Obsidian extrae la esencia de Fallout: New Vegas para plantear a The Outer Worlds como el inicio de un nuevo universo rolero lleno de conflictos espaciales.
Hay empresas que tienen talento para desarrollar un género específico de juego y Obsidian Games ha demostrado tener un don magistral tanto para los rpg como para la construcción de universos. Star Wars: KOTOR, Pillars of Eternity y Fallout: New Vegas son ejemplos concretos de diferentes temáticas y ambientaciones pero concebidas bajo un mismo hilo conductor: la libertad para tomar decisiones y ejecutarlas, con las consecuencias que eso implica.
The Outer Worlds no es una revolución dentro del género pero es el punto de partida que plantea Obsidian para la creación de un nuevo universo. Estamos ante un rpg puro y conciso, con una creación de personaje que se irá definiendo y curtiendo mediante la asignación de skills points a su personalidad, y un locación geográfica que nos llevará de viaje por varios planetas, atravesados por coyunturas políticas, sociales, económicas y bélicas, siendo nosotros la vía directa para intensificar esos conflictos o apaciguarlos.
La nueva propuesta de Obsidian es un western espacial en donde convergen diferentes estilos artísticos con una satirización de muchos conceptos que pesan hoy en nuestra actualidad (supremacia económica, esclavitud, avasallamiento político). No es un juego perfecto, pero se siente como el comienzo de una franquicia mucho más ambiciosa, que arranca con un lore establecido y multiples posibilidades para llevar a cabo las misiones, apostando a la rejugabilidad, tanto desde el punto de vista del armado de nuestro protagonista hasta las decisiones claves dentro del relato.
Conquistando Alción
The Outer Worlds se ubica 500 años en el futuro. La humanidad busca expandirse en el universo y encuentran en Alción el lugar ideal: un sistema solar poblado de diferentes planetas habitables que funcionan como el escape perfecto de la Tierra para comenzar una nueva era para la raza humana.
Sin entrar demasiado en el terreno de spoilers, solo les contaré que nosotros formábamos parte de La Esperanza, una nave poblada por eminencias de diversas ramas de la ciencia (tanto exactas, como políticas y sociales) y que quedó perdida dentro del cosmos espacial durante 7 décadas. En ese mismo tramo, otra nave colonizadora sí pudo llegar al prometedor sistema solar y comenzó su radicación allí, imponiendo sus leyes y estableciendo las reglas del juego en cada planeta.
Por suerte para nosotros, un científico llamado Phineas Welles ubica a La Esperanza y logra descongelarnos, poniéndonos como objetivo ir a Alción con el propósito de ayudarlo a descongelar al resto de la tripulación y salvar al sistema planetario de una crisis que alberga un poco de corrupción y un poco de ideales contraproducentes.
Obviamente, una vez que aterricemos en el primer planeta comenzaremos a conocer la vida dentro de Alción y empezaremos a tomar decisiones, tanto micro como macro. Cumpliremos objetivos que repercutirán dentro de la sociedad de cada una de las regiones que visitaremos como acciones que tendrán implicancia en la encomienda que nos encargó Phineas Welles, del cual no sabemos si confiar del todo o no.
Tendremos una libertad (al comienzo limitada, pero que luego irá expandiéndose) para recorrer los diferentes planetas e ir completando las numerosas misiones principales y secundarias que ofrece el juego. Por suerte, esa sensación inabarcable de recorrer un sistema solar se vuelve mucho más accesible cuando descubrimos que los diferentes mapas de los planetas abarcan mucha cantidad en poco espacio: tendremos muchos puntos rápidos para desplazarnos internamente y locaciones chicas, por lo que no tardaremos mucho en llegar de una punta a otra a pie si deseamos hacerlos. El juego tampoco busca que estemos horas y horas para llegar de un objetivo a otro; le interesa más la interacción con los habitantes, nuestros desenvolvimiento ante ellos y cómo respondemos ante las diferentes situaciones.
En The Outer Worlds hay un montón de cosas para hacer, pero el juego te lleva a través de un planteo bastante claro y conciso, que es donde además se desprenden todas las decisiones que pueden modificar el curso de los personajes. En cada planeta tendremos que intervenir en una situación x y si bien no voy a spoilear en lo absoluto, casi siempre la ecuación plantea dos facciones enfrentadas y en el medio decisiones morales y éticas que podrán fin al conflicto o lo intensificarán. El juego te obliga que te metás de lleno en las filosofías y pensamientos de los diversos bandos y sus líderes; comprender la manera en la que piensan determiná también que cumplas con sus misiones o decidas no ayudarlos. Por suerte, Obsidian maneja con claridad este campo y suele ser bastante explícito cuando estamos por cruzar una barrera que no tiene vuelta atrás.
La historia tiene un montón de matices, que se manejan a través de humoradas y satiras que logran una liviandad al momento de atravesar las 20 o 25 horas que te puede llevar una primera partida en The Outer Worlds. Hay mucho pero mucho diálogo (pero poco texto salvo algunos documentos específicos) y cientos de decisiones para ir tomando, lo que lo hace bastante dinámico y entretenido. Es un rpg, sí, pero mucho más suelto de cuerpo en su estructura lo que, acompañado a su ambientación espacial que va cambiando de planeta a planeta, logra que nos enamoremos en cada uno de nuestros recorridos.
Las misiones tienden a carecer de originalidad con el paso de las horas, pero gracias a sus diferentes ejecuciones constantemente estamos haciendo cosas diferentes, o todas a la vez al mismo tiempo, porque dependiendo de cómo distribuyamos los puntos de habilidad podemos mechar este el sígilo, la persuación, la piratería y la violencia extrema de un segundo a otro.
Un objetivo, diferentes opciones
Al comienzo de nuestra aventura por The Outer Worlds podremos definir nuestros rasgos físicos y atributos de personalidad. El primer aspecto es meramente estético y solo podemos apreciarlos cuando dejamos quieto el cursor, para que la cámara pase de primera persona a una vista aérea como si estuviese en stand by hasta que nos dignemos a retomar el movimiento. El editor de los rasgos es correcto pero no mucho más: no llega al nivel de detalle de los rpg más ortodoxos ni es algo tomado a la ligera.
Una vez que definamos nuestro sexo y aspecto físico, pasaremos a lo que realmente importa: la personalidad de nuestro personaje. Este aspecto es bastante clave y definirá cómo procederemos en gran parte de la aventura. Podemos optar por sacar ventaja en el combate, dando puntos a las armas melee y a las de distancia; o priorizar el diálogo, en el que se incluyen la persuasión para convencer a las personas o la capacidad de mentirles sin que se den cuenta. También tendremos la chance de destacarnos en la ciencia o la tecnología, favoreciendo nuestras habilidades para abrir puertas, piratear terminales o ser unos expertos en la elaboración de las medicinas.
Si bien al comienzo podremos ir asignando una buena cantidad de puntos a estos rasgos, cada vez que subimos de nivel tendremos otros 10 puntos para seguir aumentando estos recursos, donde podremos potenciar especialidades por separado o balancear entre varias opciones, logrando un personaje híbrido pero que sea flexible ante diversas situaciones.
Los primeros pasos en The Outer Worlds (en especial el primer planeta que exploramos) funciona como un tutorial ideal para entender las libertades y las limitaciones del juego. Para sacarle el mayor jugo al juego es clave hablar con cada unas de las personas que tienen habilitadas la posibilidad de conversar, ya que no solo nos nutriremos de lore e información contextual, sino que hay muchas misiones secundarias disponibles que ofrecen experiencia y jugoso loot, el cual merece un párrafo aparte.
El loot disponible es bestial, y aquellos que se deleitan agarrando todo lo que esté a nuestro alcance se deleitarán con todas las opciones que hay disponibles, tanto a nivel armamentístico como medicinal y alimenticio. Dependiendo la dificultad que elijamos, comer y dormir serán una obligación o no, algo que cambia drásticamente la experiencia, ya que en las dificultades más elevadas The Outer Worlds adopta conceptos de supervivencia más arraigados, mientras que en los niveles más accesibles eso pasa claramente a un segundo plano.
Tenía un poco de dudas sobre el combate, los tráilers no habían sido lo suficientemente claros y pensaba que iba a entorpecer la aventura. Muy lejos está el juego de ese pensamiento: la acción es precisa tanto en los enfrentamientos cuerpo a cuerpo como en los tiroteos. El sigilo le agrega un poco de condimento a las situaciones y si tenemos la suficiente habilidad podremos atravesar muchas situaciones sin ser detectados. Además, hay un arsenal sumamente nutrido que varía entre espadas, martillos, guadañas hasta pistolas, fusiles, escopetas y algunos chiches sci-fi que tienen su propio deleit. De yapa, podremos modificar estas armas incidiendo incluso en el tipo de munición que utilizan, la cadencia o la munición. Para el plano de las armaduras el proceso es similar: podremos equiparnos algo en el torno y en la cabeza, y encontraremos decenas de opciones que podrás ser alteradas mediante diferentes power-ups.
La libertad para llevar a cabo las misiones es tal cual nos lo prometieron los muchachos de Obsidian: podremos hacer las cosas lo “moralmente mejor” o precisamente podremos matar a todo lo que se nos cruce. ¿Que cambia en dicho proceso? Muchas misiones secundarias se eliminan, algunos caminos se acortan y otros varían, pero realmente el tramo final no variará demasiado dependiendo de nuestro accionar. Es rescatable que cada misión se pueda abordar de diferentes maneras y que las opciones de diálogos nos lleven a aliarnos o enfrentarnos con las personas que interactuamos, pero se siente más que, a pesar de todas las bifurcaciones que ofrece The Outer Worlds, casi todos los caminos llevan a las mismas implicancias.
No estaremos solos tampoco en nuestra aventura ya que sumaremos a nuestras filas 6 personajes que servirán como aliados en el combate pero que al mismo tiempo tendrán su propio desarrollo narrativo, con misiones secundarias que nos obligarán a transitarán varios puntos de Alción.
Un mundo lleno de color listo para ser descubierto
The Outer Worlds no ostenta un poderío audiovisual apabullante ni un motor gráfico que sea digno de recordar, pero dentro de los estándares actuales que manejamos al momento de analizar una propuesta de estás magnitudes estamos ante una correcta propuesta visual y sonora. Obsidian logra que recorrer cada planeta se sienta diferente principalmente en sus estructura edilicias. Visitaremos regiones con connotación mayormente industrial, otras más futuristas, urbes más civilizadas o fábricas con destilaciones steampunk por todas las esquinas. Es en estas ubicaciones donde el juego logra radicar una belleza singular.
Es esos detalles donde el color y la magia de The Outer Worlds sale a borbotones. Esa sátira constante que podemos apreciar durante las pantallas de carga, en el interior de algunos edificios e incluso, como podrán ver en la imagen que está a continuación, como un cartel nos indica que estamos ante un laboratorio secreto.
Por otra parte, los entornos más abiertos pecan de una repetición en su fisionomía y desarrollo, que varían por el color del cielo o la flora que crece en sus suelos. El diseño de las armas es fabuloso y el nivel de detalle que le otorgaron a cada uno de los items es sumamente precioso. Donde sentí que se quedaron cortos es, en parte, en la variedad de enemigos que podremos encontrar y las criaturas que abundan en los planetas. Rápidamente veremos la misma “fauna” repetirse entre regiones, quitándole esa frescura que sí logra las otras aristas.
La banda sonora sin destilar ninguna joya funciona bastante bien, destacándose por sobre el resto de las aristas las voces de todos los personajes del juego, que no solo están bien sino que le imponen un grado mayor de realismo a la inmersión.
Conclusión
The Outer Worlds no es un rpg perfecto. La rejugabilidad de la que tanto nos invita a realizar el juego tiende a ser un poco artificial en el paso final de todas las decisiones que tomamos. Sin embargo, Obsidian logra crear un mundo completamente atráctivo, lleno de mátices e historias para escuchar en cada uno de sus rincones. Hay varios mensajes que se tratan con sutileza y otros que se tiran sin anestecia.
Por suerte, el juego no solo se apoya en una estructura de diálogos sólida y una diversidad al momento de llevar a cabo de las misiones, explorar todos los planetas es divertido y sumergirnos en combate no nos decepciona ni un poco.
Si continúa por esta senda, Obsidian sentó las bases con The Outer Worlds el punto de partida para una franquicia que nos puede dar más alegrías en los años venideros.