Reseña del tomo de la Colección Astérix y Obélix: El combate de los jefes, publicado por Editorial Salvat por Alberto Uderzo y René Goscinny.
Si bien El combate de los jefes es publicado en la colección de Salvat luego de dos docenas de volúmenes, esta aventura Astérix se cuenta entre las primeras producidas por Alberto Uderzo y René Goscinny. Fue serializado originalmente en las páginas del semanario Pilote entre octubre de 1964 y agosto de 1965.
Cansados de ser ridiculizados por Astérix, Obélix y el resto de los galos rebeldes, los líderes la guarnición romana estacionada en Galia diseñan un plan para ponerle fin de una vez por todas a la resistencia: invocar la tradición local del combate de los jefes. Según este ritual, el líder de una aldea gala desafía a otro con miras de conquistar su territorio. Quien gane el combate singular, gobierna ambas aldeas.
El encargado de desafiar a Abraracúrcix es Prorrománix, un inmenso y bruto jefe galo colaboracionista. En su aldea se observan las costumbres romanas, y se perjura tanto por Júpiter como por Tutatis. Los caminos están marcados con piedras, se construye un acueducto y el palacete del jefe luce pilares de piedra blanca (con techo de paja).
En el planteo de este volumen, Uderzo y Goscinny apenas intentaron velar el mensaje nacionalista que caracteriza la historieta de Astérix. Debemos pensar que, en la Francia de 1960, el paralelo más plausible para esta invasión romana que acucia a los galos y trastoca sus costumbres era la importación masiva de cultura norteamericana. Los franceses, tan celosos de sus industrias culturales y su idioma, miraban con recelo la hegemonía del cine y el rock en inglés, y los temas que recorren Astérix son parte de ese sentimiento.
El desafío no sería problema si los héroes cuentan con la pócima creada por el druida Panorámix. Por eso mismo los romanos envían una unidad de avanzada a secuestrarlo. La maniobra fracasa por la intervención de Astérix y Obélix, quien arroja una piedra inmensa contra los invasores. Con tanta mala suerte que la piedra, además de disipar la hueste de romanos, le pega a Panorámix y le induce una amnesia temporal que lo incapacita de hacer más poción.
Lo que sigue es caos y comedia de enredos. Astérix se dedica a entrenar a Abraracúrcix para el combate. Mientras, Panorámix prueba y prueba todas las combinaciones posibles para volver a producir la pócima.
Para cuando los héroes llegan con el brebaje mágico al cuadrilátero donde se libra el combate de los jefes, Abraracúrcix acaba de noquear a Prorrománix, quien está cansado de tanto correr al líder galo que se la pasó escapando de sus puñetazos. Los romanos, que no aceptan el fracaso del plan, atacan sin saber que Astérix y los suyos ya cuentan con la pócima mágica una vez más.
Finalmente, con otro golpe de menhir arrojado por Obélix, Prorrománix pierda la memoria y se convierta en el Jefe más educado de la Galia, y Abraracúrcix le devuelve el liderazgo de la aldea bajo la condición que se asimilen a la cultura romana y enarbolen su orgullo galo.