Reseña del tomo veintidós de la Colección Astérix y Obélix: La rosa y la espada, publicado por Editorial Salvat por Alberto Uderzo y René Goscinny.
Llegamos a uno de los tomos más polémicos de la colección. La rosa y la espada es una crítica al movimiento feminista de principios de los ’90, en dónde tenemos la llegada de un nuevo personaje a La Galia que buscará romper, de mala manera, con las costumbres patriarcales que se daban en la aldea dónde viven Astérix y Obélix.
La historia comienza con una discusión menor en la aldea que tiene como resultado que que las mujeres retiren a sus hijos de la escuela mandando a buscar a una mujer de Lutecia para que se encargue de la educación de sus hijos, provocando que el bardo Asurancetúrix se marcha de la aldea a vivir al bosque, disgustado por esto.
Magistra es en cuestión la nueva barda de la aldea, quién desde el vamos comienza revolucionando a las mujeres y provocando el enojo del jefe Abraracúrcix debido a su mal canto, que conlleva a que este derribe el árbol sobre el cual está la cabaña del bardo, haciéndola trizas con la idea de que abandone la aldea. Sin embargo, el único resultado que provino de esto es que ella se mude a la casa de Astérix hasta que la suya sea reconstruida.
La estadía de la nueva barda resulta bastante complicada para nuestros personajes, ya que incita a las mujeres del pueblo a ser las que tomen las decisiones, provocando entre otras cosas que Karabella decida convertirse en la nueva jefa de la aldea, causando así que Abraracúrcix se vaya de la aldea al bosque, a donde estaba Asurancetúrix.
Quién se muestra muy ofendido por esto es Astérix, quién sintiéndose agobiado por Magistra, termina dándole un golpe, teniendo como resultado que las mujeres de la aldea lo exilien por un tiempo debido a las políticas de honor en cuanto a la “galantería gala”. Cómo no podía ser de otra forma, al irse Astérix todos los restantes hombres de la aldea deciden acompañarlos.
Por otro lado, el Cesar seguía ideando un plan para conquistar la ciudad de nuestros héroes, desconociendo los eventos que estaban llevándose a cabo. Su nueva estrategia consistía en formar una horda de centuriones mujeres que atacaran la aldea aprovechándose así de la antes mencionada galantería gala, la cual impediría que los hombres se defiendan.
Al enterarse Astérix de los planes del Cesar, y estar la aldea entera sin defensas, este le propone una tregua a Magistra y con esto en la mesa logran derrotar a las legiones femeninas de Roma. Obviamente, y como es tradición, la historia termina con un banquete y todos celebrando una nueva victoria contra las poderosas legiones.