Todo tipo de razas se enfrentan en este juego de combate por turnos, en el que la guerra acaba siendo la última palabra para ver quién se queda con las mejores tierras para expandirse.
Triumph Studios junto a Paradox Interactive nos traen Age of Wonders: Planetfall, una nueva entrega de la veterana saga de estrategia 4X que para esta ocasión abandona la temática de fantasía para sumergirse en la ciencia ficción, el espacio y los mundos post-apocalípticos. Pudiendo controlar hasta seis tipos de razas, con sus características específicas, nos adentraremos en divertidos enfrentamientos por el dominio de las tierras y la expansión de nuestros imperios.
El juego nos invita a explorar los vestigios de la Unión Estelar, que en sus mejores tiempos fue un imperio que conectaba a miles de mundos. Tras el Colapso la población se ha diezmado y cientos de años después solo quedan rastros de la grandeza que alguna vez se erigió sobre esas tierras. Ahora los que quedan se han dividido en facciones divergentes, que desean luchar para reconstruir la civilización conforme dictan sus ideales.
La guerra es la última palabra
Age of Wonders: Planetfall es un juego de estrategia por turnos, con todas las prestaciones que este género incluye y que además aporta una serie de características que hacen de los combates un entretenimiento asegurado. Desde Triumph Studios nos proponen encarar la aventura con seis facciones diferentes, que van desde ciborgs de Ensamblaje hasta insectos alienígenas de Kir’Ko, todos similares en esencia pero diferenciados por habilidades o ventajas específicas pensadas para afrontar las batallas con diferentes estilos o armamentos únicos. Lo bueno es que no solo podemos diferenciarnos según la raza que elijamos, sino que también podemos personalizar de mil y un maneras a cada una de las tropas para que cumplan las funciones que deseemos a la hora de enfrentarnos a nuestros villanos.
En este sentido nos ha parecido muy adictivo el combate, sobre todo por la gran variedad con la que se puede encarar. Las patrullas se componen de seis unidades, aunque tenemos la posibilidad de unirlas con otras aliadas ubicándolas en las casillas conjuntas, pero es un juego en el que la cantidad de soldados pesa tanto como la estrategia de decidamos utilizar. Es que los escenarios nos ofrecen una gran libertad de acción, con elementos defensivos y de cobertura que se suman a la posibilidad de atacar de cerca y de lejos, generando un combo que nos invita a utilizar toda nuestra creatividad para elegir cuál es la mejor estrategia para derrotar a nuestro rival. Además, también contamos con las operaciones especiales, que van desde artillería hasta bombardeos desde satélites, y que aportan el factor sorpresa a los enfrentamientos.
Pero el combate no es lo único por hacer en Age of Wonders: Planetfall. Además del hecho de explorar y expandir nuestras colonias, común en todo este estilo de juegos, tenemos una detallada faceta de investigación científica destinada a potenciar la sociedad o las fuerzas militares con árboles que están divididos en 10 niveles y que nos dan recompensas a medida que vamos progresando, aunque muchas veces te dejan un sabor amargo respecto a lo que prometían. La Diplomacia es otro de los factores a tener en cuenta a la hora de sumergirnos en el universo del título, pudiendo mantener diferentes tipos de relaciones con las facciones que nos rodean y en base a esto establecer acuerdos de paz, intercambios de recursos o apetura de fronteras.
Todas estas características se traducen en un resultado altamente divertido, de esos juegos en el que por X o por Y acabás dedicándole el máximo tiempo posible al día. Entras para jugar un par de guerras, pero terminás investigando algo por acá, intentando conseguir un acuerdo con esta raza y cuando te querés dar cuenta se te fueron muchas más horas de las que habías pensado.
Horas y horas viajando entre planetas
Age of Wonders: Planetfall ofrece dos modos de juegos principales: campaña para un jugador y multijugador. El primero nos da la bienvenida con un tutorial y nos permite conocer el primer planeta, algo que recomendamos hacer para entender todas las posibilidades que el juego ofrece. Esta campaña entonces se divide en diferentes fases, en las que se nos van planteando diferentes objetivos mientras desbloqueamos planetas y vamos descubriendo diferentes razas. Si de por sí solo de actividades principales tenemos horas y horas aseguradas, se suman también una serie de objetivos secundarios que resultarán en un festín para los más detallistas que encontrarán una experiencia casi infinita. Hay que decir que en lo que a historia se refiere, nos hemos encontrado con una trama mucho más rica de lo que habíamos pensado que ayuda a una aventura que quizás puede hacerse algo monótona por momentos.
Respecto al multijugador encontramos en esencia el mismo sistema que en la campaña, aunque se pierden algunas prestaciones al mismo tiempo que se ganan otras. Lo bueno es que los combates resultan igual de entretenidos y podemos afrontarlos con toda esa variedad de elementos que tanto nos han gustado. Si a eso le sumamos el plus que siempre le da poder derrotar a otras personas de carne y hueso, no dudamos un segundo en sumergirnos cuando estemos algo cansados de la experiencia en solitario.
A todo esto, ¿para qué sirve combatir? Bueno en el modo campaña resulta obvio que para avanzar, pero en el modo multijugador necesitamos expandir nuestro imperio y determinar hacia donde es clave. Acá es donde entra juego el mapa, uno que nos ofrece todo tipo de escenarios -que se modifican significativamente respecto al planeta en el que nos encontramos- que van desde selváticas o helados hasta desérticos o marítimos. Cada uno de estos territorios tienen diferentes ventajas y ofrecen a quien los conquiste todo tipo de recursos, tierras fértiles, armamento o incluso características propias del lugar que pueden servir para sacarles provecho en combate. No obstante todas estas complejidades y la extensión del mapeado por momentos puede jugarnos malas pasadas, haciendo que nos perdamos o generándonos mareos intentando encontrar un lugar específico.
Colonias espaciales – apartado técnico
En líneas generales Age of Wonders: Planetfall se ve bien, mucho mejor de lo que cabría esperar en un juego del estilo, sobre todo por la amplitud de su mundo y los detalles que han puesto tanto en las diferentes razas como en los escenarios. A nivel diseño también podemos hablar muy bien, sobre todo cuando recorremos unos mapas construidos con mucho gusto. No así podemos halagar a un apartado sonoro que se queda a medias tintas en casi todos los aspectos y que podría haber cerrado una experiencia mucho más inmersiva.
Con respecto a la jugabilidad nosotros hemos probado la versión de PlayStation 4 por lo que no es tan satisfactoria como lo debe ser en PC, aunque tenemos que decir que nos parece que muchos comandos se han adaptado bien e incluso se simplificaron para que el uso del joystick no sea un completo caos. Algo que sí nos ha molestado un poco es la interface, lógicamente invasiva dentro de el sinfín de funciones que ofrece el juego pero que por momentos se vuelve demasiado protagonista dentro de la pantalla.
Age of Wonders: Planetfall, el veredicto final
La veterana saga de Triumph Studios cambia radicalmente su temática y se adentra en el espacio, un aire fresco que le ha sentado realmente bien. La experiencia del equipo de desarrollo se nota en la fluidez de sus combates y en la aparición de todos los elementos que cualquier fanático de los juegos de estrategia y combate por turnos está esperando, aunque también han pecado por no innovar demasiado dentro del género.
Age of Wonders: Planetfall asegura horas, horas y horas de diversión frente a la pantalla con un modo campaña largo, llevadero aunque por momentos algo repetitivo y con un multijugador que extiende la duración a niveles inimaginables. Descubrir las diferentes razas, los espectaculares combates y su mezcla perfecta con la estrategia lo convierten en un juego verdaderamente adictivo y altamente recomendable.