Más de dos años nos separan de su primera temporada, y mientras tanto, seguimos todos pasando y esperando novedades.
Ya sean otakus de oficio, novatos que recién se inician o incluso nerds que se dejan seducir cada tanto con el encanto japonés, Attack on Titan es una de esas series que (desde hace dos años) no deja de hacerse oír. Incluso quienes no son del rubro del animé pero están leyendo esta revista online, seguramente la hayan oído nombrar.
Attack on Titan estalló con su primera (y hasta el momento única) temporada de animé en el 2013. La historia, que transcurre en un mundo semi-medieval (pero con avances tecnológicos nada propios de la época), cuenta la historia del último asentamiento humano que logró sobrevivir a una extraña y misteriosa invasión de titanes (gigantes-come-humanos) que parecieran carecer de alma, inteligencia o incluso un idioma para comunicarse entre ellos. En este contexto, por supuesto y como no podía faltar, surge una nueva anomalía: un gigante aún más grande (un coloso) quien, además, parece ser más inteligente que el resto. En contrapartida, también tenemos a nuestro héroe, Eren Yeager, y a su equipo de amigos para luchar contra la inesperada amenaza junto con el ejército creado especialmente para luchar contra todos los gigantes.
Ahora bien, hasta aquí, pareciera ser solo un animé (y manga) más, con un argumento más o menos bueno, pero que no se destaca de tantos otros que se estrenan año a año. No puede una sino preguntarse: ¿qué tienen de especial estos muchachos como para que una legión de fans aguarde ansiosa y con los brazos en alto una segunda temporada que, desde hace ya más de 2 años, se hace desear?
Podríamos decirles que las escenas de acción son altamente vertiginosas y adrenalínicas (incluso estando una tirada panza arriba puede una sentir la piel de gallina cuando nuestros protagonistas luchan con alma y vida contra esos desgraciados titanes de no-sabemos-dónde). También podríamos sumar el sinfín de misterios que ni se acercan a resolverse, y que atrapan como si de Lost se tratara (¿de dónde salieron los titanes? ¿qué es ese coloso? ¿el padre de Eren sabe algo especial relacionado con todo esto, como nos deja ver el primer capítulo? ¿habrá más gente organizada fuera de las paredes conocidas?). Y por último, está la calidad de las ilustraciones y animación (clásicas ellas, pero no por eso carentes de cuidado).
En resumidas cuentas, la serie tiene todo para ser un tremendo éxito y entretener, no sólo a fanáticos del mundo medieval o a loquitos de la ciencia ficción, sino a cualquiera de los que se animan a meterse en un mundo “distinto”, de esos con nuevas y coherentes reglas internas. Es también una gran serie para iniciarse en el mundo del animé contemporáneo (si son de los que no supieron encontrar su proveedor de animé después de Magic Kids se fuera del aire o si nunca se animaron a meterse en esta cosa tan rarita que es el animé). Situado en un mundo medieval, Attack on Titan no está repleto de las típicas referencias a la cultura nipona (no van a ver onigiris, ni mesas ratonas para la cena, ni puertas de papel de arroz y sus personajes no se llaman ni Usagi ni Seiya ni Rei) y eso, lejos de hacerlo más chato, abre la puerta a un nuevo mundo de espectadores.
Y por último, la novedad: la semana pasada se presentó el nuevo juego (para PS3, PS4 y Vita) que, si bien se mueve en el mundo del 3D (infaltable para los gamers, porque en términos de juegos a veces pareciera ser que mientras más realista mejor), sabe captar bien la esencia y el dinamismo de tremenda serie. Acá pueden ver el trailer de este nueva joyita que nos entretiene mientras esperamos la continuidad de la serie:
Por Isa Crosta