El regreso del famoso Jefe Maestro y un juego que le hace honor a su fama, con una cuota de vieja escuela y la suficiente cantidad de innovación.
Es triste pensar que estamos en 2021, casi 2022, y todavía hay marcas que siguen ignorando al mercado de América Latina. Este es el motivo por el que el análisis que estás leyendo se publica bastante después del estreno de Halo Infinite, al que pude acceder gracias al fantástico Xbox Game Pass que lo tiene servido desde el día de lanzamiento y no por un código que deberían haber suministrado sus creadores. Esta tardía llegada al universo de las reviews de la nueva aventura del famoso Jefe Maestro, para justificar su existencia más allá del puro cumplimiento, tiene el hacerles saber qué sensaciones genera el juego en manos de alguien que nunca jugó un Halo antes. Desde ya les anticipo, la sorpresa es grata.
La intimidad de una leyenda
Por lo que tuve siempre en la cabeza sobre Halo y su famoso protagonista, pensé que iba a encontrarme con una historia al estilo Star Wars, una batalla galáctica enorme con decenas de soldados aliados y enemigos haciendo explotar todo por los aires. Sin embargo, quizás por tratarse de mi primera experiencia, me agradó encontrarme con una narrativa mucho más centrada y pensada para transmitir otra cosa al jugador: cómo es ser el famoso Jefe Maestro. Es que desde el vamos nos encontramos con este soldado al borde de la muerte (no es spoiler, es lo que cuenta la cinemática con la que abre sus puertas el juego) y su resurgimiento, atravesando el campo de batalla en el que han caído él y sus compañeros para buscar no solo una venganza, sino también la redención de su nombre.
No obstante, Halo Infinite tiene esta cosa del cine de Steven Spielberg, esos momentos sensacionalistas capaces de movernos la fibra, secuencias de acción vibrantes y una banda sonora que hace de todo esto, una serie de momentos verdaderamente épicos. Sin embargo, es cuando descansa en este Jefe Maestro cuando más conecta con el jugador o al menos conmigo, cuando se centra en su intimidad y nos permite conocer al humano que hay detrás de la enorme armadura. Y aunque es él su protagonista y es un personaje con muchos más matices de lo que esperaba, al menos en esta entrega, esta aventura se hace cada vez más fuerte gracias a sus personajes, tanto los imponentes Brutes como Los Desterrados y los diferentes aliados, con una mención especial a la entrañable The Weapon (sí, el nombre no hace honor a la personalidad de esta adorable IA).
¿Un shooter de mundo abierto?
Abro este segmento con la pregunta porque sería injusto decir que la nueva obra de 343 Industries es un juego de mundo abierto con todas las de la ley. Halo Infinite es un juego lineal, al menos cuando seguimos su campaña, que nos permite ir de misión en misión con un vehículo a través de un mundo abierto que poco hace en el camino para sentirse verdaderamente necesario. Insisto, su campaña es lineal, sus misiones son lineales. Eso sí, tenemos una serie de misiones secundarias más en forma de encargos, para despejar bases o encontrar nuevas armas, que nos invitan a explorar un poco más el territorio, pero lo cierto es que este mapa se siente bastante injustificado más allá de estas side-quest. Lo bueno es que recorrer el anillo es tarea, con las complicaciones de sortear ciertos obstáculos del terreno que nos pueden complicar el andar, para quienes quieran salirse de una campaña que es motivo suficiente para disfrutar de la propuesta en todo su esplendor.
Porque sí, Halo Infinite es un juego divertidísimo. De la mano de una historia interesante y de las muy bien elaboradas cinemáticas que le van dando forma, avanzamos de misión en misión acabando con todo aquel que se cruce en nuestro camino y descubriendo las consecuencias de una guerra que no terminó nada bien para el Jefe Maestro y el resto de los Spartan. Cada una de estas misiones se siente diferente a la anterior y el combate se ejecuta tan bien que es todo un placer que cada una termine, inevitablemente, en una lluvia de balas. La cantidad de armas, los enemigos que se renuevan constantemente, los vehículos y las diferentes habilidades del protagonista -mención especial para el gancho que nos da mil y un posibilidades de movimiento- hacen de la acción una verdadera fiesta, en unos niveles que apuestan por la verticalidad para dar mayor vertiginosidad a este explosivo combo.
A esto hay que sumar la personalidad del propio juego, este color especial de la saga de la que tanto me hablaron y por fin puedo atestiguar. Es cierto que por momentos este tono spielbergiano del que hable antes puede rozar lo infantil, pero también son estas cuotas de humor que dan un distintivo a la aventura espacial de Halo Infinite. Probablemente una de las cosas que más me gusto de todo el conjunto de la obra de 343 Industries son las frases que los enemigos van soltando mientras los enfrentamos, sobre todo los pequeños Grunt que tienen un sinfín de líneas de diálogo de lo más creativos que pueden sacarnos una sonrisa incluso en los momentos más tensos del combate. Lastima que la mayoría de los jefes no estén a la altura de la creatividad con la que fueron concebidas estas pequeñas criaturas, no solo porque sus presentaciones son bastante pobres en comparación con la línea narrativa general del juego, sino también porque excepto alguno que otro hacia el final, no presentan un gran desafío a la hora de enfrentarlos.
El multijugador en beta
Es necesario aclarar que a la hora de escribir este análisis, el apartado multijugador de Halo Infinite sigue en fase beta y por este motivo muchas de las consideraciones que tenga puedan modificarse de cara al futuro. Como mi primer contacto con estas batallas espaciales contra otros jugadores en el universo liderado por el Jefe Maestro, hay cosas que me gustaron y otras que no tanto. Un punto muy a favor de la experiencia es que 343 Industries trasladó todas esas virtudes y vertientes del gunplay de la campaña al multijugador, incluyendo los vehículos, las habilidades y la infinidad de armas, algo que da muchísimo dinamismo a cada partida -de 4v4 o 12v12- que ya de por sí fluyen con facilidad gracias a lo sencillo que es amigarse con sus controles.
Sin embargo, el que sea una fase prematura del multiplayer se hace notar demasiado, sobre todo por el enorme desequilibrio que hay en todas sus vertientes. Hay más mapas de los que hubiese esperado de una beta, pero no todos funcionan de igual manera; el sistema de progresión es bastante desastroso y conseguir nuevos elementos cosméticos para nuestro Spartan, factor que debe servir para motivar a seguir jugando, se convierte en una misión prácticamente imposible o a la que debemos dedicar una descomunal cantidad de horas; en líneas generales las armas están bastante balanceadas, aunque hay algunas que otras que rompen la dinámica de las partidas y, a mi gusto, deben nerfear los ataques cuerpo a cuerpo para que las partidas no se conviertan en grupos de jugadores persiguiéndose para darse culatazos.
El anillo – Apartado técnico
Créanme cuando les digo que bastante lejos quedó aquel Grute que supo convertirse en un meme. A diferencia de lo que nos tiene acostumbrados la industria, hay un upgrade en Halo Infinite respecto a lo que pudimos ver en esos tráilers de presentación hace algún tiempo. Aún así, el juego de 343 Industries no es referente de la nueva generación de consolas en lo que a gráficos se refiere, pero sí que se ve muy bien y muchísimo más pulido y detallado de lo que pudimos pensar antes de su lanzamiento. A nivel artístico el conjunto mantiene el nivel y aunque el diseño del anillo que sirve como mundo abierto nos parece bastante monótono, la cosa funciona mucho mejor en los niveles lineales que componen a la historia principal y en la estética de los diferentes personajes.
En lo que a sonido se refiere, Halo Infinite sube varios escalones y este apartado termina por convertirse en uno de los puntos más álgidos de la experiencia. Todo lo que es ambiente se escucha espectacular, desde el motor de los vehículos hasta los disparos de las diferentes armas, el trabajo de voice acting es simplemente perfecto (ya sea que lo juegues en inglés o en español latinoamericano, la calidad es realmente inmejorable) y la música se convierte en la frutilla del postre, con una serie de temas épicos que componen la banda sonora original. En cuanto a rendimiento y optimización el juego de 343 Industries también es un portento, al menos en PC que es en donde pude jugarlo, con escasas pantallas de carga, sin bugs considerables más allá del fallo de alguna física y un desarrollo de la historia que mantuvo los 60 fps sin problemas, de principio a fin.
Halo Infinite, el veredicto final
Siendo esta mi primera vez en la saga insignia de Microsoft y 343 Industries, tengo que decir que quedé gratamente sorprendido. Y no me refiero a que no creyera en la fama que ha conseguido a lo largo de sus muchos años de vida, sino que ahora entiendo porqué el fandom defiende con tanta fiereza a la experiencia que resulta sumergirse en las aventuras del Jefe Maestro.
Halo Infinite nos regala una historia que permite conocer bien a su protagonista, entender el universo Halo y además presentarnos a un buen puñado de nuevos personajes bastante memorables que enriquecen su ya de por sí interesante vertiente narrativa. Además, la obra de 343 Industries es muy sólida desde donde se la mire y muy divertida en su jugabilidad, aunque ciertamente seguimos sin justificar del todo su vacío mundo abierto. Más allá de esto, sea tu primera vez (como es mi caso) o no con el Jefe Maestro, sin lugar a dudas saldrás satisfecho de esta aventura espacial.