Reseña del tomo número treinta y dos de la Colección Salvat de DC Comics – Catwoman: El gran golpe.
Si hay un personaje en el historial de DC Comics que ha desfilado con gracia por la delgada linea entre el bien y el mal, esa sería Selina Kyle. El personaje que comenzó como una clara villana, ha evolucionado al rol de heroína llegando incluso a tener una relación sentimental con Batman. En este tomo, Darwyn Cooke (Guión y dibujo), Ed Brubaker (Guión), Cameron Stewart (Dibujo), dan vida a las dos historias que componen al volúmen 32: El Gran Golpe de Selina y Slam Bradley: El Rastro de Catwoman.
Primero hablaremos un poco de Cooke, el encargado de dar vida al 100% de la historia conocida en su idioma original como Selina’s Big Score. Nacido en 1962, Cooke tuvo un largo camino hasta poder ingresar en el mundo de los cómics debido a su estilo marcado por una estética cartoon. No fue hasta la década de los ’90 que Bruce Timm lo contacta para dar vida a los storyboards de las series animadas de Superman y Batman para luego arribar a Batman Beyond. En el mundo de las grapas ha destacado su paso por Marvel y DC Comics dejando obras como DC: The New Frontier, Wolverine/Doop y Green Lantern: Secret Files. Trágicamente, Darwyn Cooke falleció en 2016 a causa de un cancer.
Por su parte, la dupla conformada tanto por Ed Brubaker y Cameron Stewart se hizo cargo de Slam Bradley: El Rastro de Catwoman (Detective Comics núms. 759-762). Brubaker es un reconocido guionista de cómics que ha ganado premios Eisner por su trabajo en Daredevil, Capitán América, Criminal y Immortal Iron Fist. Por su parte, Cameron Stewart tiene en las obras de Catwoman algunos de sus más destacables trabajos, así como también notorias colaboraciones con Morrison.
El gran golpe de Selina es un cómic de estilo similar a The Long Halloween, es decir una novela negra. Para aquellos que no sean familiares con el término, se trata de una serie con tintes policiales/detectivescos centrada en el proceso investigativo que se va dando a través de la narración. Justamente es aquí donde algunos pueden tener alguna dificultad para engancharse en la historia, la cual si disfrutaste justamente la obra de Jeph Loeb y Tim Sale, no te presentará dificultad alguna para seguir y disfrutar la trama.
El arte de esta historia tiene un tinte que nos podría tranquilamente hacer recordar a la de Robin Año Uno, historia que ha sido presentada ya en esta colección y que se caracteriza por su estética bien cartoon justamente. Si bien a modo de apreciación personal este estilo le queda muy bien tanto a esta historia como a la del Niño Maravilla, hay lectores que pueden preferir un trazo más sobrio y lineal como el que presentan la mayoría de series hoy en día, lo cual podría complicar el interés en esta obra.
De esta obra, tomamos 2/3 de la terna que la compone, Brubaker y Stewart, para traer otro policial: Slam Bradley: El Rastro de Catwoman. Justamente en estas páginas se nos presentará a Slam Bradley quién resulta ser un detective privado al que alguien ha contratado para que encuentre a Catwoman. La única pista con la que este detective cuenta es que ella fue la responsable de la muerte de Selina Kyle.
En las páginas de esta parte del tomo 32 de Salvat, La dupla realiza un trabajo detectivesco mucho más oscuro y bien llevado que el de la obra cuyo nombre titula al volumen que nos compete, pero no por eso hace de El gran golpe de Selina un trabajo medio pelo. Nada más lejos de eso.