Todd Howard y Amazon Studios nos regalan una grandiosa adaptación de la saga de videojuegos, que funciona tanto para gamers como para novatos en este apocalipsis nuclear.
Tiempos alegres para todos aquellos que disfrutamos de las adaptaciones de videojuegos. Por suerte, con la llegada de series como The Last of Us y la que en este caso nos convoca, parece que empezamos a dejar atrás los oscuros tiempos que debimos transitar en los últimos años. Porque sí, por suerte Amazon Studios con el asesoramiento del siempre presente Todd Howard y nombres en la dirección como el de Jonathan Nolan, han sabido sacar jugo al que quizás sea uno de los universos más ricos para explorar dentro del gaming. ¿Qué hace bien y en qué falla Fallout?, ¿funciona tan bien para jugadores como para simples espectadores? A esas y otras tantas preguntas más intentaré poner respuesta a continuación.
“The war never changes” dice uno de los lemas más famosos de la saga de videojuegos creada por Bethesda Softworks y así es, la guerra nunca cambia. Por eso es que habiendo creado un universo postapocalítico tan rico, la empresa estadounidense ha sabido regalarnos una amplia serie de existosos títulos. Lo interesante de la serie Fallout es que hace lo mismo que cada uno de los juegos antes mencionados, replica esa fórmula que antes nos involucró como protagonistas y resuelve con igual efectividad aunque en este caso nos ponga en el lugar de meros espectadores.
Y queda claro que hay una intención a la hora de repetir la fórmula cuando enumeramos las características principales de su planteamiento: un evento interrumpe la paz del refugio en el que habita el/la protagonista, este se ve obligado a salir a la superficie y como principal movilizante aparece el rescate de un familiar. Lo que hace bien la producción de Amazon es adherirse lo suficiente a esta premisa como para sentirse familiar, pero separarse también lo justo como para aportar una cuota de frescura. Ejemplos de innovación son la razón por la que el caos se desata en el Vault 33 o incluso el hecho de aventurarse en ese submundo interconectado de los diferentes refugios que, hasta ahora, nunca los vimos coexistir de esta manera.
El Fallout de Prime Video presenta, además, una narrativa a la altura del resto de títulos que esta nuclear franquicia ha originado. Se toma las licencias justas y necesarias en un universo que casi no conoce límites para sumerginos en una narrativa interesante, con una protagonista carismática (nuevo acierto de Ella Purnell) y unos compañeros de viaje (o enemigos) que suman a la ecuación. Eso sí, quizás no todos los elementos están a la misma altura, caso es el de un Maximus que no termina de explotar o la falta de un villano de peso. Poniéndome en los pies de quien no jugó a los videojuegos también puedo entender que puede faltar un poco de foco en las facciones, algo que podemos ver en el retraro de una Hermandad de Acero que quizás se posa demasiado en su vertiente dictatorial dejando por completo de lado su costado justiciero.
Sin embargo, si tuviese que hablar del principal defecto de la producción hablaría de su ritmo y falta de consistencia. Hay una característica que vemos mucho en las series en estos tiempos de facilidad total para la cancelación y es la de querer tirar toda la carne a la asador, de querer capturar en seguida al espectador para que este no se baje del barco. Esto también recae sobre Fallout, que nos regala un primer episodio maravilloso, frenético, cargado de información y que después tiene algunos problemas para mantener ese ritmo. Algunos capítulos casi que funcionan como un manual con información para quienes no conocen su mundo. Lo bueno es que nunca llega a perder el rumbo y justo en el momento en que parece dispersarse de su objetivo, vuelve a enfocarse y termina a la altura de su prometedor origen.
Quizás estoy pecando de subjetivo al decir esto pero no puedo imaginar que la serie sea igual de atractiva para quien no jugó los juegos como para quien sí lo hizo. Para mí, la mayor magia de Fallout radica en la increíble réplica del mundo postapocalíptico creado por Bethesda, en esa infinidad de guiños que aparecen desde el primer hasta el último episodio, en todos esos elementos distribuidos por esa gran recreación de su universo radioactivo. Las criaturas, la comida, los elementos decorativos,la música, los trajes de las diferentes facciones (mi dios lo que impone la Hermandad de Acero), todo está ahí. En Amazon Studios han hecho lo que se debe hacer cuando se adapta un mundo tan rico, tomar todos sus elementos, su sólida base, y a partir de allí crear una nueva historia que funcione tanto para fanáticos como para el público en general.
Porque sí, puede que el mayor mimo sea para los fanáticos de la obra de Todd Howard y compañía, pero el resto de espectadores también puede encontrar en Fallout un entretenimiento altamente adictivo. Dejando su origen de lado, la serie presenta una historia postapocalíptica fascinante, con un tono tan radical como atractivo y una súper producción pocas veces vista dentro del género, sobre todo en plataformas de streaming. Insisto, Bethesda construyó una base tan sólida a lo largo de los años y puso sobre el escenario tantos elementos explotables, que Prime Video hizo lo que debía hacer: tomar todo eso y ponerlas, con un toque de originalidad, al servicio del planeta.
Concluyendo, tenemos una nueva entrega para firmar la era dorada de las adaptaciones de videojuegos. De hecho, puede que la de Amazon Studios sea la mejor que hayamos visto hasta ahora. Los padres de Prime Video tomaron la obra de Bethesda Softworks, mantuvieron su sólida base y construyeron a partir de allí una nueva y atrapante historia en este fascinante mundo postapocalíptico.
Aunque tenga algunos problemas de ritmo, acelerando por momentos demasiado su narrativa, Fallout es una serie que mima el corazón de los fanáticos y es igual funcional para el público en general. Renovada por una segunda temporada, nos vemos la hora de que Lucy y compañía sigan explorando el vasto yermo radioactivo.