Survivor toma como punto de partida lo establecido en Fallen Order para dictar su estructura jugable. En una combinación de mundo abierto con entornos lineales, esta secuela nos invita a recorrer diferentes planetas, e ir volviendo de tanto en tanto a medida que descubrimos una nueva habilidad con Cal Kestis para explorar una zona que por momentos era inaccesible.
Bueno, esa misma puesta en escena ahora está completamente magnificada, y cuando decimos completamente magnificada nos referimos a que cada elemento del juego creció exponencialmente y profundizó sus mecánicas.
En lo que respecta a la exploración, hay una diferencia mucho más marcada entre los planetas de mundo abierto y los que tienen un desarrollo más lineal con exploración limitada. La gran vedette de esta segunda entrega es Koboh, uno de los primeros planetas que visitamos y también uno de los más grandes para recorrer. Hablamos de un región realmente enorme, llena de caminos, cuevas, mesetas y asentamientos; y que visitaremos frecuentemente no solo porque la historia principal así lo pide.
Star Wars Jedi: Survivor es un juego que se siente mucho más vivo que su antecesor y esto se traduce no solo en los combates y enemigos que enfrentamos sino también con los personajes y NPC que interactuamos. En Koboh encontraremos una pequeña aldea que cobrará cada vez más vida a medida que exploremos el planeta. ¿Por qué? Porque iremos reclutando diferentes personajes que se sumarán a este asentamiento para pedirnos encargos, poder comerciar con ellos e incluso disfrutar de minijuegos.
De esta forma, la cantidad de cosas para hacer durante el juego crece de forma exponencial y convive perfectamente con la historia principal. De tanto en tanto nos desviaremos para completar una misión secundaria, o ponernos a buscar caza recompensas que patrullan la galaxia para encontrarnos.
Survivor construye constantemente la ambientación de sus escenarios en los que permiten contemplar lo ambiciosa de esta secuela. ofrece cantidad y calidad. Desde grandes detalles como las misiones secundarias que permiten llegar a recursos valiosos hasta pequeños elementos, como escuchar a dos droides dialogar entre ellos sobre los años que pasaron desactivados y su participación en la Guerra de los Clones.
Que Koboh sea unos de los primeros planetas que exploramos también es una contraparte para lo que viene después, porque también deja la vara muy alta y no todos los demás lugares mantienen ese nivel de profundidad de contenidos para realizar, aunque sí tienen ese nivel de detalle en la construcción de su ambientación.
La dinámica de exploración también cambia radicalmente en Jedi: Survivor, a diferencia de su antecesor, porque en algunos planetas, los que tienen una mayor extensión a recorrer, tendremos la posibilidad de domar algunas criaturas salvajes para poder recorrer con mayor velocidad algunas distancias sin la necesidad de hacer viajes rápidos. Esto es un alivio gigante por la que amplitud de algunas zonas, muy abiertas, puede agobiar la exploración y volver tedioso algo que con estos elementos instalados inteligentemente no ocurre.
Una de los elementos que dejó gusto a poco, o con ganas de más, en Fallen Order fue el combate, y claramente Respawn tomó cartas en el asunto. ¿Cómo agregar alguna novedad en esta arista cuando Cal Kestis ya había dominado la Fuerza y el uso del lightsaber? Si en esta secuela dijimos que todo está profundizado y magnificado, esta arista no queda afuera de la ecuación.
En esta entrega, las estrategias de combate están divididas en Posturas, que es cómo Kestis va a prepararse para para enfrentamiento. En total hay 5 posturas diferentes, que van desde usar el lightsaber en una mano, usar un lightsaber en cada mano, usarlo de forma doble y dos más que preferimos no spoilear para que se lleven la sorpresa ustedes. Estas posturas no solo estéticas sino que cambian los atributos de potencia, velocidad y defensa; cada uno con su árbol de habilidad a desarrollar y que modifica sustancialmente la forma de encarar los combates. Un detalle no menor es que solo se pueden equipar dos posturas y cada vez que queremos modificarlas tenemos que dirigirnos a unos de los puntos de descanso/meditación.
Toda la espectacularidad que tiene el combate sigue arrastrando algunas fallas que también tenía la primera aventura de Cal Kestis, como el timing del parry y la poca fluídez para terminar algunos movimientos, que dejan varios instantes expuestos pero que se siente poco articulado por la verticalidad de los combates.
Esta capa adicional al momento de definir nuestra “postura” de combate se complementa con el uso de la Fuerza, mucho mejor aplicada y también en relación a la resistencia de los enemigos. Como complemento, también vuelve a decir presente la posibilidad de controlar mentalmente para generar cáos y confusión entre los enemigos;. Pero incluso por momentos tendremos la posibilidad de sumar aliados en el combate, que si bien se manejan por IA podemos indicarles que realicen una habilidad especial.
Esas pequeñas fallas que se asomaban en Fallen Order ahora desaparecen, complementadas además por una cantidad de animaciones en combate que mantienen esa épica de space opera a cada enfrentamiento y duelo de lightsabers.
Cal Kestis ya suma todas la habilidades adquiridas de su aventura anterior, y esa es la base para construir nuevas técnicas con la Fuerza y también recursos para explorar, que se desbloquean de forma inteligente para invitarnos a recorrer zonas ya visitadas para avanzar en la historia o ir por los desafíos más exigentes ya que, como es habitual en este tipo de propuestas, las batallas más difíciles son propias de las sidequest o de los lugares ocultos.
Hay mucho para hacer en calidad y cantidad, y los desafíos opcionales que abordamos también se ven recompensadas con el esfuerzo que nos lleva. Entre ellas se destacan no solo los combates sino también varios puzzles plataformeros, bautizadas como Cámaras de Meditación, que a través del uso de la Fuerza y la lógica tenemos que ir avanzando a través de enormes entornos interconectados resolviendo acertijos.
Nuestro fiel compañero BD-1 no podía faltar a la cita, y en Jedi: Survivor dice presente con algunas novedades, entre ellas la posibilidad de hackear con mayor velocidad algunas droides y usar al droide como binoculares, para marcar puntos clave en el mapa y analizar a los enemigos a distancia. También tiene una mayor “autonomía” con respecto a la versión anterior, bajándose con mayor frecuencia de los hombros de Cal Kestis para marcar puntos de interacción con el entorno.
A nivel customización y personalización, es sustancialmente mayor la cantidad de objetos y elementos que podemos sumar, desde una amplia cantidad de modificaciones estéticas para el Lightsaber y BD-1 pero también aspectos de Cal Kestis, como el peinado, la barba y los tipos de vestimenta. Ya no queda limitado en el inolvidable poncho sino que ahora suma más de una docena de conjuntos que se pueden mezclar de la forma que queramos.
En su duración, Jedi: Survivor suma varias horas de contenido adicional. Mientras que el tronco principal del juego tiene entre 15 y 20 horas para completarlo, tranquilamente todo el contenido secundario supera las 45 horas de duración.
A nivel audiovisual, hay sensaciones encontradas. Jugamos la versión de PS5 y en la previa de su lanzamiento el rendimiento no era el mejor, con varias irregularidades para mantener estabilidad en la tasa de fps, en cualquiera de los dos modos disponibles. Esto seguramente se verá corregido con el parche del lanzamiento, pero que a nivel visual no terminó de ser un disfrute total. Sí se nota que estamos ante un juego 100% actual generación de consolas; el trazado de las texturas, las animaciones de los personajes, el nivel de detalles de los escenarios (principalmente internos) y la iluminación cumplen un trabajo magistral.
Párrafo aparte para el DualSense, que logra acoplar con el feedback háptico la tensión de los combates, el uso de la Fuerza y los movimientos de Cal Kestis.
Conclusión
Sin el impacto novedoso que fue Fallen Order, Star Wars Jedi: Survivor es una secuela que potencia todas las aristas construidas en su primera entrega. La evolución del personaje de Cal Kestis va de la mano a esos aires esperanzadores de una rebelión que comienza a gestarse en los diferentes confines de la Galaxia, pero en su narrativa (por momentos irregular) acierta en no poner el foco constantemente en la necesidad de acabar con el Imperio, sino que es una sombra que abarca todo (o casi todo) de esta galaxia muy muy lejana.
Como si fuese una truco mental de los Jedi, todos las fallas o errores que presenta a nivel combate, exploración y rendimiento quedan opacadas por la construcción de esta secuela, que busca priorizar tanto la calidad y la cantidad de elementos. Y, como si fuera poco, es una aventura que vuelve a apostar no solo al fan de Star Wars sino al público externo, porque al igual que Fallen Order la aventura de Cal Kestis rodea un costado más íntimo, sin dejar de pertenecer a una franquicia con 45 años de existencia.
Star Wars Jedi: Survivor te mete de lleno en su épica galáctica y después te ofrece la libertad a que recorras su universo de la forma que vos desees. Solo resta decir que la Fuerza los acompañe, porque la van a necesitar.
Sin el impacto novedoso que fue Fallen Order, Star Wars Jedi: Survivor es una secuela que potencia todas las aristas construidas en su primera entrega. La evolución del personaje de Cal Kestis va de la mano a esos aires esperanzadores de una rebelión que comienza a gestarse en los diferentes confines de la Galaxia, pero en su narrativa (por momentos irregular) acierta en no poner el foco constantemente en la necesidad de acabar con el Imperio, sino que es una sombra que abarca todo (o casi todo) de esta galaxia muy muy lejana.