Allá por 1977, Mi amigo el dragón deslumbraba al público combinando actores reales con personajes animados. A casi 40 años de su estreno, Disney repite la formula y lanza el reboot que llega este jueves a nuestro país, desde Geeky ya tuvimos la oportunidad de verla y te contamos como estuvo.
Para esta nueva versión, los escritores se permitieron modificar parcialmente la trama para adaptarla al público moderno y lo hicieron muy bien.
Un niño de cinco años llamado Pete (Oakes Fegley) queda solo y asustado en el bosque luego de un accidente automovilístico en el que sus padres resultan muertos. Presa del pánico, comienza a correr en busca de auxilio, adentrándose cada vez más en el bosque. Cuando parece haber perdido toda esperanza, encuentra al mítico y legendario Dragón de Millhaven con quien formará una gran amistad.
Mi amigo el dragón es un film apto para toda la familia apuntado a los más chicos de la casa y, como tal, cumple las expectativas. Entretiene, emociona y deja una linda enseñanza.
La historia está bien contada, cada momento cumple un rol importante en los acontecimientos, el hilo conductor es claro y no por eso predecible. Con algunas decisiones inesperadas de guion, logran alejarse de los clichés del género haciendo que nos llevemos unas lindas sorpresas.
Al ser una comedia dramática, el film está repleto de altibajos emocionales que nos hacen pasar en segundos de una lágrima a una sonrisa. Si bien la idea es correcta, la distribución de estos espacios dejo algo que desear, el abuso de recursos dramáticos demasiado temprano en la historia no nos da el tiempo para empatizar con los personajes y hace que pasen de ser tristes tediosos. Sin embargo, esto se corrige hacia la mitad del film, cuando ya nos empapamos en la historia de los protagonistas y los acompañamos en sus derrotas.
El elenco es excelente, desde los actores más jóvenes hasta los más reconocidos dejan una muy buena imagen, destacando especialmente a Robert Redford y Karl Urband. El único eslabón flojo en la cadena fue Brice Dallas Howard, a quien no le atribuimos la debilidad argumental de su personaje, las acciones y diálogos que le escribieron son tal vez muy exagerados y nos sacan un poco de contexto.
El mayor desacierto de la película es, sin lugar a dudas, el diseño del dragón, Elliot. Sin exagerar, desde la primera vez que lo vemos, no podemos dejar de pensar que es un hermano perdido de Clifford pero verde y con alas. Así es, el dragón se asemeja exageradamente a un perro, no solo en apariencia sino también en gestos y acciones. Vale rescatar que la tecnología utilizada en la realización y las terminaciones del personaje son de primera calidad, similar a la utilizada en El libro de la Selva.
Lee también: Critica de El libro de la selva
Las consecuencias de esta decisión hacen que constantemente salgamos de contexto al ver al dragón reaccionar como un perro y, a causa de esto, el film pierda credibilidad.
Mi amigo el dragón encuentra un punto fuerte en el apartado de la banda sonora y musical, el nivel se mantiene durante toda la película y se intensifica llegando a su auge en las escenas más críticas o finales.
En conclusión, no es una película mala. Los objetivos se cumplen, las emociones se sienten y salimos del cine con una sonrisa. Si bien algunas cosas se podrían haber hecho mejor, el producto final es bueno.
Aunque no se vaya a transformar en un clásico instantáneo ni llegue a sobresalir entre los estrenos infantiles del año, Mi amigo el dragón es una película disfrutable de esas que cada vez que te cruzas en la tele las miras aunque sea un rato.
¿Vos ya la viste? Contanos que te pareció!