Con un diseño de niveles soberbio y una puesta en escena espectacular, Deathloop demuestra todo el expertise que ostenta Arkane Studios.
Es desafiante para las desarrolladoras ofrecer productos que cuenten con mecánicas interesantes, una historia atrapante y al mismo tiempo contener en sí mismo un sello de identidad. Con mayor frecuencia solemos encontrar influencias de otras expresiones artísticas en diversos videojuegos, y por eso siempre llama la atención cuando, sin querer inventar la rueda, los estudios buscan aportar un sello distintivo a sus proyectos.
Deathloop, con esta premisa como contexto, no solo respira Arkane Studios por todos sus poros: es una demostración clara de que aportando ingredientes nuevos a fórmulas ya conocidas, los resultados pueden ser sorprendentes.
Lo nuevo de los creadores de Dishonored se concibe como un fps de sigilo y acción, pero esa es sola una fina capa de su superficie: detrás de esa simple descripción se encuentra una fina maquinaria de relojería, que nos mete de lleno en una historia de espionaje y ciencia ficción, con los bucles temporales como diamante en bruto en un día que repetiremos hasta el hartazgo, ¿se puede romper el ciclo sin sentir agotamiento de la fórmula en el proceso?
El Día de la Marmota + Kill Bill = Deathloop
Para serles completamente honestos, no pasó hasta atravesar la primera hora y media de juego para entender realmente la concepción de Deathloop como juego y el abc de su premisa. No porque los avances y descripciones que realizó Arkane Studios durante la promoción del juego no hayan sido claras. La magia de esta aventura comienza, como mencione más arriba, cuando atravesamos los elementos de su superficie y nos metemos en su bucle temporal.
Cole Vahn es el flamante protagonista de Deathloop, una persona que despierta en la misteriosa isla de Blackreef y que rápidamente descubre una verdad, a priori, inalterable: siempre repite el mismo día. A diferencia de los habitantes de la ínsula, Cole puede recordar lo que experimenta en cada bucle, una carta que le permite sacar ventaja y encontrar la forma para escapar de ahí.
Para lograr romper el bucle temporal, el objetivo está impuesto desde el comienzo: en un mismo día, debe asesinar a los 8 Visionarios, una especie de cuerpo de elite que forma parte de AEON, una organización que tiene una enorme injerencia en la existencia de Blackreef y su fenómeno temporal.
Pero Colt no es la única persona que puede recordar lo que sucede en este día sin fin: en la otra cara de la moneda está Julianna, una de los 8 miembros de los Visionarios y que no dudará un segundo en darnos caza para proteger el bucle temporal. Y así como dije que en su jugabilidad hay una superficie que esconde todo su potencial, esta premisa narrativa es solo la punta del iceberg en términos argumentales.
Eliminar a los Visionarios no solo precisará de una jugada ajedrecista para que todas las piezas encajen en el lugar y momento indicado, sino que estos objetivos cuentan con habilidades sobreanaturales que los vuelven enemigos muchos más complejos de abatir. La estrategia, entonces, pasará primero por encontrarlos y luego de encontrar la forma de liquidarlos evitando, en lo posible, el combate directo.
Y acá es donde Deathloop saca a relucir ese adn que Arkane impone en sus diferentes proyectos: la libertad de elegir el estilo de juego que más se adapte a nuestras necesidades; algo que el propio título te lo indica en sus primeros tutoriales. La libertad de exploración se apoya en la preferencia que adoptemos al momento de recorrer Blackreef: orquestando todo desde las sombras usando el sigilo como recurso, equipar las armas de mayor calibre volteando todo aquel que se nos cruce, un asesino silencioso que elimine a todo el mundo sin dejar rastros; o sencillamente un híbrido de todas sus funcionalidad, adecuando el estilo directamente a las circunstancias.
Arkane Studios busca cuidar todos los elementos de su historia. La relación entre Colt y Julianna es el hilo conductor que va chocando día a día, pero también se detiene en construir todo su lore alrededor, desde la historia de Blackreef, los fenómenos sobrenaturales y el trasfondo de cada uno de los Visionados que tenemos que eliminar.
Los diferentes plot twist y revelaciones están ubicadas de forma tal que queremos saber siempre cómo continúa la historia y qué otros secretos faltan descubrir. La dinámica de los objetivos y las pistas sembradas en toda la isla mantienen un interés genuino, que logra mantenerse a flote durante toda la campaña.
La información es poder
La ventaja que tiene Colt de poder recordar lo que hace en cada bucle es la llave para romper el ciclo, y con esto en bandeja Deathloop exhibe su faceta más detectivesca para darnos todas las pistas e información necesaria para eliminar en un solo día a los 8 Visionarios.
El bucle temporal de 24 horas divide su estructura en 4 fases horarias (mañana, mediodía, tarde y noche), con las posibilidad asimismo de recorrer 4 regiones diferentes dentro del Blackreef. Con esto presente, Deathloop nos sube a su dinámica como hamster a una rueda y una vez que comenzamos a movernos la cosa no se detiene.
Si bien tenemos 4 ventanas de horario para explorar durante el día, cada vez que ingresamos a una zona de la isla el tiempo no avanza hasta que decidamos volver a nuestra base para redirigir un nuevo destino. Este timing ad eternum es vital para poder explorar cada rincón del juego y recabar la mayor cantidad de pistas posibles.
Dependiendo la hora en que visitemos una región de Blackreef, se presentarán nuevos eventos, hechos, personajes y con ello florecerán nuevas pistas, que se terminan traduciendo en claves, códigos de acceso, descubrimientos y por sobre todas las cosas información crucial para entender cuándo, dónde y cómo podremos eliminar a los Visionarios.
Una de las preguntas que me surgió durante las primeras horas era si Deathloop podía mantener la frescura de sus mecánicas, obligándonos a repetir el mismo día una y otra vez, explorando los mismos rincones; y la respuesta impactó ante mis ojos de forma natural. Increíblemente, la obra de Arkane logra hacernos explorar Blackreef de forma continúa y cada día nos da la frescura de estar haciendo cosas completamente diferentes.
La información no es el único elemento que podremos mantener entre ciclo y ciclo: las armas, potenciadores y habilidades que le podamos robar a los Visionarios podrán permanecer en nuestro inventario si conseguimos recursos imbuirlos y de esta forma conservarlos en nuestro armamento. Un elemento que aporta mayor estrategia a las incursiones en Blackreef es que solo podemos equipar una cierta cantidad de armas y habilidades, así que también dependerá del tipo de exploración que pretendamos hacer en dicho momento del día.
Si bien la libertad que ofrece Arkane es casi absoluta, no sentí el mismo disfrute. Cuando optamos por un camino más sigiloso, la investigación cobra mucho mayor sentido. Infiltrarse en zonas fuertemente custodiadas, hackear elementos de seguridad, aprovechar el entorno para pasar desapercibido le inyecta una cuota de dificultad que merma cuando queremos abrirnos paso a los tiros. En parte porque la IA es bastante floja y los enemigos no oponen mucha resistencia, sino que además pierde cierto encanto en el aire de ver cómo la isla respira en cada rincón.
Esa falta de equilibrio entre el sigilo cinematográfico y la acción se empieza a notar cuando ya tenemos encima varios ciclos y exploraciones en Blackreef, y hay una necesidad de querer encajar las últimas piezas del rompecabezas.
Con las mecánicas jugables exhibidos a gusto y piacere del jugador, Deathloop saca su comodín en el diseño de niveles. Una masterclass de la mano de Arkane para aprovechar la verticalidad, los espacios y los cambios durante el día para conseguir entornos completamente laberínticos y que al mismo tiempo sepamos dónde estamos ubicados.
Hay un entramado de enemigos, información clave, puzzles, bifurcaciones y atajos que conviven de forma armónica y atractiva. Lo que podría ser una mezcla absurda de elementos en esta isla respiran con una fluidez que se refleja al momento de revisitar los escenarios en diferentes etapas del día. Esta cantidad de elementos también se complementa con las propias libertades que otorga el juego, dejando a un lado cualquier concepto lineal que puede traer consigo el cumplimiento de objetivos.
La inmersión audiovisual como estandarte
Todo la magia que logran proyecta Deathloop con su historia y jugabilidad se apoya sideralmente en su veta artística. Un estilo completamente disruptivo y original, que tiene un aroma setentoso bien marcado, yendo de un estilo James Bond a una irreverencia al estilo Austin Powers. La tecnología y estructuras edilicias también entonan mucho a esa época, incluso también lo vemos reflejado en las diferentes vestimentas de los personajes y las paletas de colores saturados que desentonan con la paleta de marrones de los edificios y la naturaleza de la isla.
Puede que visualmente no tenga el potencial y realismo de otros títulos de la actual generación de consolas, pero durante la exploración de Blackreef vamos a encontrar 1000 y un detalles de numerosos elementos que complementan la experiencia. Cada rincón busca tener sus elementos distintivos y el juego logra que cada región de la isla se sienta única.
La frutilla del postre es la banda sonora. Además de contar con una banda sonora exquisita – de esas que querés poner en Youtube de tanto en tanto – el juego tiene las pistas ideales al momento de saltar del sígilo a la acción desmedida que te mete de lleno.
Sin ser un título first party de PlayStation, las funciones hápticas del DualSense y el componente 3d de su audio – con el headset Pulse – cumple con creces su cometido.
Un multijugador que no convence
Dejé para el final probablemente la pata más floja de Deathloop y es su componente online. El juego nos permite dos modalidades de juego diferentes: romper el cíclo, con Colt, y protegerlo, con Julianna. La primera conlleva todo el apartado de la campaña/historia principal, mientras que la segunda arista nos permite “invadir” el bucle temporal de otros jugadores y frustrarles su exploración.
Es una arista que está introducida con forceps y no termina de lograr un propósito claro dentro del juego más allá de fastidiar la exploración y cazar a otras versiones de Colt.
Conclusión
Deathloop es una inyección de personalidad en una época en la que faltan propuestas disruptivas. Arkane elige la cancha y sus reglas en una obra que se siente como una evolución de recursos ya vistos dentro de su catálogo, pero que a fuerza de una inmersión artística y una dinámica de juego atrapante logra bañar de frescura y encanto a toda su propuesta.
Si bien tiene un lanzamiento en PC, PlayStation se anota otro pleno dentro de su catálogo de exclusivos y comienza a cerrar el primer año de PS5 con otro hermoso exponente para su colección.