Llegó Advance Wars 1+2: Re-Boot Camp, la resurrección de una de las franquicias olvidadas de Nintendo.
Después de una década dominada por la faceta más fantasiosa y RPG de los simuladores de guerra y la estrategia en turnos (lease Fire Emblem), Nintendo vuelve a apostar por sus clásicos, y lanza Advance Wars 1+2: Re-Boot Camp. La historia de este juego comenzó con la saga Wars, que supo tener un lugar importante en cada nueva tecnología que lanzaba la gran N japonesa. Sin embargo, luego de retitularse Advance Wars, y enfocarse en las consolas portátiles, sufrió una debacle que la mantuvo en la oscuridad hasta el 2021, cuando se anunció que regresaría como Re-Boot, de la mano de WayForward.
Esta nueva entrega es, como indica su título, una reedición de los dos juegos originalmente de Game Boy Advance, con una revisión completa de las gráficas y la banda sonora, algún que otro ajuste de las campañas, y varios ajustes de calidad de vida que vamos a estar hablando punto por punto. Pero antes de entrar en esos detalles, empecemos entendiendo un poco más de qué nos ofrece Advance Wars 1+2: Re-Boot Camp.
Jugando a la guerra
Igual que supo ser el juego original, el Re-Boot es un juego de estrategia por turnos donde dos facciones se enfrentan en combate bélico con unidades y vehículos de combate moderno (no contemporáneo) sobre un tablero. Es decir, algo como un Age of Empires, centrado a mediados del siglo XX, que tiene lugar dentro de un tablero de ajedrez, y bastante simplificado en lo que a recursos respecta. Una receta curiosa.
La propuesta es muy similar a la de su primo también creado por Intelligent Systems, Fire Emblem, pero con la gran diferencia de que descarta del todo el factor RPG. Nuestras piezas del tablero en el combate de Advance Wars son pelotones de tanques, bombarderos o submarinos que van perdiendo unidades en sus enfrentamientos. Esto para explicar que los soldados no tienen nombres ni historia. A diferencia de los Lords de Fire Emblem, estos combatientes son tan descartables como los troopers de Star Wars.
El factor de personalización en las batallas llega a la hora de elegir entre los distintos comandantes. Cada uno tiene sus favores y contras a la hora de desplegar sus fuerzas sobre el tablero, y cuentan también con habilidades especiales que pueden ser disparadas durante el enfrentamiento para cambiar el rumbo del combate. Y acá la salvedad, que no podemos decir que es un juego del todo realista, porque algunas de estas habilidades son bastante mágicas, pero nada sobrenatural (o no mucho).
Cada partida es un despliegue de estrategia, y cada movimiento importa para llegar a la victoria. Tener una buena idea o habilidades pulidas marcan totalmente la diferencia a la hora definir el combate, lo cual es muy gratificante para el jugador.
Antes de cerrar este apartado de jugabilidad, vale la pena aclarar que nada de lo que venimos hablando hasta ahora varía de lo que originalmente ofrecieron ambos juegos de Game Boy Advance. Salvo por algunos cambios de calidad de vida que comentaremos más adelante, no hay diferencias en la jugabilidad de Advance Wars 1+2: Re-Boot Camp. Pero este es a su vez el punto fuerte de los juegos, así que ¿para qué arreglar lo que no está roto?
Bienvenidos a Wars World
Todos estos enfrentamientos tienen lugar en los continentes de Wars World, un mundo donde las batallas bélicas son moneda corriente, o al menos desde que el territorio de la nación Orange Star fue invadido por las fuerzas de Blue Moon, a cargo del impulsivo comandante Olaf. Esto es lo que narra la campaña, en la que desde entonces, la mayor parte del juego estaremos a cargo de las fuerzas del país naranja, mientras intentamos vencer a las facciones que intentan desbalancear el estado actual de la política de Wars World.
Las campañas son parte importante de la experiencia de Advance Wars 1+2: Re-Boot Camp, ya que es donde aprendemos de forma paulatina cómo se usa cada unidad, cúal es la idea de cada comandante y las diferentes formas de vencer una partida. Y todo esto de una forma muy natural e incremental.
Un gran punto a favor es que el modo historia del juego sabe muy bien cuándo sus combates podrían tornarse monótonos, y en lugar de darnos más de lo mismo, arroja una pelota curva para cambiar el ritmo. Esto se vuelve especialmente notable cuando jugamos la segunda campaña, Black Hole Rising, que empieza a barajar con nuevas unidades, más poderes especiales, y facilidades nuevas que rebalancean totalmente las partidas.
Y si bien a ambas campañas se les agregó un nuevo modo Casual, con dificultad reducida para quienes quieran un recorrido simplificado del juego, el modo clásico tiene una curva de aprendizaje y complejidad bastante justa. Es decir, al principio las partidas son sencillas y nos guían bastante en qué debemos y podemos hacer, pero progresivamente nos sueltan la mano y nos dan lugar a desarrollar nuestra propia estrategia.
Lo que llama la atención, es que toda esta inventiva a la hora de diseñar los niveles pareciera que fue puesta a un lado a la hora de escribir la historia. Definitivamente no es el punto fuerte del juego. Todo apunta a que está enfocado a un público infantil, con personajes planos y una trama igual de superficial, que nos lleva a recorrer el mundo de Wars World al paso del cañón sin hacer preguntas ni pensar dos veces antes de apretar el gatillo.
Y una trama ligera no sería un problema, salvo por las veces en que la falta de sustancia narrativa nos expulsa del juego, a través de la 4ta pared, y empezamos a preguntarnos cosas como “¿cómo llegamos a invadir un continente, si nos estábamos defendiendo?” o “¿Por qué esta gente está tan ansiosa de perder cientos de soldados peleando contra gente que saben que no son sus enemigos?”.
Pero esto solo importa para uno de los modos del juego, y siendo que es la excusa para acceder al contenido desbloqueable y poner a prueba nuestro ingenio. Aquellos que sean de armas tomar y salten directo a la acción, no se van a perder mucho que digamos.
Mismo juego e historia, gráficos renovados
Este es el principal punto que distingue el juego original del Re-Boot. Tuvo una completa renovación de su apartado gráfico. Para empezar, el caricaturesco pixel art del campo de batalla fue reemplazado por un estilo que hace lucir todo medio diorama y juguete; el mismo que se usó para el relanzamiento para la Switch de The Legend of Zelda: Link’s Awakening.
Este estilo entre plastilina y muñequito de plomo le da un aspecto moderno a un juego de principios del milenio, y logra enfatizar el espíritu lúdico que caracteriza a este juego. Sin embargo, no termina de estar todo lo pulido que podría. Esto se nota en las figuras humanas del tablero, que son algo extrañas y tienen algunos problemas con las sombras. Pero también los desperfectos afectan la jugabilidad, ya que a veces se puede tornar difícil diferenciar algunos tipos de unidades, y lo mismo el distinguirlas del fondo cuando están posadas sobre un edificio de su equipo.
En esta misma línea, la decisión de ubicar las batallas en un tablero, si bien se puede entender desde el punto de vista del estilo gráfico, parece un poco descontextualizado en la narrativa del juego, ya que combaten en tierras de cada país.
Pero más allá de todo, el punto más alto del revamp gráfico son las animaciones de los comandantes y de las cinemáticas. Este estilo gráfico de caricatura también combina a la perfección con el tono del juego, pero sin el lujo de generar inconsistencias. Las animaciones de los personajes durante las conversaciones y la batalla logran conferir toda la personalidad que la narrativa se negó a darles, y si bien las cinemáticas tienen claramente una baja cuenta de cuadros por segundo, logran compensarlo con gracia y estilo.
Marcando el tono de la batalla
Si bien es un cambio menor en lo que hace a Advance Wars 1+2: Re-Boot Camp, el juego viene con algunos agregados también en el apartado sónico.
Ahora los comandantes tienen actores de voz que suman a darles personalidad. Están muy bien logradas y son una gran elección para cada personaje; pero, a diferencia de las animaciones de cinemáticas, acá se siente bastante la escasez de recursos. Porque en general, solo hay una oración importante grabada entera, y el resto de los textos son frases aisladas en el mejor de los casos, y gruñidos en el peor.
Ojo, podría ser entendible, varios juegos usan solo voces gestuales para brindar tono; pero Advance Wars 1+2: Re-Boot Campo no se decidió qué tipo de voice-acting quería, y al hacer algo intermedio, quedó a medio camino para ambos sentidos.
En cuanto a la música, también es una adaptación algo tibia. Todas las canciones se reinstrumentaron para seguir con la modernización de estos títulos, sin embargo pareciera que solo se actualizaron los sonidos; y trajeron las limitaciones de cantidad de instrumentación y memoria de los juegos originales. Algunas de las canciones pueden volverse repetitivas hasta el hartazgo durante un combate por lo cortos que son los loops; y esto solo lo salva la afortunada decisión de hacer versiones alternativas durante los poderes especiales (lo cual se nota especialmente jugando en el modo del segundo juego). Y aunque los sonidos ya no son los osciladores de Game Boy Advance, mucha de la instrumentación sigue sonando a emulaciones de instrumentos digitalizados, lo cual no está del todo a la altura de las posibilidades de la Switch.
Pero estos comentarios quizás más técnicos no quitan que las composiciones estén bien ordenadas y logradas. Al igual que en la entrega original, cada comandante tiene su propia canción característica, que caracteriza al personaje. Y más de una (por el bombardeo de repeticiones) termina grabada a fuego en nuestras cabezas.
La guerra nunca cambia, pero Advance Wars, sí
Ya lo dijimos, el Reboot es muy fiel a los juegos originales. Pero tiene un par de cambios útiles que hacen que la experiencia en general para los jugadores sea más amigable.
Agregaron la muy conveniente posibilidad de rehacer el turno, la cual ahorra mucho tiempo, salvando errores y permitiendo llevar a práctica nuestras tácticas como las imaginamos. Y en esta misma línea, como el juego va guardando siempre el último turno automáticamente, si llega a suceder algún evento desafortunado, podés descansar en que el juego está para recuperar tu partida, a lo sumo perdiendo un turno.
También se agregó la posibilidad de acelerar las animaciones y los turnos del enemigo. Si bien no es fundamental para el juego, sin duda es ventajoso e ideal para las personas ansiosas. Aunque quizás sea más práctico desactivar las animaciones.
Y finalmente, la más grande de todas las mejoras, es cómo se disponibilizaron los accesos a los comandantes desbloqueables. En los juegos originales hacía falta pasar por intrincadas corridas de la campaña, con condiciones que no estaban explícitas en ningún lado. Advance Wars 1+2: Re-Boot Camp nos permite acceder a ellos en la tienda interna del juego con tan solo avanzar en la historia, sin campañas engorrosas. Y quien complete al 100% ambas campañas, también recibirá un par de bonus más para disfrutar.
Otros modos de juego
Hablamos bastante de las campañas, porque si bien este juego cuenta con funcionalidad multiplayer, es una lástima las limitaciones que se pusieron para disfrutarlas.
El juego te da la oportunidad de jugar con hasta 4 jugadores en una sola consola (la ventaja de los turnos), o de hacer una partida conectados en LAN u online. Sin embargo las partidas LAN y online exigen que en tu perfil de Nintendo Switch seas amigo de la persona con la que vas a jugar. En otras palabras, el juego no te encuentra adversarios randomizados entre toda la gente que tiene Advance Wars 1+2: Re-Boot Camp.
Y si bien el modo de juego con una misma Switch es práctico, las partidas sin Fog of War (el modo que evita que conozcamos el juego del enemigo) son bastante tediosas; por lo que nos toca como jugadores ponernos creativos para no ver los turnos del adversario, o jugar sin Fog of War y hacer 120 turnos cada uno.
En conclusión
Advance Wars es un gran juego, lo suficientemente sencillo para poder agarrarlo rápido y salir jugando, lo suficientemente desafiante para hacernos pensar y estrategizar cada turno. Y eso es verdad sea de esta nueva iteración del juego, o su versión de Game Boy Advance. La gente de WayForward tenía claro que en ese aspecto tenían que ser consistentes y lo lograron a la perfección.
Todo lo demás que se agregó es el tema a debatir, en algunos puntos fueron muy acertados, como en las mejoras de calidad de vida, las cinemáticas y personajes animados, y las nuevas versiones de las canciones de cada comandante. Pero luego, en otros aspectos, uno podría hasta preferir la versión anterior de Game Boy Advance. Si bien el nuevo estilo gráfico es más moderno y la música remasterizada suena más clara, los gráficos pixelados y los osciladores 16-bit también tienen su encanto.
Es por esto que cuesta decir con certeza si esta es la versión definitiva para jugar Advance Wars 1 y 2. Si Nintendo hubiera preferido hacer el port a su emulador de Game Boy Advance recientemente lanzado, quizás hubiera tenido mejor alcance.
Los fanáticos de la saga sin duda encontrarán razones para volver a vivir esta aventura, ahora con nuevos y vivos colores. La gente que busca desafíos con posibilidades multijugador acá va a encontrar una divertida oportunidad de batirse con amigos en nuevos tableros. Pero quienes piensan con la billetera cada vez que se acercan a los catálogos del Nintendo Store, probablemente podrían estar un poco lejos de esta nueva iteración de la saga.
Ojalá le vaya bien, y que pronto tengamos otra franquicia de juegos de estrategia por turnos publicando en la Switch. Ojalá en la próxima, haya más animaciones, mejores canciones, nuevas mecánicas, más personajes, mejores historias, mejor online. Hasta entonces, y mientras esperamos el patch para que el juego nos ayude a encontrar contrincantes online, serán partidas contra la PC.