Y una vez más, Arnold volvió como el exterminador que lo llevó a la fama. Terminator: Génesis, esta especie de reboot/secuela no se transforma en una joya del cine ni tampoco es algo mediocre; es un film que, con un argumento agarrado fuertemente de los guiños a las dos primeras partes, no llega a la altura de las expectativas.
Seamos sinceros. Las dos primeras películas creadas por James Cameron, son insuperables. Desde el impacto y la trama se transformaron en films de culto, distanciándose años luz de las secuelas de 2003 y 2009 respectivamente. Sin embargo, el director Alan Taylor (Thor 2) ofrece, intentando dar un nuevo giro a la historia sin despegarse mucho de las escenas trilladas y ya vistas en la franquicia, una vuelta de tuerca a la historia con el único fin de poner en pantalla al austríaco el mayor tiempo posible.
Los viajes en el tiempo son la vedette de este film. La trama arranca en 2029, con la guerra entre los humanos y las máquinas llegando a su fin. La resistencia; liderada por John Connor (Jason Clarke), logra destruir a Skynet pero descubre que el arma más poderosa del enemigo había sido activada: una máquina del tiempo, con la que un exterminador regresó a 1984 con el fin de matar a Sarah Connor. Sin perder tiempo John, decide mandar a su mano derecha Kyle Reese (Jai Courtney) para cumplir la riesgosa misión, donde el futuro de la humanidad depende de su éxito
Luego todo comienza a suceder muy rápido, al momento que descubrimos que Sarah Connor es una guerrera experta en combatir maquinas, gracias a la ayuda de Arnold, desarrollando los hechos principales de la película a una velocidad que no permite apreciar con eficacia las cosas que van sucediendo. Si vieron los trailers promocionales de la película cometieron un gravisimo error, ya que gran parte del film se ve explicado en esas escenas, sumado a las pequeñas sorpresas que uno se puede encontrar a lo largo de los 126 minutos de duración. La acción comenzará a transportarse por distintas épocas con un único fin: destruir a Skynet de una vez por todas.
Génesis nace con una premisa que llamó la atención y la volvió particularmente atractiva: como agarrar dos films y crear algo completamente distinto, fusionando lo mejor de ambas entregas. Pero termina cayendo muy rápido, con un vacío significativo en el argumento, con muchas preguntas inconclusas, dejando las respuestas a un simple “porque si”, sumado a un final bastante repetitivo a lo que ya venimos viendo últimamente.
Una de las grandes dudas era como se iba a desenvolver el enemigo de turno y esto se transformó en un punto a favor. El T-3000, el modelo de exterminador más avanzado y mortífero hasta el momento, encaja perfecto en el papel de antagonista principal, gracias a los delicados efectos especiales se muestra como una verdadera máquina de matar.
Párrafo aparte se lleva el papel de Arnold, que a punto de cumplir 68 años vuele a ponerse en la piel del robot modelo T-800. “Viejo, pero no obsoleto”, dice en más de una ocasión, para recalcar que la edad es solo un número y todavía tiene con que seguir, siendo el guardián de Sarah Connor. La mayor parte de diálogos chistosos y escenas graciosas lo tienen al austriaco como eje, marcando la pauta de que todo sigue pasando por él.
Guiños y Easter Eggs son algo que abundan de principio a fin, y aportan ese granito a la nostalgia. Desde la música hasta ciertos diálogos y escenas, este Reboot trata de ganarse nuestro cariño desde ese aspecto.
Ciertamente la película no decepciona ¿Esperábamos mucho más? Desde el vamos que si; quizás era improbable que este a la altura de Terminator 2, pero no estuvo a la altura de las circunstancias. Esto no significa que la película sea un desastre (o Terminator 3, si le queremos poner un sinónimo), aprueba pero raspando. Aunque quédense tranquilos, todo indica que mas temprano que tarde Schwarzenegger regresará para seguir manteniendo con vida esta franquicia que parece tener, como mínimo, dos secuelas más.