Cuando se supone que íbamos a encontrarnos con el juego más ambicioso de la franquicia, One Piece: World Seeker demuestra ser otra oportunidad fallida por parte de Bandai Namco.
Otra entrega de Bandai Namco que pasa y otra vez nos preguntamos: ¿Cuándo piensan invertir el tiempo necesario en un juego de anime? Tras el fiasco de Jump Force, la compañía apuntaba todos sus cañones a One Piece: World Seeker, el título que llega como el primer Sandbox de la saga creada por Eiichiro Oda y que se vendía como el “juego más ambicioso de Luffy y sus nakamas“. Si bien puede considerarse como el más ambicioso, lejos está de cumplir con las expectativas y Bandai no se puede seguir dando el lujo de vivir de buenas intenciones.
Desarrollado por Ganbarion, quienes habían ejecutado ya varios juegos de la saga entre 2001 y 2011, lejos está esta entrega del éxito creado por Omega Force: One Piece: Pirate Warriors 3. En World Seeker viajamos a una historia 100% original creada para este juego la cual fue compuesta por el mismo Oda, siendo claro que este es uno de los únicos puntos destacables de la entrega.
Una buena historia con una pobre ejecución
Con el correr del juego nos damos cuenta de dos cosas. Primero que la aventura de One Piece: World Seeker fue escrita y coordinada por el propio Eiichiro Oda. El planteo, la aventura y sobre todo el último acto de este juego se sienten muy similar al anime y varios de sus grandes arcos como Alabasta o Water Seven tienen influencia directa en lo que sucede aquí. Por desgracia, Oda no es un desarrollador y para este trabajo, Bandai Namco apostó erróneamente a Ganbarion, un estudio que no supo estar a la altura de lo que se esperaba del juego.
La historia nos lleva a Prison Island, una nueva locación para nuestros piratas favoritos a dónde arriban debido a que supuestamente existe un gran tesoro en algún lugar de la isla. Tristemente, más que Prison Island esta ciudad debería ser Ghost Island, dado a que a pesar de tratarse de un juego mundo abierto, la cantidad de NPC’s que vamos a encontrarnos al recorrer el mapa es más pobre que el intento de modo stealth que quisieron implementar (pero ya hablaremos de esto luego).
Si encima de la poca cantidad de personajes para interactuar le sumamos a que los skins de estos ciudadanos se repiten en cada pequeña aldea, nos encontramos con un lazy development de lo más marcado que hemos visto, lo cual es un papelón para un título que se vendía como el más ambicioso de la franquicia.
La jugabilidad y el RPG no están a la altura de la franquicia
Hay algunas cosas bastante indefendibles a la hora de repasar la implementación del RPG y en particular el árbol de habilidades de Luffy. Primero vamos a aclarar que todos aquellos que querían ver a Zoro, Sanji y los restantes nakamas en acción se van a quedar con las ganas, puesto que para lo único que están puestos en el juego es para asignarnos las misiones más banales y repetitivas que podamos imaginarnos. “Luffy andá a buscar madera“, “Luffy andá a buscar unas perlas“, “Luffy andá a hablar con este random NPC“.
Como mencionamos antes, la idea de un árbol de habilidades para ir mejorando a Luffy es algo interesante, además de ser casi obligatorio en un juego de este tipo. Pero plantear que debemos desbloquear el Gomu gomu no bazooka o el Gomu gomu no roketto, que son dos movimientos que nuestro protagonista tiene desde el vamos de la serie es algo intentendible (más siendo que el juego se ubica post time-skip) ya que solo nos dejan comenzar con ataques melé básicos.
Con respecto a los combates solo podemos decirles que lo que vayan a ver en la primera hora de juego es absolutamente todo lo que hay. Nada más. Ya sea enfrentarnos contra otros piratas o contra los marinos, One Piece: World Seeker ofrece una experiencia muy pobre de combate en el que si bien la AI es bastante mediocre, a la hora de luchar si tenemos enemigos cerca con los que estamos combatiendo, estaremos completamente indefensos ante los de media distancia, puesto que al golpear quedamos completamente expuestos.
Un detalle que vale la pena mencionar, y no por lo bueno, es el modo sigilo. Todavía no sabemos bien que quisieron hacer en este juego al introducir esta variante de misiones. Luffy debe estar en el top 5 de los personajes más enérgicos, gritones, quilomberos y con problemas de atención de la historia del manga, entonces ¡¿Cómo va este engendro ruidoso a ejecutar una misión de sigilo?! Lo peor es que además de sentirse super forzadas, son poco entretenidas.
Párrafo aparte se llevan los bosses del juego. Akainu, Smoker, Crocodile o Rob Lucci son desafíos más que interesantes y plagados de fan service para los que amamos la saga. Si bien la dificultad de estos no es algo que exija de nuestras habilidades máximas, si requerirán de una determinada atención y entendimiento para poder ser sacadas adelante.
El apartado visual es de lo mejorcito de la entrega
Estéticamente One Piece: World Seeker cumple y con creces. En todo momento nos sentimos dentro de la saga creada por Oda, aunque mejor podría haber quedado con más variedad de villanos y npc’s. La locación se siente como cualquiera de las creadas para el manga o anime, lo cual es un punto alto dentro de un juego plagado de fallas.
En cuanto al audio tenemos a los actores originales del anime japonés prestando sus voces, lo cual siempre es recibido con creces. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro dado que la cantidad de lineas de diálogo que los mismos tienen es increíblemente reducida siendo que lo más abundante es el texto en pantalla acompañado por alguna onomatopeya de nuestros protagonistas. Total desperdicio.
El veredicto
Este juego hace agua como el Going Merry al final de Water Seven. Otra vez Bandai Namco tenía todos los ingredientes para hacer una obra de primer nivel y terminó quemando la saga. Si bien la apuesta se presentaba otrora interesante, la mediocre ejecución termina dejando un sabor amargo en la boca y la idea en la cabeza de que Bandai deberá realizar un fuerte viraje de timón.