Con algunos agregados aquí y allá, The Last of Us Part II Remastered es tan solo una excusa perfecta para volver a transitar el oscuro camino de Ellie y Abby.
Desde su anuncio, la conversación en redes sociales no tardó en instalarse: ¿Justifica que Naughty Dog y Sony lancen una remasterización de The Last of Us Part II cuando su versión original es una obra que, a 3 años y medio de su lanzamiento, se conserva perfectamente? La balanza de esta conversación se inclinará entre el fandom más acérrimo que, sin pensarlo dos veces, va a desembolsar esos 10 dólares para actualizar su versión de PlayStation 4 a la actual o, incluso aún, gatillar esos 70 dólares que cuesta en su versión completa. Del otro lado, detractores que ven en esto solo una acción injustificada aprovechando el tremendo fandom que generó la adaptación televisiva producida por HBO.
Otra parcialidad puede argumentar que hace menos de un mes Santa Monica Studio lanzó una expansión para God of War: Ragnarok completamente gratuíta. Pero, ¿cuántos estudios que desarrollan títulos AAA hicieron maniobras similares? Antes de todo el amor que tenemos por los videojuegos, primero hay que entender que business son business y justamente Sony sabe muy bien cómo exprimir sus franquicias insignia.
Debate va, debate viene, pero la realidad es una sola. The Last of Us Part II Remastered marca el relanzamiento de uno de los títulos más profundos, dramáticas y narrativamente crueles dentro de los videojuegos contemporáneos. Una secuela que te atraviesa, que interpela tus emociones, que las quita de tu control y lleva tu moralidad al extremo, dudando de todo el recorrido que hicimos con los protagonistas de turno.
TLOU Part II Remastered no añade novedades jugables dentro de su campaña principal pero sí varios elementos satelitales que inyectan de componentes a la aventura, sin darnos cuenta que también es una hermosa excusa para abrazar una vez más a estos personajes que no volverán a ser lo mismos después de tomar el camino de la venganza, la ira y el dolor.
Ellie y Abby: misma historia, el mismo impacto.
Rejugar The Last of Us Part II Remastered es volver a recordar esa vieja cicatriz que caló hondo. Atravesar la aventura de Ellie y Abby vuelve a tener esa mismo mismo dolor en el pecho, esa pesadez en las manos y una tensión que se respira como si no supiésemos lo que le va a suceder a cada uno de los personajes en esta aventura. Tantos los actores de esta obra como el jugador que maneja el DualSense saldrán de este relato de una forma muy distinta a la que empezaron, y esa es una de las grandes virtudes esta obra maestra de Naughty Dog: transformar una experiencia en la que no existe el bien y el mal, solo grises atravesados por el dolor, la resiliencia y la búsqueda de paz a través de la venganza.
La remasterización puede dividirse en dos grandes aristas. Por una parte profundizar el adn que viene manejando la actual generación de consolas desde su lanzamiento a finales de 2020: priorizar la inmersión por sobre la innovación jugable. Y acá el relanzamiento de TLOU cae bien parado; ya que al no ofrecer conceptos nuevos porque es la misma versión, hace hincapié en sacar todo el provecho a PlayStation 5.
Si la versión original estaba adelantada a su época (exprimiendo a más no poder la imbatible PS4), The Last of Us Part 2 Remastered se apoya en los detalles para ser una experiencia que traspase la pantalla. Naughty Dog trabajó fuertemente en el modelado de las texturas y las animaciones, para volverlas más reales y aprovechar al máximo el rendimiento de la consola. Esto también se ve contrastado por su estabilidad y performance, a la cual podemos variar a través de su Modo Fidelidad para sacar todo el provecho a los gráficos y un modo Rendimiento para garantizar unos estables 60fps en todo momento. Más allá del portento visual que ofrece el viaje por Seattle, el modo rendimiento es una seda total para la propia experiencia del juego. Un Survival Horror completamente violento y visceral, que aprovecha de esta tasa de fps para aumentar sutilmente esa cuota de crudeza.
Las principales comparaciones versus la versión original también se detallan en el modelado de los escenarios, el trabajo de sombras de los terrenos y enemigos y también la distancia con la que vemos elementos en el entorno. Son detalles: algunos aquí, otros allá, otros probablemente imperceptibles ante el vértigo mismo de la aventura, pero esta remasterización se dedica a afinar detalles a una obra que es una masterpiece audiovisual en ambientación. La destrucción edilicia, el paso de la naturaleza, los resabios de la humanidad y el avance intempestivo de la pandemia de Cordyceps conviven al paso que nosotros avanzamos, ya sea con Ellie o Abby, en este relato que, está lejos de tener un final feliz.
La inmersión audiovisual se ve complementada, dentro de lo que ya es un sello de la marca, en sus componentes periféricos. El DualSense vuelve a dar muestras sobradas de cómo potencia la jugabilidad: la tensión en el arco, la vibración ante cada pisada que damos o el susurro de los infectados que expulsa el parlante del joystick. Una tensión en los botones que se traspasa a las manos y viceversa, en un juego que convive entre el sigilo, la exploración y los combates a sangre fría. Otro plus es contar con los Pulse 3D, el headset permite ese sonido 360° que nos ayuda a detectar las voces de los enemigos, el sonido de los infectados y también poder escuchar el ruido ambiente de los escenarios que exploramos.
Sin Retorno y más: desmenuzamos el contenido adicional.
La enorme frutilla que decora el lanzamiento de The Last of Us Part II Remastered es Sin Retorno, un modo adicional que se puede jugar sin haber terminado la campaña principal. Se trata de un modo roguelike en el que tendremos que avanzar a través de diferentes fases, con objetivos diversos, hasta llegar a un jefe final. Depediendo cómo avancemos, obtenemos recursos para comprar nuevas armas, especialidades, mejorar el armamento y suministros para la siguiente fase. Es un modo que nos invita a la rejugabilidad porque hay desbloqueos de forma progresiva de todo tipo de conceptos.
Al principio solo tendremos disponible a Ellie y Abby, pero poco a poco (siempre cumpliendo los requisitos que nos piden) desbloquearemos al resto de los personajes jugables: Dina, Jesse, Tommy, Joel, Lev, Yara, Mel y Manny. Cada personaje no es una mera skin sino que tiene sus ventajas y desventajas. Abby, por ejemplo, es experta en el combate cuerpo a cuerpo. Jesse es un experto en la fabricación de explosivos; Mel tiene ventaja para los recursos curativos. Con Manny no podemos crear botiquines pero contamos desde el inicio con un rifle semi automático para olvidarnos de sígilo e ir por un combate directo. Esta versatilidad se traslada al comienzo de cada run, que no tiene una duración máxima de 35/40 minutos, y en la cual tenemos que elegir muy bien el camino que queremos tomar.
Cada escenario nos lleva por diferentes locaciones emblemáticas de TLOU 2 con objetivos particulares: enfrentar oleadas de enemigos con distintos comportamientos (pueden empezar buscándonos o con un comportamiento agresivo), capturar un botín, sobrevivir durante un determinado tiempo a enemigos que vienen de forma infinita o defender a un compañero hasta eliminar a todos. La variedad de los enemigos está marcada por 4 grandes facciones: Lobos, Serafitas, Víboras e infectados, y nunca se entremezclan (salvo en escenarios donde los Infectados están encadenados por los soldados enemigos). En cada run tenemos la posibilidad de elegir una bifurcación de caminos, con modos a la vista y sus respectivos beneficios, entendiendo cuál es el mayor balance entre riesgo / recompensa.
A medida que desbloqueamos diferentes elementos también sumamos modificadores que cambian el desarrollo de las partidas: enemigos invisibles, perder la munición que queda en el cargador si es que recargamos, resistencia de los enemigos, cámara invertida, lluvia de molotov, o que los enemigos suelten bombas cuando mueren; estos pequeños detalles cambian el curso de las partidas y vamos a tener que estar muy pendientes de los recursos que tenemos, que suelen abundar en los escenarios (muy en exceso por sobre la aventura original). Al final, como mencionamos, un boss, que luego de desbloquearlos todos aparecerán de forma aleatoría: tenemos al gordoinflón gigante, Rat King, Las Viboras, un Dúo de Serafitas y algunos más.
No sabemos si Naughty Dog sumará más contenido en los próximos meses, pero Sin Retorno es un modo que permite sacar el máximo provecho a la faceta de acció que tiene el juego, y gracias a la versatilidad de personajes hay una buena dosis de horas garantizadas antes de caer en la monotonía. Además de desbloquear elementos propios de este modo, también habrá a disposición una buena variedad de vestimentas y skins para los personajes, la mayoría de ellas completamente exclusivas para esta remasterización.
Otra de las novedades jugables es Lost Levels: 3 niveles que pasaron por el proceso de producción y desarrollo pero que, por cuestiones de guión e historia, se descartaron de la versión final del juego. Estos escenarios permiten ser jugados por las voces de los desarrolladores, permitiendo conocer su visión y también enteder por qué fueron abandonadas de la narrativa definitiva.
Cada uno de estos niveles tiene diferentes estadíos de desarrollo: mientras que la fiesta en Jackson está en una versión alfa, con detalles y texturas sin terminar, también vamos a poder jugar un escenario en las alcantarillas durante el viaje de Ellie en Seattle con gran parte del trabajo armado. No son extensos ni tienen un gran énfasis en lo jugable, pero ya anticiparon que parte de estas ideas podrían ser implementadas en la serie.
Entre los últimos agregados, The Last of Us Part II Remastered incluye un modo de guitarra libre, que permite utilizar a Ellie, Joel o a nuestro querido Gustavo Santaolalla para hacer unas zapadas modificando las guitarras o las ambientaciones. Un añadido que no aporta mucho más que un momento anecdótico y para hacer algún hitazo que se vuelva viral en redes sociales. Por último, un modo speedrun, que permite llevar de forma precisa el tiempo de nuestras partidas y competir a nivel mundial por ser el jugador más rápido en completar la aventura en cualquiera de las dificultades.
Conclusión
The Last of Us Part II Remastered es lo que es: la excusa perfecta para volver a transitar una de las mejores experiencias que nos dio el gaming en la última década. Aprovechando el potencial de PlayStation 5, y por 10 dólares si ya tenemos la versión original, TLOU 2 no necesita cartas adicionales para convencerte de que lo juegues. Ya era una obra maestra en 2020 y lo vuelve a ser acá.
Sin Retorno es un modo jugoso, que se pueda quedar un tanto corto con el paso de las horas, pero que ofrece una diversidad y libertad de acción para armar nuestras runs con un nivel de precisión y exigencia que saca lo mejor de nuestras habilidades.
Mientras todavía no sabemos qué le va a deparar a la franquicia en el futuro, todavía podemos seguir abrazando esta historia que ahora se encamina a ser adaptada en la segunda temporada de la serie de HBO. Una vez más, ese resultado no es esquivo: empezamos la aventura de una forma, y la terminamos de una forma muy diferente.
The Last of Us Part II Remastered marca el relanzamiento de uno de los títulos más profundos, dramáticas y narrativamente crueles dentro de los videojuegos contemporáneos.
Una secuela que te atraviesa, que interpela tus emociones, que las quita de tu control y lleva tu moralidad al extremo, dudando de todo el recorrido que hicimos con los protagonistas de turno.
A pesar de los contenidos adicionales, es solo una excusa perfecta para volver a jugar uno de los títulos que hicieron historia en la industria.