Brok3nsite homenajea a los primeros Survival Horror con Dawn of Fear, una aventura con demasiada nostalgia, para bien como para mal.
PlayStation Talents es el sitio en el que Sony ofrece padrinazgo y apoyo a las pequeñas desarrolladora que están dando sus primeros pasos en la industria de los videojuegos. En Geeky le hemos dado cobertura y analizado varias de las propuestas que han salido de este proyecto y el más reciente de ellos es Dawn of Fear.
Desarrollado por Brok3nsite, Dawn of Fear, exclusivo de PlayStation 4, es una regresión en el tiempo al génesis de los Survival Horror en 3d, que comenzaron esa pequeña época de oro con Resident Evil, y que luego le siguieron su paso otras franquicias ya existentes como Alone in the Dark, así como también nuevos exponentes como Silent Hill, Countdown: Vampires, Dino Crisis, Clock Tower, Echo Night y la lista puede seguir.
Dawn of Fear, bajo esta premisa, es un homenaje con la fidelidad que conlleva esta palabra: una lugubre locación llena de secretos y puzzles, un sistema de cámara fija, escasez de municiones y una buena cantidad de criaturas que intentarán destruirnos en la primera de cambio. Sin embargo, este homenaje también trae como consecuencia varios problemas estructurales y técnicos que pueden hacer de este juego, por momentos, un verdadero dolor de cabeza y si no sos un fiel amante del género puede que la propuesta no la mires con los mejores ojos.
Resolviendo asuntos familiares
La premisa argumental de Dawn of Fear tiene ese arranque de película clase B que le sienta bastante bien al género y que, por lo menos, al comienzo nos despierta una chispa de interés. Controlamos a Alex, un joven que recibe el aviso de que su madrastra falleció y tiene que regresar a la casa en la que se crió para resolver algunas cuestiones sobre la locación y las pertenencias que quedaron en el lugar.
Rápidamente, la situación se va de control, y cuando encontramos a la persona que nos acompaño hasta el lugar crucificado en la puerta de entrada y una especie de zombies pululando por los pasillos de la mansión, notamos que algo claramente va absolutamente mal. No tardamos en encontrar nuestra primera arma (la siempre fiel pistola) para aventurarnos dentro del lugar e ir averiguando qué es lo que realmente está sucediendo y por qué nuestra presencia en el lugar es tan relevante.
La falta de cinemáticas y voces en los diálogos le quita cierto encanto a la historia, que va armando su rompecabezas con los distintos archivos que iremos encontrando. Lo que comienza siendo un inicio prometedor termina convirtiéndose en un justificativo para explorar la mansión, dejando al argumento rápidamente en un segundo plano, porque no hay material dentro del juego que le de sustentabilidad.
No van a faltar los numerosos cliches y alguna que otra vuelta de tuerca, pero que es puramente intencional, continuando con esta línea que busca homenajear las raíces del género.
Una jugabilidad que arrastra los mejor y lo peor de los ’90
No pasa mucho tiempo desde que comenzamos la partida hasta que tenemos el control de Alex y rápidamente nuestros buenos recuerdos sobre los survival horror de los ’90 comienzan a transformarse en una realidad absoluta, donde comienzan a florecer todos esos problemas técnicos que no veíamos en su momento.
Los controles no son del todo confiables cuando la cámara cambia de perspectiva, así que estaremos un buen tirón renegando con esta acción tan simple como lo es el desplazamiento, para luego llegar al momento del combate. Alex es tan rústico como un mueble oxidado, y si ya tiene un andar robusto, el tema de apuntar y disparar se le complica más de la cuenta.
Cada disparo mal efectuado es un suplicio (más aún cuando usamos la escopeta) y la sensación de inexperiencia que brinda al protagonista te lo dejan claro con estas aristas, solventando de esta manera las limitaciones técnicas que ofrece un título con bajo presupuesto de desarrollo.
Hay 3 clases de enemigos diferentes: los convencionales zombies, unas criaturas con cuchillas y una bestias de 2mts que nos generarán más de un dolor de cabeza, ya que no solo nos matarán de 2 golpes, sino que una vez que nos pegan es muy difícil escapar. Por suerte, no estaremos obligados a derrotar a cada una de estas cosas que se nos cruce, sino que podremos esquivarlos, algo clave si lo que buscamos es ahorrar municiones.
Los bosses son un párrafo aparte dentro de esta arista. Son de los puntos más flojos del juego (ni hablar del primero, algo completamente inentendible), pero podemos destacar que Dawn of Fear no buscar en su mayoría que usemos la fuerza bruta a base de balazos para derrotarlos, sino que tenemos que utilizar el entorno para vencerlos.
Los recursos son escasos pero bien distribuidos, no así los save points, que son limitados. En vez de utilizar cinta y maquina de escribir, tendremos unas velas que ofician de dicha función. Dependiendo el lugar, tendremos entre 1 y 3 chances de poder grabar, pero no están colocados en una forma que no resulte engorrosa en determinados tramos del juego, cuando tengamos que ir de un punto a otro o hayamos encontrado algún item clave para algún objetivo.
El diseño de la mansión que exploramos, más allá de la clara inspiración a Resident Evil 1, es bastante correcto y se irán habilitando diferentes secciones de forma escalonada a base a utilización de llaves y resolución de puzzles. En cuanto a estos últimos, van variando en su dificultad y estilo, intentando dar un poco de frescura a la situación.
La duración no es un dato menor, ya que podremos completar la aventura en 3 o 4 horas y más allá de encontrar todos los archivos y armas disponibles, no hay mucho para hacer en Dawn of Fear, ni siquiera algún nivel de dificultad más exigente.
El título se divide tácitamente en 2 mitades y cuando “comenzamos” la segunda parte, la exigencia del juego aumenta rádicalmente. ¿cómo logran esto? Reduciendo la cantidad de items a encontrar y aumentando la aparición de enemigos de forma radical. Si ya veníamos con problemas antes de atravesar esta instancia, este cambio en la ecuación puede tornarse desesperante
Gráficamente está por debajo de la media. Si bien los escenarios fijos están artísticamente bien retratados, la figura de nuestro protagonista es realmente pobre y ni hablar de los enemigos, que no tienen un gramo de imaginación.
Conclusión
El gran problema de Dawn of Fear es que, en la búsqueda de homenajear constantemente a los grandes survival horror de los ’90, no logra tener algún elemento que lo destaque. Es una conjunción de situaciones y elementos vistos en otros exponentes, con una calidad técnica por debajo de la media y unos controles poco flexibles.
Tiene un arranque interesante, que se va desdibujando con el correr de los minutos y que logra reflotar en el tramo final. Los fanáticos del género encontrarán un montón de guiños y sutilezas que les producirán un dejé nostálgico en determinados momentos, pero es una propuesta que se vuelve cuesta arriba por su gran cantidad de bugs.