Deck Nine Games nos trae la evolución de Life is Strange, el paso hacia adelante que la saga estaba necesitando.
Hace casi una década que Life is Strange se presentó ante el mundo con un tímido primer episodio que, pese a ser cuestionado por su formato fragmentado, conquistó a un público que acabó dándole su apoyo al comprar el paquete completo en cuanto tuvo la oportunidad. Del aquel éxito de ventas se desprendieron una serie de spin-off, incluyendo una precuela, que supieron mantener el nivel a lo largo de los años aún prescindiendo de su brillante protagonista. Pero es hasta hoy que por fin vemos regresar a Max Caulfield para esta nueva aventura llamada Life is Strange: Double Exposure que, desde ya adelanto, es ese paso adelante que la saga venía pidiendo en sus últimas entregas.
El esperado regreso de Max Caulfield
Como en su momento Max fue la pionera de una saga que conquistaría el corazón del público, hoy la joven estudiante regresa para dar el primer paso hacia lo que será el futuro de Life is Strange. En esta entrega, titulada de forma acertada “Double Exposure”, la historia avanza algunos años para presentarnos a una Max universitaria que transcurre sus días entre el amor y los exámentes en los pasillos de Caledon. Pero si Deck Nine Games está a la cabeza sabemos que la felicidad dura menos que un parpadeo y en lo que canta un gallo nos encontramos con que Safi, la mejor amiga de la protagonista, fue asesinada y su victimario escapó sin dejar pistas aparentes. Es ahí cuando Caulfield debe sacar sus flamantes poderes para ponerlos a disposición de la justicia: ahora es capaz de viajar entre realidades alternativas, pudiendo así conocer diferentes enfoques de los personajes para poder alcanzar la verdad.
Con esta más que interesante premisa, el equipo de Deck Nine Games tomó dos más que acertadas decisiones. La primera es prestar suficiente atención al pasado como para que el jugador veterano disfrute de un buen puñado de guiños, mientras que pone suficiente contexto al presente para dar una cálida bienvenida a los iniciados; la segunda elección acertada es equilibrar de forma diferente el enfoque de la narrativa, teniendo ahora más peso los hechos que se suceden que los personas que los protagonizan. Que no se malentienda, Max y compañía tienen su profundidad, pero lo más interesante ya no pasa solo por ellos y sus sentimientos, sino que ahora tenemos una historia mucho mejor desarrollada y repleta de giros inesperados (sobre los que no ahondaré para evitar spoilers) que consiguen atrapar episodio tras episodio. En pocas palabras, la historia de Life is Strange: Double Exposure tiene todo aquello que nos enamoró de las aneteriores entregas -giros, drama, temas delicados y grandes personajes- pero aporta frescura equilibrando su punto de atención en lo que yo veo como una suerte de madurez que acompaña al crecimiento de su figura principal.
Rompiendo la barrera del tiempo
Y no podemos hablar de un Life is Strange sin pasar por el apartado paranormal. En este caso, Max Caulfield falla en su intento por dejar atrás el pasado y debe sacar a relucir nuevamente sus poderes, unos que han evolucionado y que además de permitirle controlar el tiempo, ahora también le ofrecen la virtud de atravesar dimensiones. Es ahí donde radica uno de los ejes de la jugabilidad de Double Exposure: ahora no solo tenemos la posibilidad de alterar el destino de la protagonista tomando una u otra decisión en los diálogos, sino que también podemos hacerlo en realidades en las que los personajes secundarios también tienen caminos alternativos. Es cierto que en la previa esto parece darnos posibilidades infinitas y en la práctica no es tan así, pero me parece que aporta el toque de frescura suficiente como para no romper con la esencia jugable, pero sí evitar caer en la monotonía.
Cabe recalcar que, a mi forma de parecer, el principal atractivo de la franquicia nunca estuvo en la jugabilidad sino en lo que tiene para contar y es por eso que puedo dejarle pasar que arrastre algunos pesares del pasado. Porque sí, esta nueva entrega de Deck Nine Games vuelve a invitarnos a algunas secuencias de exploración algo cansinas, interacciones con el entorno que no tienen mayor relevancia y algunas tomas de decisiones que tienen menos peso en el desarrollo del que quieren aparentar. Al mismo tiempo, también traen de vuelta virtudes como esa sensación de estar controlando lo que ocurre alrededor de Max, la adrenalina de tener elecciones clave en secuencias a contrarreloj y esos diálogos tan bien trabajados que hacen de Life is Strange la aventura narrativa más sólida del mercado. En fin, con sus penas y glorias, Double Exposure es, a nivel jugable, tan funcional y entretenido (siempre y cuando disfrutes de este tipo de experiencias) como sus predecesores.
Potenciando sentimientos – Apartado técnico
¡Al fin! Y sí, lo grito. Quienes hayan leído mis anteriores análisis sobre las diferentes entregas de la saga podrán encontrar un factor en común: valoro positivamente cada uno de sus apartados pero siempre critico la falta de un avance gráfico que les permita a sus protagonistas expresar efectivamente todo lo que sienten. Bueno, hoy celebro que este máximo fallo fue corregido. Con el nuevo apartado visual, creado con Unreal Engine 5, por fin Max y compañía son capaces de transmitir a la perfección a través de sus expresiones faciales. Este es el máximo hito en un juego que sigue regalando bellos escenarios, un excelente diseño de personajes y aprovechando al máximo el contexto para, de vez en cuando y a través de bien trabajadas cinemáticas, jugar con la fotografía; como si la mismísima Max Caulfield lo hubiera desarrollado.
Como en entregas anteriores, también voy a ponderar el grandioso trabajo de voice acting de todo un reparto que da vida a los personajes de forma extraordinaria. En líneas generales, Life is Strange: Double Exposure es un relojito suizo que funciona casi sin tropiezos en un apartado técnico que, además, sostiene el siempre presente y trabajado perfil artístico de la saga, con su cuidada ambientación y una banda musical, repleta de temas indies, que aportan ese sello tan único.
Conclusión
Max Caulfield regresa a la saga con la primera secuela directa del primer Life is Strange, una que está a la altura de las anteriores entregas y que sirve, perfectamente, para veteranos de la saga como para aquellos que decidan iniciarse. Double Exposure es una aventura narrativa sólida, que sabe suplir viejos fallos y dar los suficientes pasos hacia adelante como para sentar las bases para el futuro de la historia.
Life is Strange: Double Exposure no es perfecto y Deck Nine Games aún debe luchar para que su vertiente jugable no caiga reiteradamente en largas secuencias de exploración que cortan con el ritmo de un juego que, a excepción de este lastre, consigue mantenernos pegados a su historia. Porque sí, lo más importante es lo que nos cuentan y el poder de decisión que se pone en nuestras manos para marcar el destino de los protagonistas. En esta esperada tenemos emoción, una narrativa atrapante, personajes cargados de sentimientos y, por fin, un apartado gráfico que permite que estos transpasen la pantalla con toda su fuerza.
Max Caulfield regresa a la saga con la primera secuela directa del primer Life is Strange, una que está a la altura de las anteriores entregas y que sirve, perfectamente, para veteranos de la saga como para aquellos que decidan iniciarse. Double Exposure es una aventura narrativa sólida, que sabe suplir viejos fallos y dar los suficientes pasos hacia adelante como para sentar las bases para el futuro de la historia.
Life is Strange: Double Exposure no es perfecto y Deck Nine Games aún debe luchar para que su vertiente jugable no caiga reiteradamente en largas secuencias de exploración que cortan con el ritmo de un juego que, a excepción de este lastre, consigue mantenernos pegados a su historia. Porque sí, lo más importante es lo que nos cuentan y el poder de decisión que se pone en nuestras manos para marcar el destino de los protagonistas. En esta esperada tenemos emoción, una narrativa atrapante, personajes cargados de sentimientos y, por fin, un apartado gráfico que permite que estos transpasen la pantalla con toda su fuerza.