La hermana menor del detective más famoso del mundo llega a Netflix con un fuerte mensaje feminista y una fantástica Millie Bobby Brown, en una historia demasiado genérica.
Por esta altura Enola Holmes debería estar proyectándose en las salas de cine, pero con este año poco fortuito marcado por una pandemia que lo ha deformado todo, podemos disfrutar de la primera aventura cinematográfica de la hermana menor de Sherlock a través de Netflix. Millie Bobby Brown es la encargada de dar vida a este atractivo personaje, proveniente de la novela de Nancy Springer, que llega con un claro mensaje aunque sin la suficiente fuerza como para poner a la película por sobre el básico de las aventuras detectivescas.
Un sinfín de adaptaciones de la historia de Sherlock Holmes hemos visto tanto en la gran pantalla como en la televisión, siendo probablemente la versión de Benedict Cumberbatch la más destacada y la última que tenemos en la memoria. Por este motivo es que este resurgir del personaje, mediante el protagonismo de su hermana Enola Holmes, resultaba tan atractivo desde el vamos y se anticipaba como una propuesta más que interesante dentro de las novedades del catálogo de Netflix para este mes de septiembre.
Durante los primeros compases la película dirigida por Harry Bradbeer (Killing Eve) consigue cautivarnos, con la presentación de la joven detective y su estilo narrativo que intenta reflejar el relato de la obra literaria, con un dinámico viaje entre el pasado y presente del personaje condimentado con una estética de buen gusto. La premisa se plantea con sencillez a la vez que los personajes principales -Enola, Sherlock y Mycroft- se presentan con rasgos de personalidad bien marcados, por lo que pronto entendemos cuáles son las intenciones de cada uno y su rol en la historia. Van 20 minutos de película y estamos enganchados.
Sin embargo, cuando la aventura realmente comienza, no tarda demasiado en mostrar sus verdaderas intenciones. De repente, tras una hipnótica secuencia a bordo de un tren, la película pasa de ser una sólida aventura a un romance adolescente. El personaje de Lord Viscount Tewksbury (Louis Partridge) pronto quiebra la fortaleza de la protagonista y, con su personalidad estereotipada del joven aristócrata algo tonto pero encantador, lleva la interesante premisa que se construyó durante la primera parte de la película hacia un camino genérico por el que ya hemos caminado durante muchas otras producciones del género antes.
A partir de ese momento Enola Holmes entra en un tira y afloja. La película intenta constamente reforzar a la protagonista e introducir el mensaje feminista acentuado tanto por la propia detective como por su madre, pero el propio mensaje acaba siendo exageradamente explícito y por momentos metido a la fuerza. Una pena porque lo que quiere decir es interesante, pero el director Harry Bradbeer debería aprender que a veces menos es más y que las sutilezas en muchas ocasiones pueden decir más que las frases prefabricadas.
Más allá de todo esto la película de Legendary Pictures y Netflix consigue cumplir con los estándares más clásicos de las aventuras de detectives y hace bien en darle a cada personaje el tiempo que debe. Pero a fin de cuentas el verdadero bote salvavidas de esta producción es la propia Millie Bobby Brown que por fin consigue un personaje a su altura por fuera de Stranger Things, pudiendo lucir todos sus dotes de actriz y así empezar a surcar su camino a lo que, esperamos, sea un futuro prometedor. Sam Caflin cumple muy bien como el altanero Mycroft y Henry Cavill está aceptable como Sherlock (sí, queremos mucho a Henry, pero no es el mejor interprete que el cine haya visto).
Concluyendo, Enola Holmes arranca bien y plantea su premisa con buen gusto, atrapando al espectador durante su primera parte. Sin embargo, pronto se quiebra y deja ver sus verdaderas intenciones, volviéndose una aventura detectivesca genérica con toques de romance adolescente que van en detrimento del mensaje feminista que la película intenta transmitir de forma demasiado explícita. La propia personalidad del personaje y la encantadora Millie Bobby Brown son las que acaban por rescatar a esta propuesta de Netflix del hundimiento, pero tampoco alcanzan para recomendarla demasiado.