Reseña del catorceavo tomo de la Colección Astérix y Obélix: ¡El cielo se nos cae encima!, publicado por Editorial Salvat por Alberto Uderzo.
Si bien las grandes historias de Astérix y Obélix se dieron antes del comienzo del nuevo milenio, esto no significa que lo más reciente sea flojo en los papeles. Allá por 2005, Alberto Uderzo y por sus propios medios, publicó en solitario ¡El cielo se nos cae encima!, una nueva aventura de nuestros héroes galos: Astérix y Obélix.
Este número, el tomo 33 en la cronología original de Astérix y Obélix, está dedicado en primer lugar a Walt Disney, el legendario creador de uno de los más grandes imperios de entretenimiento jamás vistos. También tiene en consideración a Bruno Uderzo, hermano de Albert oUderzo, quién había fallecido en 2004. A lo largo del mismo, las referencias al “universo” Disney y los Estados Unidos, así como a la cultura oriental reflejada en los nombre namgas (Unos seres que quieren dominar el universo) quiénes se enfrentan a los dyswaltianos.
La historia comienza mientras los galos están cazando jabalíes cuando de golpe se dan cuenta que los animales están petrificados. Al retornar a su aldea, se dan cuenta que los aldeanos sufren de la misma condición con la excepción del druida Panorámix, llegando a la conclusión de que ha sido gracias a la poción que ellos se han salvado de lo que esté ocurriendo.
De pronto, los tres galos se percatan de una esfera gigante que desciende hacia donde están ellos y que de la misma sale un extraño ser que se presenta como Karh Tun. Este extraterrestre llega a la aldea desde un planeta llamado Dyswaltlandia en busca del arma secreta de los galos, la poción mágica, ya que los Namgas, sus enemigos jurados, han descubierto la existencia de esta pócima y quieren hacer uso de ella para dominar el universo.
Obviamente, los que ahora desembarcan en la aldea son los Namgas, quiénes tras robar la poción y probarla, sin efecto alguno, deciden secuestrar a Panorámix para que este solucione la falla que tiene en la raza alienígena.
Para recuperar al druida, Tun se infiltra en nave para detener al namga, confrontándolo y forzándolo a volver más a la aldea. Sin embargo, Tun también había tomado la poción y ahora comienza a hacer efectos muy extraños sobre el diswaltiano, haciéndolo crecer enormemente y luego, al recuperar su tamaño gracias a Panorámix, se vuelve totalmente negro, cosa que con una poción logra corregir el viejo sabio de la aldea.
Finalmente, y al mejor estilo Men in Black, Tun decide borrar los recuerdos de los galos al retirarse para que estos no recuerden nada de lo que ha sucedido.