Prípiat se convierte en el epicentro de la nueva obra de The Farm 51, Chernobylite, una de las grandes y más ambiciosas sorpresas del año.
Tras un extenso tiempo en acceso anticipado para muchos puede haber pasado algo desapercibido el lanzamiento de Chernobylite, lo último de The Farm 51, el estudio polaco creador de Get Even y Cernobyl VR Project, pero acá estamos nosotros para hacer los deberes y recordarles que por esta ciudad fantasma hay un terreno que merece ser explorado. Un terreno lleno de radioactividad, cargado de una mezcla de géneros capaces de conquistar diferentes tipos de jugadores y con una historia que nos llevará de la mano al corazón de una zona de exclusión de Prípiat recreada como nunca antes lo habíamos visto en la industria.
Tatyana y la Chernobylita
En videojuegos tan grandes y con tanto por hacer como Chernobylite muchas veces lo que se nos cuenta suele estar relegado a un segundo lugar, pero este no es el caso. La historia del juego de The Farm 51 nos lleva 30 años después de la explosión del reactor nuclear momento en que Igor, un antiguo físico que trabajaba en el lugar y protagonista de la aventura, regresa a Prípiat para averiguar qué pasó con su mujer, Tatyana, quien desapareció tras el accidente. En el camino descubrirá un montón de oscuros secretos y retomará los experimentos en los que trabajaba, los cuales están relacionados con un poderoso mineral llamado Chernobylita.
El solo hecho de proponernos una incursión en la zona de exclusión de Chernóbil ya nos resulta irresistible y si encima lo que se nos cuenta es realmente interesante, la ecuación siempre termina dando dividendos. Por suerte, el estudio polaco ha hecho bien en mantener las cuotas de narrativa en su justa medida para que siempre tengamos un interesante diálogo al final de cada misión, invitándonos todo el tiempo a saber un poco más. El aliciente de todo esto es el recorrer cada rincón de esta ciudad fantasma, una que está recreada con tanto detalle que incluso puede hacernos poner la piel de gallina en más de una ocasión.
Muchos de estos momentos llegan cuando Igor, el protagonista, tiene flashbacks de lo que fue la catástrofe de Chernóbil y por unos segundos somos testigos del momento que definió parte de la historia de la humanidad. Otras situaciones cruciales llegan cuando el juego nos invita a tomar decisiones, poniendo a prueba nuestro pulso y sacando a relucir la mecánica de jugar con el tiempo gracias a los poderes de la Cernobylita, algo sobre lo que no hablaremos mucho más para no entrar en terreno de spoilers pero que nos regala varias secuencias dignas de las mejores películas de ciencia ficción.
Entre aliados, soldados y sombras
Como dijimos antes en este mismo análisis, Chernobylite es una mezcla de géneros: es un shooter, con elementos RPG, terror, supervivencia, exploración, farmeo y momentos de gestión. Sí, podría parecer que es mucho para una misma aventura, pero lo cierto es que todo funciona en armonía y cada actividad tiene el peso justo en el progreso del juego. Lo bueno es que para quienes realmente se enganchen con el título, tendrán horas y horas de actividad, haciendo una cosa u otra y usando cualquier razón como excusa para volver a perderse en esta hostil zona radioactiva.
En el juego de The Farm 51 tenemos misiones principales y secundarias, las cuales, en la mayoría de los casos, llegan de la mano de los diferentes personajes que nos vamos encontrando en el camino. Algunos supervivientes desquiciados, ex combatientes o científicos como nosotros, todos explorando Chernóbil por razones personales pero que nos ayudarán a nosotros a avanzar, no solo brindándonos información o encomendándonos objetivos, sino también potenciando las características del personaje ya sea mejorando nuestra habilidad en combate, haciéndonos más resistentes o dándonos mayor capacidad a la hora de obtener recursos.
Estos recursos son vitales en el progreso de Chernobylite, por lo que el farmeo se convierte en una de sus principales mecánicas, algo que no pesa cuando da gusto recorrer las distintas locaciones. Sobre todo en los primeros compases, todo escasea y recolectar cada material será vital ya sea para fabricar munición o curas, como también para arreglar o mejorar el armamento. La cosa escala al siguiente nivel cuando armamos nuestra base en el corazón de Prípiat, lugar que sirve para gestionar recursos, construir y mejorar equipo y mantener a salvo a nuestros aliados. Nosotros los ayudamos a ellos y ellos nos ayudan a nosotros, un círculo de retroalimentación que funciona muy bien en esta aventura que constantemente nos propone el trabajo en equipo.
Y… ¿de quién tenemos que mantener a salvo a nuestros aliados? Bueno, la radioactividad no es lo único capaz de poner en peligro nuestras vidas en Chernóbil. Tenemos un buen puñado de enemigos, unos soldados que aún deambulan por la zona y una variedad de criaturas que han surgido como consecuencia de los experimentos con Chernobylita. Para hacerles frente tendremos dos opciones: la primera es el sigilo, evitando el enfrentamiento directo para aprovecharnos de la pobre IA que presentan tanto los humanos como criaturas; la segunda, ir al palo por palo, haciendo uso de las cinco armas de las que disponemos y volver a aprovecharnos de la IA de personas y seres sobrenaturales. Sí, el gran punto flojo de Chernobylite es el combate, no solo por unos enemigos muy poco despiertos que dejan de representar un riesgo pasadas las primeras horas de juego, sino por unos controles que podrían estar bastante más pulidos.
La zona de exclusión – Apartado técnico
Nos encanta hablar de esta clase de ejemplos: no hace falta ser un estudio grande para hacer buenos juegos a nivel técnico. Chernobylite es prueba de eso. Lo que el juego de The Farm 51 es a nivel gráfico está a la vista de todos, pero solo quienes se sumerjan en las profundidades de esta Chernóbil podrán apreciar la fidelidad con la que fue creada la zona de exclusión. Tras ver muchos videos en YouTube de gente explorando lo que quedó de la ciudad fantasma de Prípiat, es que podemos apreciar cómo han sido recreadas zonas exactas, llevándonos realmente al lugar y permitiéndonos revivir lo que, hace ya más de tres décadas, fue uno de los episodios más horrorosos de la historia de la humanidad.
El sonido de esta aventura se mueve por el mismo camino, con un cuidado por el detalle que sorprende y, sobre todo, por una banda musical espectacular y con varias piezas destinadas a acompañar los diferentes momentos que viviremos a lo largo de la historia de Igor y Tatyana. En cuanto al rendimiento, con una PC que cumple de sobra con los requisitos recomendados, no nos hemos encontrado con mayores problemas que con alguna baja puntual de fps o algún bug que por momentos pueda cortar la inmersión. Los subtítulos en español están muy bien y las voces en ruso (idioma que hemos elegido por sobre el inglés para mayor inmersión) están a la altura de todo el apartado técnico.
Chernobylite, el veredicto final
Sumergirnos en los rincones de la zona de exclusión de Chernóbil siempre es una propuesta tentadora y eso es algo que el equipo de The Farm 51 ha entendido en su totalidad, recreando el lugar a un nivel nunca antes visto dentro de la industria de los videojuegos. Si a eso le sumamos una buena historia, toques de terror, supervivencia y acción, las razones parecen darse solas para acceder a esta versión final que llevaba en acceso anticipado casi dos años.
Lo cierto es que no todo es color de rosas en Chernobylite, siendo la pobre IA enemiga y un combate un poco tosco los elementos que no permiten que el juego sea todo lo redondo que podría haber sido. Sin embargo, consideramos que esta es una experiencia que va más allá, que es capaz de poner la piel de gallina recreando momentos del horror que se vivió en el lugar, que nos lleva de la mano de su historia hasta el final y que el solo hecho de recorrer una recreación tan fiel de las icónicas locaciones soviéticas vale la pena. Sin dudas unas de las gratas sorpresas del año y una recomendación indiscutida para cualquiera al que le interese el tema.