Amazon cruza el océano y nos trae el hit surcoreano llamado Lost Ark, un ARPG MMO con dos años en el mercado que se le notan en su gran cantidad de contenido y su pulida jugabilidad.
El mercado asiático radicado fuera de Japón sigue trabajando para ganarse un lugar dentro de la industria de los videojuegos. En este caso no hablamos de China sino de Corea del Sur, país desde donde Amazon Games exporta Lost Ark, el ARPG MMO desarrollado por Smilegate que tras triunfar rotundamente en su tierra natal llega a Occidente para demostrar todo lo que vale.
Y ahí es cuanto aparece quien les habla: pude probar el juego desde su beta cerrada y tras haber invertido más de 120 horas en este juego que parece infinito voy a contarles qué me parece. Eso sí, voy a intentar centrarme en la experiencia y propuesta de Lost Ark más que en lo propiamente técnico, ya que resultaría tan abrumador para mi hablar de todas sus características en detalle como cansador para ustedes leerlo, y además teniendo la consideración de que aún con ese centenar de horas de juego siento que aún me queda muchísimo por descubrir de la obra de Smilegate. Es descomunalmente enorme.
En busca del arca perdida
Sí, la comparación es inevitable, el nombre nos lleva directamente a Indiana Jones. Y bueno, algo de eso hay. Lost Ark nos lleva a Arkesia, una tierra en la que se desató una gran guerra interna y que trajo consigo la aparición de una serie de demonios que amenazan con acabar con todo aquel que allí habite. En este contexto a nosotros nos toca encarnar a un guerrero encargado de recuperar una serie de fragmentos para así dar con el arca perdida, la cual permitirá expulsar a dichas criaturas y así, como ya ocurrió en el pasado, salvar al mundo. Ahora la premisa es muy interesante pero ¿Cuánto peso tiene la narrativa en el desarrollo de Lost Ark? Lo cierto es que depende del que uno quiera darle. Se puede avanzar por el juego pasando totalmente del lore, ignorando las notas, los diálogos y las cinemáticas, porque no es el eje de la experiencia. No obstante, quienes gusten de un buen relato la obra de Smilegate tiene lo suyo, con una serie de hechos que se suceden y cuentan a través de cinemáticas bien construidas, con algunos clichés, pero con buen ritmo y haciendo buena compañía al progreso. La obra no va a romper barreras, pero al menos hace el esfuerzo de engancharnos más allá del propio sentido de progresar con nuestro personaje.
Un juego de rol y mucha acción
Ahora hablemos de lo que propone Lost Ark a nivel jugable y es mucho, aunque como ya aclaré no voy a entrar en detalle en elementos técnicos porque sino podría escribir una enciclopedia entera. El juego nos presenta cinco clases -aunque algunas están divididas por género-, cada una con sus subclases correspondientes: está el guerrero de toda la vida, la maga, el espectacular artillero especialista en ataques a distancia, los ágiles artistas marciales y las asesinas, que podrían definirse como una mezcla entre los artistas marciales y las magas. Cada una de estas están muy bien diferenciadas entre sí y resulta muy entretenido descubrir no solo todo lo que conlleva adentrarse en una nueva clase, sino también cómo puede adaptarse a nuestros estilo de juego cada una de sus variantes y como, a su vez, podemos irla modificando dependiendo de cómo potenciemos las habilidades y qué set de armadura usemos.
Dominar cada clase es clave para avanzar en Lost Ark, porque el juego puede ser verdaderamente desafiante. Ahora entrando en terreno de la acción, propiamente dicho, puedo decir que es quizás el factor que más me sedujo desde el minuto uno y el elemento que puede atraer a todo el mundo lo suficiente como para enganchar incluso a quienes no sean amantes del género. Es que el combate en la obra de Smilegate es un verdadero espectáculo y no solo a nivel visual, que también, pero sí a la hora de invitarnos a usar la cabeza. No se trata de ir tocando todas las teclas del teclado para crear una lluvia de poderes y alejarse para esperar a que el cooldown termine, sino que se trata de elegir bien en qué momento usar cada una de estas habilidades para así definir cada enfrentamiento ya sea en la vertiente PvE como en las propuestas PvP. Un juego de ajedrez en el que hay que pensar bien cada movimiento para no terminar en el suelo.
Pero antes de ramificar hacia estas dos modalidades, quiero centrarme un poco en la progresión y en cuánto cuesta llegar al endgame de Lost Ark. Respecto a lo puramente técnico solo voy a decir que el nivel máximo es 60, aunque a partir del 50 ya se desbloquean todas las actividades del juego y que llegar hasta ahí a mi me tomó unas 40 horas por personaje aproximadamente. A partir de ahí comienza una nueva escalada dividida en tiers, que es la parte del endgame centrada puramente en el personaje y en la mejora del set de armadura, que cuenta con un sistema de suerte para mantenernos atados durante al menos el doble de horas para conseguir todo lo mejor, aunque claro que siempre dependerá de ese factor aleatorio. La cuestión es que alcanzar el dichoso nivel 50 no es tan pesado como en otros juegos del género y el diseño de misiones está bastante bien, con unas primarias decentes y unas secundarias algo desaprovechadas, pero que pueden completarse en cuestión de minutos. Lo bueno es que el premio, esa infinidad de actividades que llegan al final del camino, provocan esa sensación de que todo valió la pena. No solo por lo tangible que se siente nuestro dominio de las habilidades después de tantas horas, sino también por el abanico de posibilidades que se abre.
Es que el mapa de Lost Ark está no solo repleto de coleccionables que siempre invitan a la exploración, sino también de cosas para hacer solos o en conjunto. Y acá es cuando entran en juego las dos vertientes de la propuesta: el PvE y el PvP. Es ahí quizás cuando notamos que hay cierto desequilibrio, quizás justificado en que Amazon Games decidió exportar una versión del juego algo incompleta en comparación con la que ya funciona en Asia, para ir sumando contenido conforme avanza el tiempo. Por un lado tenemos el PvP con enfrentamientos de 3 contra 3 como única opción, dividido a su vez en combates en tiempo real que funcionan muy bien y otros combates por turnos que no terminan de funcionar del todo. Por otra parte, todas las actividades PvE escalan varios escalones no solo en la solidez de las propias actividades, sino también en la gran variedad que hay en su oferta. Desde misiones cooperativas que nos invitan a estar siempre alertas para ayudar a quienes nos encontremos por el camino, hasta una serie de mazmorras muy diferentes entre sí y planteadas de tal forma que siempre sean desafiantes, a la vez que entregan recompensas a la altura del trabajo que lleva superarlas. Esta sensación de riesgo/recompensa, de lo entretenido que resulta enfrentar a oleadas de enemigos y a lo espectacular que es siempre el combate, es la mayor fortaleza de la obra de Smilegate.
El mundo de Arkesia – Apartado técnico
Estamos acostumbrados a una industria que presta mayor atención al apartado técnico en algunos géneros que en otros y, por lo general, a los RPG no les toca la mejor parte. Teniendo en cuenta esto, lo cierto es que Lost Ark está muy bien y más allá de sus gráficos propiamente dichos, el factor destacable es el artístico. El trabajo de diseño de Smilegate es está cuidadísimo y tiene ciertas aristas realmente sorprendentes. Como antes dije, todo lo relacionado con los combates no solo es funcional sino que también espectacular a nivel visual y basta con ver cómo se mueve el artillero para entender las dimensiones. El diseño de los personajes y su forma de moverse es digna de un hack and slash AAA y eso, en un juego isométrico con un plano bastante amplio, es ultra valioso. Lo único que lamento es que los sets de armaduras no modifiquen su estética.
Antes de continuar también quiero aclarar que no voy a tener en cuenta las largas colas de espera para entrar en los servidores, primero porque en esta región de América Latina no las sufrimos tanto, y segundo porque es un factor en común en los grandes lanzamientos del género y más aún si se trata de una propuesta free-to-play. Y ya que estoy aprovecho para tocar el tema de la economía y aclarar que se puede disfrutar de Lost Ark al 100% sin la necesidad de invertir un solo centavo ya que la tienda, al menos por el momento, está prácticamente destinada a cosméticos a excepción del Aura Cristalina que es un pequeño buf pago que da ciertas ventajas a quien lo adquiera como aumentar la cantidad de experiencia obtenida, reducir los tiempos de ciertos procesos o abaratar el costo de elementos en tiendas específicas.
Aún con todo esto es quizás el apartado técnico el componente menos sólido de la propuesta de Smilegate con una banda sonora que cumple, pero que no destaca ni en lo que refiere a composición de ambientación ni en lo musical, algo ciertamente decepcionante para quienes esperábamos que ciertos momentos se vean potenciados por piezas épicas. También tiene algunos problemas de optimización que traen como consecuencia largos tiempos de carga que aparecen más seguido de lo que deberían y aunque como ya dije no voy a criticar el tema de las colas de espera para ingresar a los servidores, sí que el equipo de desarrollo debe trabajar para eliminar las que nos tienen durante largos ratos sin hacer nada para poder entrar a algunas zonas o mazmorras.
Lost Ark, el veredicto final
Tras haber dedicado más de una centena de horas al ARPG MMO de Smilegate puedo comprender perfectamente el porqué de su éxito en Asia y también la decisión de Amazon Games de traerlo a nuestro territorio. Es un juego que tiene todos los elementos para convertirse en un referente del género y trascender a través del tiempo: una progresión larga pero llevadera, una acción espectacular y adictiva, una infinidad de contenido y ese toque de identidad que debe tener todo aquel que quiera pelear en un terreno tan competitivo.
Lost Ark es un producto solido y casi infinito, con múltiples actividades PvE y PvP distribuidas por un mapa que siempre invita a explorar un poco más. Sus clases y su acción espectacular, tanto a nivel visual como jugable, se convierten en los elementos más sobresalientes de un juego que, quizás, solo flaquea un poco en determinados puntos técnicos. Más allá de todo esto y con la percepción de que es título que llegó para quedarse y consagrarse, las razones para darle una oportunidad sobran cuando se trata de un free-to-play al que tirarle tantas flores.