Crimson Keep es un rogue-like puro en el que tendremos la misión de escapar de las profundidades de una ciudad, donde la dificultad es la arista clave de esta propuesta.
Merge Games es una distribuidora que va cobrando cada vez más fuerza dentro del mundo gamer. La empresa se ha encargado de traernos propuestas de diferentes géneros, donde podemos destacar algunas joyitas como Darkest Dungeon o Moonlighter. Ahora es el turno de Crimson Keep, una aventura en primera persona de exploración de mazmorras con una fuera impronta rogue-like.
Sin destacarse mucho por lo que propone con casi nulas innovaciones a la vista, Crimson Keep intenta marcar su lugar dentro del género apelando a su elevada dificultad, dejando en claro desde el comienzo que vamos a morir y en cantidades industriales.
Crimson Keep fue estrenado en exclusiva para Nintendo Switch a finales del año pasado, pero aprovechamos su lanzamiento en PlayStation 4 para realizar un análisis sobre el juego, un rogue-like que presentará un desafío para los jugadores de nicho y podrá resultar poco llamativo para los jugadores casuales.
El mal está sembrado en la ciudad de Larkstead
La historia de Crimson Keep es bien sencilla y funciona solo para darle un propósito a nuestro protagonista. El pequeño pueblo de Larkstead se ve azotado hace 3 décadas bajo el dominio de un poderoso demonio llamado Mara, que mantiene dominado al pueblo sumido en el caos. Nuestro protagonista, un nn del cual solo le vamos a ver las manos en todo el juego, es prisionero dentro de las catacumbas de la ciudad y el objetivo principal reside en llegar a la superficie para enfrentar al villano.
Más allá de este prologo que figura al comienzo del juego, el contexto narrativo es bastante pobre y solo se complementará con algunos habitantes de las mazmorras que nos relatarán parte de sus experiencias en el lugar y el sufrimiento que padecen.

Escapando de las profundidades
Dejando a un lado la minúscula historia, Crimson Keep está segmentado por niveles procedurales, repletos de enemigos, trampas y un azaroso loot que nos servirá para hacer frente a nuestros rivales y conseguir suministros para sobrevivir. Si bien los escenarios son aleatorios, cada mazmorra está diferenciada por una estética distinta y una variedad de enemigos que difiere del anterior. Esto le imprime una cierta dinámica aunque después de perder 10 veces ya conoceremos los patrones de estos enemigos y las sorpresas que nos podemos encontrar en los diferentes niveles.

El breve tutorial que aparece cada vez que comenzamos una partida nos deja en claro la sencillez de sus mecánicas: tendremos un boton para atacar, otro para defendernos, 4 comandos rápidos para utilizar los consumibles y 3 más para utilizar las habilidades especiales que obtengamos una vez que vayamos subiendo de nivel.

Además de los enemigos, habrá una serie de trampas que solo se limitan a ser pinches que salen del piso al mejor estilo Prince of Persia, pero que por el sonido que realizan podemos anticipar su timing y pasar sin problemas.
Cuenta con 3 clases distintas que intentan al mismo tiempo marcar el nivel de dificultad que tendrá la partida. El guerrero es experto en armas de mano y ballestas y más resistente a los golpes. La bruja arrancará con una varita que lanza hechizos y las habilidades mágicas serán su principal fuerte, priorizando el ataque a distancia para evitar el daño. Por tercera y última está el obrero, una clase que no cuenta con habilidades especiales, empieza con una salud reducida y carece de alguna cualidad única. Esta es la chance de aumentar considerablemente la dificultad de Crimson Keep y realmente es bastante complejo terminar la aventura con él.

Dentro del equipamiento para el personaje, presenta una rama bastante similar a los clásicos rpg, con la posibilidad de colocarnos vestimentas y accesorios que upgradean o la vida, la velocidad de movimientos o el poder de las habilidades o los objetos de curación. Las estadísticas del protagonista son nulas, y solo encontramos parámetros y valores en las armas, que están segmentadas por daño, alcance y velocidad. Hay que estar atentos a las 3 características, ya que podemos encontrar, por ejemplo, un mandoble que tenga un poder considerable pero si tiene una cadencia lenta de ataque, podremos durar muy poco con vida.

El loot es bastante polémico. No por la calidad de los items que encontramos o dropean los enemigos sino por la cantidad. Es demasiado azaroso los objetos que encontramos y en la gran mayoría de las partidas contaremos con muy escasos recursos. Esto aumenta considerablemente la dificultad porque encima tenemos que encontrar comida para ingerir y no morir de hambre, algo que sucede con bastante frecuencia si no somos rápidos.
Entre mazmorra y mazmorra, tendremos que enfrentar un boss que al ganarlo nos dará un item y a su vez permite desbloquear habilidades para futuras partidas.

Crimson Keep no permite al comienzo terminar la partida de un solo intento, ya que en todo el recorrido encontraremos 3 puertas, al abrirla moriremos pero permitiremos desbloquear nuevos niveles para nuevos intentos.
Audiovisualmente, tiene más deudas que aciertos. Los efectos sonoros son toscos y la música no acompaña la intencionalidad del juego. En cuanto a su aspecto gráfico y el diseño artístico, tiene ese aire nostálgico dentro de los viejos rogue-like que llaman la atención, pero los escenarios tienen una pobreza de diseños y si bien los enemigos son variados, son muy simplones.
Conclusión
Crimson Keep es un NI gigante. No profundiza ninguna de sus aristas y la elevada dificultad es la principal barrera para los más acérrimos seguidores de los rogue-like. Como propuesta, no trae alguna carta nueva al género para destacar pero como contrapartida estamos ante una aventura que tiene una rápida curva de aprendizaje y es un buen divertimento para pasar el rato.