David Harbour y Jodie Comer dan vida a Edward Carnby y Emily Hartwood en Alone in the Dark, el regreso de la franquicia de Survival Horror de culto que no logra sostener sus buenas intenciones.
Alone in the Dark tiene más nostalgia que recuerdos de peso dentro del fandom. Es innegable el impacto dentro de los survival horror con su debut homónimo en 1992; incluso hasta la primera generación de PlayStation con The New Nightmare la franquicia supo maridar dos conceptos que se entrelazaban: el terror y la investigación.
A 32 años de su debut, y a 16 de su último intento de meterse en la conversación, THQ Nordic junto a Pieces Interactive trae de regreso a la franquicia con una entrega que busca, de buenas a primeras, llenar de guiños y homenajes a la entrega original con una aventura que hace mucho foco en el plano detectivesco, dejando a un lado la importancia de construir una atmósfera de terror (que la hay pero no con el impacto esperado).
Esta remake del Alone in the Dark original también tiene el condimento de color de contar con David Harbour como el emblemático investigador privador Edward Carnby, mientras que Jodie Comer da vida a Emiliy Hartwood; con varios cambios versus la historia original en pos de hacer una jugabilidad moderna, que no está exenta de fallas.
Misterio en Derceto
Antes de meternos a desentrañar los puntos positivos y negativos de esta remake, hay un detalle no menor al momento de elegir la dificultad. Alone in the Dark permite elegir primero el nivel de desafío de los enemigos y los recursos que encontramos – con la clásica división de entre aquellos que prefieren disfrutar de la historia y de los que quieren algo más exigente -, pero además de esto también ofrece la chance de ajustar cómo encaramos las investigaciones dentro del juego y las pistas dentro de la misma.
Hay una opción “moderna”, que resalta los objetos en el escenario, con un hud en el mapa marcando los acertijos y también sugiriendo pistas que las da el protagonista que elegimos; y también la opción “vieja escuela”, que da una total libertad del entorno, en el que tendremos que explorar cada centímetro cuadrado y analizar de forma exhaustiva las pistas para conocer los próximos pasos.
Una decisión que, de buenas a primeras, cambia la experiencia completa de la aventura. Más allá del deje nostálgico de nos darnos referencias visuales o ayudas, jugar como auténticos detectives también estira la vida útil del juego y realmente saca a relucir la arista más destacada de esta propuesta.
Ahora sí´, con las configuraciones de dificultad la historia arranca con pocos preámbulos. Ambientada en la década de 1920, Emily Hartwood contrató al detective Edward Carnby para que la acompañe a la Mansión Derceto, una institución mental, para buscar a su tío desaparecido, Jeremy Harwtood, después de recibir una pertubadora carta en la que algo no estaba bien.
La locación donde se encuentra el tío desaparecido en Derceto, un caserón colonial que ahora sirve de institución mental. El juego comienza con el arribo del dúo protagónico al lugar y apenas se bajan del vehículo Alone in the Dark nos pide la primera decisión importante, al igual que en el título de 1992: elegir al personaje que controlaremos.
Jugar tanto con Edward como Emily tiene gran parte de su estructura idéntica, con casi los mismos objetivos y desenlaces. Esto no funciona como Resident Evil 2 que Claire y Leon tenían diferentes caminos e historias. Sin embargo, depende la elección cada personaje visitará alguna que otra zona exclusiva y tendrá diferentes interacciones con los personajes secundarios. También sumamos el hecho de que tienen algunas cinemáticas 100% exclusivas.
Cada campaña tiene una duración aproximada de 5 horas; y Alone in the Dark abre la puerta, cuando completamos ambas historias, que podamos desbloquear algunos finales secretos y cinemáticas adicionales si encontramos algunos set de artefactos escondidos en todo el juego. La gracia reside es que algunos artefactos solo aparecen en las historias de Edward y Emily, respectivamente, por lo que te garantiza una cierta rejugabilidad.
Ya adentro de Derceto, tendremos que entender qué fue lo que pasó con Jeremy pero principalmente dónde está: hace días que se encuentra desaparecido y nadie encuentra una pista. Los primeros indicios de la investigación de los protagonistas abre la puerta a lo paranormal y al desarrollo de la trama. Con la ayuda de un talismán, podremos alejarnos del plano de la realidad para movernos entre diferentes mundos, situados en otras locaciones pero también en otras épocas temporales.
¿Por qué Jeremy invocó este mal?, ¿qué peligros tiene el uso de este talismán?, ¿qué oculta el resto de los residentes de Derceto?, ¿dónde está la fina línea entre lo real y lo surreal? Varias de estas preguntas son los disparadores de una historia que atrapa por su cuota detectivesca pero no así por el survival horror.
Alone in the Dark apuesta en esta entrega a un terror psicológico, donde gran parte de su ambientación sombría y espeluzante cobra vida a través de estos viajes interdimensionales que realizamos, donde peligrosas criaturas y entes malignos acechan en cada rincón. Es también ese factor psicológico que cobra vida con rapidez dentro de la narrativa, dudando de nuestras decisiones pero también de lo que vemos en pantalla.
Derceto funciona como un protagonista más dentro de la aventura. Está mansión tiene esa estructura de exploración clásica de los survival horror de los ’90, con largos pasillos, habitaciones, un piso superior y un sotano lleno de puzzles, objetos y archivos que hacen gala de toda una exploración °360 para ir armando las piezas de este rompecabezas. La locación del juego se expande gracias al uso de ese talisman, que nos llevará por calles parisinas, desiertos, pantanos, y varios lugares más.
Durante la exploración y el desarrollo de los puzzles, Alone in the Dark se luce. Sabe cómo mantener la tensión en la historia e invitarnos a meternos de lleno en la investigación del caso; con las pistas arrojadas en el momento justo pero también con una buena diversidad de desafíos de ingenio a ejecutar durante toda la aventura. Trata de no caer en la repetición, así que iremos alternando entre abrir cajas fuertes, interpretar signos, armar pictogramas, entre otros.
Mientras que en los pasillos y habitaciones de Derceto usaremos nuestra intuición detectivesca para interrogar y descifrar enigmas, cruzar los portales con el talismán nos llevará a la otra cara de la moneda del juego: una exploración lineal, también con algunos puzzles, pero atravesada por un combate que echa por tierra toda la hermosa construcción argumental. Con el uso de diferentes armas de fuego tendremos que enfrentarnos a un popurri de criaturas realmente poco atemorizantes y que lo vuelven como algo tan frustrante como poco entretenido.
Es normal que en los Survival Horror el combate mantenga una sensación rustica en sus controles, pero acá está llevado al punto de la frustación, con unos enfrentamientos poco inspirados y para nada satisfactorios, sumado a una buena cantidad de bugs que realmente incluso por momentos las balas no impactaban en los enemigos. Para colmo, ¡los enemigos no generan nada! Es increíble como una atmosfera de terror quede reducida a unos ruidos a lo lejos, algún que otro jumpscare y enemigos que no transmiten nada.
Hay incluso zonas que tenemos que escapar de una gran presencia maligna que es completamente invencible pero que tampoco transmite nada. Es un título con una atmósfera que no atrapa, que no te genera incomodidad. Los personajes secundarios mantienen varias cartas enigmáticas que abrazan un cierto misterio, pero el juego no está preparado para afrontar una ambientación que tenga ese propósito.
Ese terror psicológico al que apunta no tiene la inflexión ni el atractivo suficiente. Sin embargo, y a pesar de estos pormenores, sí se puede disfrutar como una aventura de suspenso con toques de terror, en donde el motor fundamental es la carta detectivesca y la capa narrativa.
A nivel audiovisual, es un más que digno AA en donde una vez más la casona convertida en psiquiátrico maquilla una ambientación lugubre con mucho para explorar. Las zonas que alcanzamos mediante el uso del Talismán dan ese toque de frescura en cuanto al diseño y arquitectura pero, nuevamente, es difícil recomendarlo como una aventura de survival horror. A esto hay que agregable la buena cantidad de bugs y errores técnicos que seguramente en gran parte sean arreglados en parches de rendimiento, pero que aún así no serán suficiente para mejorar el rendimiento y las colisiones de los entornos.
Conclusión.
Alone in the Dark abraza tan fuerte la nostalgia que no puede despegarse de ella. Este intento de traer una versión moderna de la aventura original trae consigo muy buenas intenciones, apalancadas principalmente por toda la faceta detectivesca, que funciona muy bien y que logra cumplir con esa sensación. Pero toda esa construcción no se logra con una ambientación pálida, unos combates flojos de papeles y una nula sensación de terror en el aire.
Esta aventura lamentablemente no logra construir un ritmo que vaya de la mano con los buenos acertijos y diseños de escenarios que ofrece Derceto como locación, e incluso todo ese factor sobrenatural que tiene algunos chispazos interesantes.
La franquicia seguirá aferrada a sus orígenes: uno de los fundadores de los survival horror que con el paso del tiempo todavía no logra adaptarse al gaming moderno.
Alone in the Dark abraza tan fuerte la nostalgia que no puede despegarse de ella. Este intento de traer una versión moderna de la aventura original trae consigo muy buenas intenciones, apalancadas principalmente por toda la faceta detectivesca, que funciona muy bien y que logra cumplir con esa sensación. Pero toda esa construcción no se logra con una ambientación pálida, unos combates flojos de papeles y una nula sensación de terror en el aire.
Esta aventura lamentablemente no logra construir un ritmo que vaya de la mano con los buenos acertijos y diseños de escenarios que ofrece Derceto como locación, e incluso todo ese factor sobrenatural que tiene algunos chispazos interesantes.
La franquicia seguirá aferrada a sus orígenes: uno de los fundadores de los survival horror que con el paso del tiempo todavía no logra adaptarse al gaming moderno.