Esta semana en Manga Plus en Geeky, nos despedimos de Emma, Norman y Ray
La actualización de la app y sitio web de Manga Plus de este domingo, correspondiente al número 28 del 2020 de la revista Weekly Shōnen Jump y una selección de Shōnen Jump+, trae en la portada a la debutante Ayakashi Triangle de Kentaro Yabuki. Como se ve debajo, al contrario que la tapa de la Jump el banner de Manga Plus no nos da ni siquiera una Emma en la esquina, despidiéndose de la revista.
Han sido siete días livianos en noticias desde que comencé con la columna. Para no desentonar, las novedades más grandes tuvieron que ver con la vedette de la semana: The Promised Neverland. La más jugosa de las nuevas es el anuncio por parte de Amazon de que se ha puesto en desarrollo una serie live-action occidental basada en el manga para su servicio de streaming. No confundir con la película “en personas” japonesa, que tiene fecha de estreno para diciembre de este año. Si bien están por verse los resultados de la creciente marea de adaptaciones hollywoodenses basadas en manga (Netflix lidera la carga con Cowboy Bebop y One Piece), por lo menos los nombres asociados al emprendimiento dan confianza, ya que tanto el director y productor Rodney Rothman y la guionista Meghan Malloy vienen de laburar en la maravillosa Spider-Man: Into The Spiderverse.
Por lo demás, se reveló la tapa del tomo 19, y anunció que el tomo final número 20 verá prensa en octubre. De esta manera, la edición nacional de Ivrea tiene la costa abierta para terminar de salir sin sobre saltos. Al ritmo bimestral que viene, debería alcanzar el final a fines de 2021.
Un desarrollo importante en Manga Plus fue el anuncio de la plataforma de que dos series, The Sign of Abyss de Maya Takamura y Hina Change de Gaku Kajikawa, ambas presentes en traducciones en inglés, dejaron de ser parte del catálogo. Esto es evidencia conclusiva de que Shueisha no ve a Manga Plus como un repositorio o una biblioteca, sino como un servicio a lo Netflix, con un catálogo rotativo. Lo que sí, estaría bueno, que también como hace la N, avisen con tiempo así uno sabe de antemano. Así que ya saben, si tiene alguna serie que guardaron en favoritas y vienen posponiendo, es buen momento de leerlas.
Antes de arremeter con la reseña de The Promised Neverland, que monopoliza la columna con su último capítulo, unas pocas palabras sobre la nueva serie Ayakashi Triangle. Basada en una idea explorada en un one-shot publicado el año pasado, Ayakashi Triangle representa el regreso Kentaro Yabuki a la Jump como autor integral luego de la serialización exitosa con la que se hizo de un nombre, Black Cat, entre el 2000 y el 2004.
Si bien a lo largo de la mayoría de la mayoría del primer capítulo parece que Ayakashi Triangle vino a relevar a Kimetsu no Yaiba ofreciéndonos la historia de un ninja criado para cazar demonios y su amigovia destinada a ser una médium, el giro del final deja en claro que más bien este manga quiere aportar la cuota de ecchi que el final de Yuuna dejó vacante. Por algo Yabuki es mayormente conocido como el artista de To-Love-Ru, escrito por Saki Hasemi, uno de los manganime harem ecchi que les da tanta mala fama a los que leemos historietas japonesas.
No cabe duda que Yabuki dubja muy bien, y aquí ofrece un guiso donde mezcla muchos elementos perenemente populares en el shōnen (ninjas, yokais, cambio de género, etc.). Queda ver si el público japonés para morder el anzuelo
The Promised Neverland #181: “La orilla opuesta a su destino”
Y finalmente, llegó el final. Luego de bastante amague, y tres capítulos que funcionan como un virtual prólogo a la serie, las aventuras de Emma, Norman y Ray llegaron a buen puerto.
Como no podía ser de otra manera, y como había sido sugerido en el capítulo anterior, finalmente Ray, Norman y el resto de los niños dan con Emma, que ahora se nos cuenta la buscaron durante años. La victoria no es completa, ya que ella no los recuerda, pero siente suficiente calor en su pecho al verlos que deciden vivir todos juntos.
Temáticamente el final funciona, en la idea de que, si bien Emma estaba dispuesta a perder su familia con tal de llegar al mundo humano, su familia no estaba dispuesta a dejarla ir. También me gusto el detalle de los seres queridos perdidos en el camino aparecieran como fantasmas de Fuerza, forzando al reencuentro.
Si bien no puedo decir a ciencia cierta que nunca hubo una serie como está en la Jump, con sus más de cincuenta años de historia y la docena de debuts anuales que tenemos en esta etapa contemporánea, ciertamente The Promised Neverland se siente como un tipo de éxito diferente a los que nos tiene acostumbrados la revista. Más que en el caso de sus competidoras Shōnen Magazine o Shōnen Sunday, la Jump se caracteriza por producir shōnens bien shōnen, esos con secuencias de entrenamiento, power-ups y peleas épicas, o spokones con partidos igual de portentosos e interminables.
Uno piensa en Jump y piensa en Hokuto no Ken, Saint Seiya, Captain Tsubasa y JoJo, en Dragon Ball, Rurouni Kenshin y Slam Dunk, en One Piece, Naruto y Bleach. Llegado el caso, tampoco es una comedia disparatada a lo Dr. Slump o KochiKame, ni una romatica medio ecchi como I”S o Ichigo 100%.
En este sentido, creo que en los últimos veinte años el antecedente más directo es Death Note. Al igual que el manga de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata, la obra de Shirai y Demizu también se corrió del molde del shōnen de pelea, se mantuvo firme en su rumbo a lo largo de toda la serialización y finalmente terminó como había sido planeado originalmente de manera concisa.
Tampoco se puede obviar el arte de Posuka Demizu, que también va a contramano del estilo de la casa, ofreciendo un dibujo idiosincrático que se siente sacada de un libro infantil ilustrado. Lo cual juega muy bien en conjunto con la historia, sobre todo en los comienzos en Grace Field.
Un último punto distintivo de The Promised Neverland a señalar, sobre el cual elabore cuando escribir sobre la serie meses atrás, es que nos dio una protagonista femenina. De nuevo, quizás no la primera, pero ciertamente la más emblemática que ha recorrido las páginas de Jump. A medida que la revista se va reinventando para los tiempos que corren, tanto en relación a la lenta muerte de la edición en papel y la globalización que ha beneficiado al manga como producto cultural, espero ver más y más serializaciones que ponen el punto de vista en mujeres. De hecho, ya Yonagi de Act-Age es un genial ejemplo que de esta es una novedad que vino para quedarse.
En mi juicio personal sobre la serie, la disfrute mucho tanto por salirse de la norma de la Jump, y por hacerlo con una historia emocionante y llena de misterio bien construida. Mi única crítica es que el último tercio de la serie no me impacto con igual fuerza que los primeros dos, siendo a mi gusto el arco de Goldy Pond el punto alto de la serie. El arco final pone a girar muchos platos a la vez, los cuales no son mantenidos en movimiento con igual de experticia y el ritmo de la serie se resiente, por lo menos en el semana a semana de Manga Plus. En particular, el arco final de retorno a Grace Field se siente estirado, y probablemente podría haber durado la mitad de capítulos.
Se sabe que los finales son difíciles de crear, y en este caso creo que el afán por sorprender al lector terminó por jugando en contra del desarrollo de algunos personajes. El arco narrativo de Norman, quien muy inteligentemente fue llevado por Shirai al borde de convertirse en un genocida, finalmente es perdonado sin más y nunca más se vuelve a hablar demasiado del tema. Por otro lado, lo de mamá Isabel me agarró totalmente desprevenido y me pareció un gran final para el personaje.
Dicho esto, solo podemos esperar que el futuro nos depare una y mil más The Promised Neverland en la Jump. Es seguro que la cuota de shōnen emocionante siempre va a estar cubierta por One Piece, My Hero Academia, o cualesquiera que sean sus sucesoras. Pero también me gustaría que hubiese lugar para otras series con un sabor diferente, que realcen a las primeras por contraste, y que nos ofrezcan otra paleta de emociones como suspenso, misterio o terror tan bien como lo hicieron Shirai y Demizu. Quedará en manos de los mangakas por venir.
Ahora el “ranking”. En la punta, todo parece seguir como siempre, con un One Piece que se aferra a la punta con la tenacidad y monotonía que tiene acostumbrados. Pidiendo disculpas por la referencia futbolera (deporte que solo practico en su modalidad videojueguil), esto ya parece la tabla de la Bundesliga, nuevo pasatiempo del espectador deportivo argentino en tiempos pandémicos. Segundo lo tenemos a My Hero Academia, que sigue cosechando los frutos de finalmente desatar el enfrentamiento que se venía construyendo, con demasiada paciencia quizás, desde hacía meses. Pero el batacazo lo da Moriking que, si los cálculos no me fallan, debuta en el “ranking” en tercer puesto. Parece que a los japoneses los chistes con bichos realmente les causan gracia.
En el fondo, encontramos a un Bokutachi wa Benkyou ga Dekinai que quizás (ojalá, por favor) está viendo gastarse el lustre del chiste de las “diferentes rutas”, y a un Act- Age que repite por segunda semana la mala performance. Otra novedad es un Agravity Boys que asoma la nariz por fuera del agua, lo que le da credibilidad a los rumores que vaticinan el final de Majo no Moribito para la semana que viene. Si esto es cierto, y como escribí en la columna pasada, para cuando esta oleada de estrenos haya terminado debería terminar por lo menos una serie más.
La semana que viene traerá a Manga Plus las novedades de la Jump número 29 del 2020, Esta vez con el estreno de Hakaishin Magu-chan de Kei Kamiki, el ya mencionado potencial final de Majo no Moribito y un Black Clover que retorna. El que se toma una semana de descanso esta vez es My Hero Academia. Nos leemos la próxima.