¿Pensabas que Tony Hawk’s Pro Skater 1+2 solo sobrevivía bien en tu memoria? Pues no, a 20 años del primer juego la franquicia demuestra que está más viva que nunca.
Si hay un juego que recuerdo con cariño de mis primeros años con un joystick en la mano es el Tony Hawk’s Pro Skater 2, un título que podía tenerte horas frente al televisor intentando ejecutar un Melon, 720 o Kickflips que en gran proporción terminaban con las rodillas de nuestro personaje en el piso. Hoy, 20 años después del debut de la franquicia, Activision vuelve con Tony Hawk’s Pro Skater 1+2, un remake de los primeros dos títulos el cual pude probar en esta demo que lanzaron previa a su lanzamiento oficial.
Luego de intentar e intentar, la franquicia encabezada por el más reconocido skater de la historia había tomado una pausa tras las pobres recepciones de sus últimos títulos, casi como si hubiese perdido el rumbo. Hasta este momento el último título de consola que había llegado fue THPS5 en 2015 y había sido compartido con la ya antigua PlayStation 3. Ahora ya encontrándonos en el final de la generación que compartieron la Xbox One y la PlayStation 4, Activision vuelve a encontrar el camino y es mediante la decisión de volver a las bases, algo que parece sentarle bien a esta saga.
La demo de Tony Hawk’s Pro Skater 1+2 nos permite disfrutar breves partidas de 2 minutos, que resultan bastante cortas para ser sinceros, un solo escenario (el mítico Warehouse) y la posibilidad de utilizar a Tony, el emblema del juego, como el único personaje habilitado.
La interfaz principal del título, si bien bloqueada en la mayoría de sus secciones por tratarse de un sample y no el producto final, nos deja entrever que tendremos una vasta cantidad de opciones a elegir a la hora de deslizarnos en nuestras tablas. Varios personajes, que van de los clásicos skaters de las primeras entregas a nuevas incorporaciones como Riley Hawk, una gran variedad de outfits y tablas distintas así como también todos los escenarios de las primeras dos entregas de la franquicia.
Yendo un poco más al juego en cuestión, que es los que nos reúne en este análisis, desde el momento que el reloj empieza la cuenta regresiva de dos minutos, volvemos a ser aquel chico o chica de los ’90/2000 con una remera de Vans y bermudas que soñaban con ollies y tricks en el aire. Si bien el juego no es el mismo, la esencia, el corazón está ahí, expuesto entre rodillas raspadas y pruebas concretadas.
El gameplay puede tal vez sentirse que va un poco más rápido que otros títulos del género, pero no se necesitan más de 3 o 4 partidas para agarrarle el timming y poder comenzar a grindear puntos de forma descabellada.
20 años pasaron de la última vez que jugué THPS2, tal vez un poco menos, pero hay cosas que parecen no olvidarse, casi como andar en bicicleta, y los trucos se ejecutan solos. Melon por acá, Nosegrind por allá. Un 720 que termina en un 540 por falta de velocidad. Todo lo que alguna vez hiciste en los primeros juegos está de vuelta, pero mejorado, más nuevo, exprimiendo el Unreal Engine 4 al máximo para garantizar que el juego se adapte a los títulos actuales, pero que con Rage Against the Machine sonando de fondo, no deje de ser aquél clásico título.
Obviamente la limitación de 2 minutos y un solo escenario contrae mucho la posibilidad de explorar a fondo el título, que por lo visto en las repetidas partidas que probé en el Wharehouse, apuesta por una base de diversión pura, alejada de los aspectos RPG que tenían entregas como American Wasteland y Underground 1 y 2, centrando nuestro foco únicamente en sumar puntos con movimientos alocados y combos increíbles.
El regreso al galpón, como me gusta decirle, sin duda alguna superó todas mis expectativas. Aunque el tiempo no te permite explorarlo al máximo, siento que es más chico (o será que yo estoy más grande), pero eso no importa, no afecta a la experiencia y a esa sensación placentera que deja la demo de Tony Hawk’s Pro Skater 1+2 de querer seguir pateando, de intentar e intentar los más complejos trucos y de soñar con volar, como el Halcon tantas veces, a través de rampas y halfpipes.