Reseña del tomo veintiuno de la Colección Astérix y Obélix: La vuelta a la Galia de Astérix, publicado por Editorial Salvat por Alberto Uderzo y René Goscinny.
Finalmente hemos superado la primera mitad de la Colección Astérix y Obélix que desde este año publica la editorial Salvat. La dupla conformada por Uderzo y Goscinny aprovecharán este volúmen, presentado por primera vez como tiras cómicas publicadas entre febrero y noviembre de 1963, para llevarnos a recorrer el vasto territorio de La Galia.
En esta oportunidad la excusa que nuestros galos amigos utilizan para ir a recorrer todo el territorio dominado por el Cesar es una apuesta que hacen con el prefecto Flordelotus, quién habiendo sitiado la galia, apuesta contra Astérix, quién le asegura que los galos pueden ir a cualquier lado que quieran, y para probarlo le traerá una especialidad con la que harían un gran banquete, al que el Prefecto estaría invitado.
Tras destruir la empalizada que el romano había fortificado a lo largo de la aldea, tanto Astérix como Obélix comienzan su periplo visitando ciudades como París, Cambrai, en las cuales irán recogiendo los alimentos que serán parte del gran banquete. Tras deambular un rato por uno de los bosques a la salida de Camaracum, nuestros héroes se encontraron con Cuadrix, quién a pesar de darles una vasta cantidad de alimentos, termina vendiendo su paradero a los romanos que aprovechan para capturar a Astérix, ya que Obélix estaba cazando jabalíes.
Tras regresar a lo de Cuadrix y enterarse lo sucedido, nuestro galo superpoderoso se dirige a Divodurum, dónde estaba detenido Astérix, para liberarlo y continuar su viaje hacia la ciudad de Lyon, dónde Flordelotus estaba decidido a frenar a los galos que, con la ayuda del jefe Pepix, lograron cruzar la ciudad sin ser advertidos y dirigirse entonces rumbo a Niza. Para este entonces ya contaban para el banquete con un jamón entero, Bêtise de Cambrai y salchichas y albóndigas.
En Niza se hicieron con la especialidad de la región, una ánfora llena de ensalada nicosia, prosiguiendo así su camino hacia Marsella en dónde pudieron conseguir un poco de bouillabaisse. Ya luego de recorrer casi todas las ciudades que estaban bajo dominio romano, nuestros héroes son asaltados por una parva de rateros, viéndose obligados a recuperar su bolsón de alimentos para así regresar a la aldea.
Al llegar a su pequeño poblado, Astérix y Obélix son recibidos como héroes, preparando la mesa gigante dónde se exponen los manjares que han recolectado a lo largo de su aventura.