Reseña del decimoctavo tomo de la Colección Astérix y Obélix: Astérix en Bretaña, publicado por Editorial Salvat por Alberto Uderzo y René Goscinny.
Tal como venimos haciendo de la mano de varios de los últimos tomos de la colección, en esta oportunidad, Astérix y Obélix van a llevarnos de paseo por Bretaña, un país básicamente conquistado por el Cesar a excepción de un pequeño poblado que ha sobrevivido luchando en el último tiempo. A pesar de ser los últimos rebeldes, estos Británicos están cansados de combatir por lo cual se pondrán en contacto con nuestro héroes dando pie a esta aventura.
La historia comienza poniéndonos en contexto de la batalla entre los romanos del Cesar y los ciudadanos de Bretaña. La aldea que se ha encargado de sobrevivir y defenderse de los arrebatos de las legiones comienza ya a peder sus fuerzas, por lo que deciden enviar a Buentórax, primo hermano de Astérix, a conseguir algo de poción mágica y traerla para la resistencia inglesa.
Una vez que el familiar de nuestro rubio protagonista llega a la aldea y les explica el problema, Panorámix decide prepararles un enorme barril de poción mágica para que este lleve de regreso, y debido a lo tranquilo que estaba todo por La Galia, Astérix y Obélix deciden acompañarlo y es durante su regreso a Bretaña que se encuentran con una Legion romana a la cual vencen fácilmente pero no sin que estos descubran que llevan la poción.
Sabiendo que los dos galos y el británico se habían refugiado en un albergue, pero sin saber en cuál, los romanos deciden confiscar todos los barriles de vino de la ciudad, para conseguir también el de la poción. Esta situación abre un extendido entramado de idas y vueltas entre Astérix, Obélix, el barril, los romanos y un grupo de ladrones que terminan confesando que ahora el barril lo tienen en un partido de Rugby.
Al llegar a dicho evento, los tres encuentran el barril, pero así como también tienen lo que han ido a buscar, se topan con un grupo de romanos con los que entran a luchar y dónde trágicamente termina rompiéndose el barril.
Una vez en la aldea, Astérix toma unas hojas que Panorámix consiguió en un país lejano y asegura que creará la poción. En realidad, eran simplemente hojas de Té, pero motiva a los guerreros bretones lo suficiente como para derrotar a los romanos.