Intelligent Systems y Omega Force se juntan nuevamente en Fire Emblem Warriors: Three Hopes, un Musou con aroma a RPG y toda la mística de la franquicia.
Estamos navegando un gran período de lanzamientos en el mundo Nintendo. Entre los que vinieron como Mario Strikers: Battle League y los que vendrán como LIVE a LIVE o Xenoblade Chronicles 3, Intelligent Systems y Omega Force colaron en el medio el estreno de Fire Emblem Warriors: Three Hopes, un spin-offr para los amantes de la franquicia que jugaron Three Houses en 2019, pero también atrapante para aquellos neófitos de la saga.
El anuncio de esta aventura de la mano de Omega Force nos daba todas las vibras a Hyrule Warriors: Age of Calamity (2020): una carta de amor y respeto a la franquicia original pero aplicando unos cuantos ajustes de engranajes a la historia, los justos para cautivarnos nuevamente, así como la fusión con el género Musou, en el cual nos enfrentamos a centenares de enemigos desplegando habilidades únicas.
¿Logra Fire Emblem Warriors: Three Hopes hacer coexistir la gran cantidad de elementos propios del rol presentes en la saga con un género como el Musou tan enfocado en la acción y el combate vertiginoso?
What if…?
No, no hablamos de la serie animada de Marvel, aunque el concepto sí prevalece. “¿Qué pasaría sí…?”, una premisa tan sencilla que abre una infinita cantidad de posibilidades y una de ellas es la que presenta Fire Emblem Warriors: Three Hopes. En esta nueva aventura por las tierras de Fodlan controlamos a Shez, un mercenario con un misterioso poder y cuyo avatar podremos elegir entre masculino y femenino al inicio del juego.
Ni bien entramos en la historia, y tras familiarizarnos muy por encima con algunas de las mecánicas de combate (golpes básicos, especiales y combos) encontramos a quien será el antagonista en este spin-off de la saga: el temido y descorazonado mercenario ¿¡Byleth!? Sí, quien supo ser nuestro protagonista en Three Houses ahora lo enfrentaremos en batallas sin cuartel y este es solo el primero de los muchos plot-twist que ofrece el juego.
Todo esto ocurre en la primera hora de Three Hopes, y sirve más que nada para acentuar dos postulados: el primero es que aquellos que nunca en su vida tocaron un Fire Emblem podrán disfrutarlo porque no se trata de una historia continuista a la de 2019. El segundo es que si jugamos Fire Emblem: Three Houses vamos a vivir una experiencia mucho más enriquecedora porque entremos elementos comparativos y de nexo que harán más sentidas nuestras vivencias. Algo así como jugar Red Dead Redemption 2, BioShock: Infinite o Metal Gear Solid 3 y conocer de esta forma tener nuevas perspectivas sobre el origen y accionar de los personajes involucrados.
Volviendo a la aventura, tendremos nuevamente la posibilidad de aliarnos con una de las tres casas comandadas por Claude, Edelgard y Dimitri; y, en base a la alianza que escojamos,el desarrollo narrativo y el contenido de las misiones se modificará dependiendo la elección que tomemos. ¿Qué significa esto? Que para comprender la totalidad de los sucesos que se dan en el continente vamos a tener que completar tres veces el juego, ya que la elección realmente afecta al desenlace de los eventos. Sumando de esta forma: las tres líneas de historias principales, más los “paralogues“, que son las misiones que fortalecen y profundizan los vínculos con personajes secundarios de cada casa, tenemos más de 100 horas de contenido.
Un poco de RPG, un poco de Musou
Omega Force sabe, y muy bien, cómo se juega a esto de adaptar títulos al género donde más cómodo se siente. Sin dejar de lado todos los elementos característicos de esta saga como la lógica detrás del triángulo de armas (lanzas, arqueros y espadas), el sistema de clases o la relation-building entre los personajes, el combate en esta entrega pasa a ser casi en exclusiva una lucha sin cuartel de nosotros contra el mundo.
Nos enfrentamos a centenares de enemigos y algunos cuantos bosses, siempre en escenarios muy delimitados, cumpliendo objetivos en el doble sentido: uno que hay que cumplir para ganar, mientras que el otro tenemos que respetarlo para no perder. Llegar a cierta ubicación, derrotar a un enemigo en particular, aniquilar a todas las tropas son ejemplos de los requerimientos para ganar. Mientras que para no perder, suelen pedirnos que no se muera cierto compañero al que deberemos proteger.
Es para destacar el trabajo que hace el estudio en su apartado jugable, aprovechando el aspecto RPG para profundizar aún más las mecánicas del título. Por ejemplo, la función del triángulo de armas que antes mencionamos, donde una variante de tropa tiene ventaja sobre la otra al mejor estilo Piedra, papel o tijera, se combina perfecto con la asignación de unidades de nuestro party, que usaremos para conquistar campamentos enemigos.
Así es como todo lo relacionado a la gestión de unidades es casi tan importante como el combate. La preparación previa donde elegimos las unidades, las asignaciones y los movimientos de tropas una vez comenzada la lucha, aportan ese elemento táctico que uno podría considerar perdido ante el pívot hacia el Musou, pero que han logrado mantener más vivo que nunca con estas grandísimas decisiones.
Ya de nuevo en el campamento podremos hacer uso de los “puntos de relación”: el componente que nos lleva a establecer lazos con los demás personajes e ir mejorando sus atributos y fortalezas. Es clave que elijamos con astucia en qué gastaremos dichos puntos ya que deberemos hacerlo en la idea de tener una party balanceada entre las clases que coexisten. No servirá de mucho tener 10 espadachines max-level, si después nuestros lanceros no están medianamente nivelados.
Todos los elementos presentes en Fire Emblem Warriors: Three Hopes están explicados al detalle a través de un tutorial. Realmente la mayoría son importantes a la hora de ir profundizando en las mecánicas del juego, pero sí vale la pena destacar que a estos ajustes del party vamos a vivir realizándolos casi con la misma frecuencia que con la que combatimos, lo cual luego de 10 horas de juego ya empieza a sentirse algo pesado y deja esa sensación que puede abrumar de “¿cuánto más puede faltar?”
¿Le queda chica la pantalla?
Visualmente estamos ante un juego que repite las bondades gráficas de su antecesor. Three Houses ya mostraba una muy buena interfaz y definición, sin embargo algo que sí incomoda es lo cargada que se termina viendo la pantalla en el modo portátil de la Switch contra los centenares de enemigos que enfrentamos, algo que mejora drásticamente si la conectamos a un televisor con una pantalla sustancialmente más grande que la de la consola.
En lo que a banda sonora respecta, la misma es muy característica de la saga. Melodías vibrantes y alegres acompañan la historia mientras las composiciones durante las batallas acompañan a la perfección los cargados enfrentamientos, algo que no sorprende ya que repite los elementos de sus entregas pasadas.
Conclusión
Fire Emblem Warriors: Three Hopes es un híbrido ideal entre RPG táctico y Musou, entre estrategia y bifes. La vuelta de tuerca para con la historia de Three Houses es lo suficientemente marcada como para atrapar a los amantes de la saga original que vienen de jugar el título de 2019, pero a su vez su desarrollo narrativo está tan bien armado que alguien que jamás puso un dedo en esta franquicia puede hacerlo y encontrarse con un juego redondito.
Los fans encontrarán miles de referencias, y no solo desde lo narrativo, sino también desde elementos clásicos del RPG que conocen pero reimaginados para encajar en un juego de acción como lo es este. Por desgracia los tutoriales desmejoran completamente la experiencia haciéndose presentes en varias decenas de horas, lo cual puede volver un tanto abrumadora a esta entrega.