Luego de una espera de dos años, Ubisoft presenta Assassin’s Creed: Origins, una reinvención de la franquicia que presenta el inicio de la Orden de Asesinos.
Tras el lanzamiento de Assassin’s Creed: Syndicate, la franquicia de asesinos milenarios había llegado a una repetición bastante agobiante basada en la exitosa formula que por 2007 lo catapultó al éxito, colmando la paciencia del gran caudal de seguidores que posee la saga. A pesar de algunos cambios, lo único que modificaban de la ecuación original del primer AC era la ubicación temporal.
Es por eso que todo Ubisoft decidió parar la pelota y reconstruir las bases del juego, retrocediendo en el tiempo (si nos basamos en el primer AC) por primera vez en una década. Después de un desarrollo de 2 años, abandonando la tendencia de estrenar un juego anualmente, llega a nosotros Assassin’s Creed: Origins, un título que, sin presentar ningún elemento que no hayamos visto en otros juegos, es una reinvención de la propia franquicia, con un importante concepto del rpg que le sienta de manera increíble, sumado a un mundo abierto con muchas pero muchas cosas para realizar.
Bayek de Siwa, el último Medjay
La historia de Assassin’s Creed: Origins está contada, como fiel sello de la saga, desde el presente y el pasado, en este caso el Antiguo Egipto. Bayek de Siwa es el personaje que toma la posta como el protagonista de turno en la faceta histórica; un soldado perteneciente a los Medjay, antiguo ejército personal del Faraón que tenían el deber de proteger al Imperio.
Lo que comienza como una historia de venganza personal tras la muerte de su hijo Khemu (tranquilos, ocurre en los primeros minutos), se expandirá en algo mucho más grande, en una conspiración comandada por La Orden de los Antiguos, una secta que pretende instalar un nuevo régimen.
Si bien Bayek no resulta funcionar como un gran personaje carismático, con una pronunciada falta de personalidad, cuando aparece en la historia su esposa Aya, y más adelante Cleopatra, es donde el protagonista destila sus mejores momentos. Es interesante ver cómo la historia funciona de menor a mayor, a medida que vamos revelando quienes son los verdaderos conspiradores, sin embargo su argumento no resalta como uno de los puntos más fuertes de Assassin’s Creed: Origins.
Por el lado del presente, tomamos el rol de Layla Hassan, una empleada de la División Histórica de Abstergo. Sin embargo su relación con la malvada corporación desde un comienzo se verá que no es la mejor, y desobedecerá sus ordenes en la primera de cambio. A comparación de anteriores entregas, en donde estábamos situadas en modernos edificios o complejos, Hassan se encuentra en la propia tumba de Bayek y Aya, y gracias a un Animus portátil pueden establecer la conexión, un detalle de color que le suma mucho al juego.
Como todo Assassin’s Creed, en Origins no faltarán las traiciones y los giros argumentales inesperados, tanto en el pasado como en el presente. Con Layla tendremos a disposición un registro bastante extenso que funcionan para recordar eventos pasados y ofrecer detalles sobre los nuevos personajes.
Egipto, un Imperio inmenso
Desde hace años que los fanáticos venían reclamando un título de la saga ambientado en el Antiguo Egipto y Assassin’s Creed: Origins cumplió, y con creces. El mapa del juego es realmente inmenso y abrumador, más de una decena de distintos territorios en donde convergen desiertos, oasis, terrenos selváticos, cuevas, templos, pirámides y otras estructuras edilicias.
Lo más importante de todo: cada metro cuadrado de Egipto está confeccionado a puro detalle, desde el movimiento de la arena con el galope de los caballos o los jeroglíficos ubicados en los edificios y tumbas. Es muy normal en las primeras horas del juego sentirse apabullado por la inmensidad del terreno y desorientado al momento de explorar, pero el juego es tan gratificante para aquellos que realizan una aventura más lineal como para aquellos que les apasiona descubrir todos sus secretos, y Egipto está plagado de ellos.
Los elementos RPG revitalizan la saga
“Como cambiamos sin cambiar, sin traicionar a los fans que aman el juego, como evolucionar manteniendo lo esencial pero mirando hacia el futuro”. Esto nos decía José Araiza, productor de Ubisoft y uno de los responsables de Assassin’s Creed: Origins cuando, durante una entrevista realizada durante la Argentina Game Show 2017, le pregunté cuál había sido la premisa que tenían al momento de desarrollar este nuevo capítulo de la saga, y realmente el factor RPG era la arista que necesitaba la franquicia para reinventarse.
Con un mundo abierto tan amplio, la mejor manera de rellenarlo es con un sinfín de acciones para realizar. No solo se nutre de una historia y un hilo de misiones principales, sino que a medida que vayamos conociendo los nuevos territorios irán apareciendo una apabullante cantidad de misiones secundarias, las cuales al completar muchas de ellas desbloquearán más misiones. Algunas son bastante simples, como ayudar a X persona o encontrar algún objeto, mientras que otras son un poco más complejas y llevan más tiempo. Queda claro que muchas de ellas funcionan como un simple relleno para no tener grandes espacios del mapa sin nada que ocupar.
Al margen de las misiones, también hay otras cosas para hacer como las carreras de carros (que nos hacen recordar mucho a las de Shadow of Rome), la búsqueda de tesoros, la caza de animales y misiones temporales, que nos darán un item de alta calidad.
Vale destacar que Assassin’s Creed: Origins no presenta ningún elemento nuevo que no hayamos visto en otros títulos de Ubisoft y en otros juegos de RPG, principalmente de The Witcher 3: The Wild Hunt, el cual presenta un desarrollo del mapa y contexto de las misiones con las mismas bases. Sin embargo, lo importante de esta implementación es que todas estas aristas funcionan como un impulso revitalizador del juego, ofreciéndo un nuevo camino por el cual recorrer y es el que sentará las bases para los venideros títulos de la saga.
La personalización de Bayek es otra piedra angular dentro de las novedades de Assassin’s Creed: Origins. Podremos cambiar la vestimenta del personaje, la montura (cabellos, caballos, carros también y algunas sorpresas más) y las armas, pudiendo llevar equipado cuando subamos de nivel hasta dos armas de manos, un escudo y dos arcos, que tendrán un colo de fondo distinto dependiendo la rareza del item.
Otro elemento que tiene una estructura visual y técnica muy similar a lo visto en The Witcher 3 es que ahora tanto nosotros como los enemigos tienen un nivel determinado, haciendo imposible vencer a los rivales que nos llevan más de 10 niveles (como en el juego de CD Projekt, en vez de un número arriba de sus cabezas aparecerá un esqueleto). Sin embargo, no será muy díficil subir rápidamente la primera quincena de niveles porque prácticamente todo en el juego nos da experiencia.
¿Sigilo o fuerza bruta?
Assassin’s Creed siempre ha sido una saga que se caracterizó por priorizar el sigilo sobre la acción, por un lado por las tácticas de infiltración que funcionaron siempre para pasar desapercibido en la mayoría del tiempo y, por otra parte, porque nunca tuvo un sistema de pelea que justifique el entrar a un asentamiento y liquidar a todo enemigo que se nos cruce.
Bueno, todo esto ha cambiado, no a 180º pero si con una modificación bastante pronunciada en el estilo de juego, ya que ahora podremos optar por el clásico sigilo o la fuerza bruta, gracias a que Ubisoft creó un nuevo sistema de combate para Origins, que deja a elección del jugador la arista que le gusta más, u optar por una táctica híbrida. Esta posición de darle al gamer la libertad necesaria para afrontar las misiones se asienta en el árbol de habilidades que tiene Bayek diversificado en la preferencia que escojamos y que puede ser completado a medida que vayamos subiendo de nivel.
La variedad armamentística también ayuda a desglosar el estilo de combate que mejor cómodo nos queda, ya sea usando armas pesadas como lanzas y mazas, o una perspectiva más veloz y certera con las dobles espadas y cetros. Si bien el estilo de combate es sumamente sencillo, con el clásico botón de golpe débil y golpe fuerte, las peleas suelen ser en su mayoría dinámicas, más aún cuando nos encontramos (como en la mayoría de los casos) en desventaja numérica.
Senu, nuestro fiel amigo.
El Ojo de Águila, o Sentido del Águila fue una constante a lo largo y a lo ancho de todos los Assassin’s Creed. En Origins, los muchachos de Ubisoft se han tomado las cosas un poco más literales, ya que Senu, la mascota de Bayek, será uno de los grandes aliados en esta aventura. El Águila será la brújula que nos facilitará todo el trabajo sucio de detectar, enemigos, objetivos y tesoros. Sinceramente, el abuso de este animal reducirá drásticamente la dificultad, principalmente en los momentos que nos infiltramos en las bases enemigas y sabemos qué está haciendo cada enemigo. Sin embargo, aunque suene contradictorio en muchos casos, sin la ayuda de Senu muchos secretos pueden pasar desapercibidos ante la inmensidad de determinados escenarios.
El ADN Assassin’s Creed está siempre presente
En los primeros minutos que controlamos a Bayek, muchos gamers se preguntarán, ¿esto es Assassin’s Creed? El cambio en Origins tiene esa inconmensurable sensación de estar jugando a otra franquicia. Sin embargo, la esencia de la saga se esconde en los pequeños detalles icónicos que vienen acompañando hace más de una década, como el parkour, los atalayas (con vistas más espectaculares que nunca), los asesinatos, la “hoja oculta”, el trasfondo cultural, mezclando la ficción y la realidad (gracias a un montón de textos y papiros que enmarcan el contexto histórico de la época). A pesar de la apuesta por cambiar muchas de las cuestiones de la estructura del juego, las bases de Assassin’s Creed: Origins están sentadas en las premisas originales del juego. En otras palabras, citando al productor de Ubisoft José Araiza, “como cambiar sin cambiar”.
Una experiencia visual alucinante
Assassin’s Creed: Origins se presenta como uno de los exponentes a nivel gráficos en lo que va este semestre del 2017. Si bien los rasgos faciales nunca fueron un punto fuerte dentro de Ubisoft, en esta entrega las expresiones de los personajes se ven muy logrados. Sin embargo, lo que llama más la atención es toda la ambientación y el énfasis en cada detalle de Egipto. Los dos años de trabajo se ven reflejados. Aunque está review se realizó en una PlayStation 4, la verdadera experiencia reside en la potencia que ofrece la nueva consola de Microsoft.
La franquicia tiene el futuro asegurado
Assassin’s Creed: Origins no solo sentará las bases para el futuro de la franquicia, que luego de esta entrega el abanico de posibilidades puede expandirse a cualquier punto temporal, sino que logró reinventar una saga que estaba quedando atrapada en sus propias limitaciones. Origins puede resultar un tanto repetitivo en lo que respecta a sus misiones secundarias y no tener una historia que esté a la altura de lo que se esperaba del Antiguo Egipcio, pero es tan inmersivo el juego que por momentos te hace obviar las aristas que pueda presentar, tanto a nivel argumental como técnico.
La espera valió la pena, y luego de varias entregas pasadas por alto, el futuro de la franquicia puede ser muy prometedor.