Devolver Digital encabeza esta historia de vida y muerte, un indie más que interesante y una propuesta encantadora para los amantes de los souls-like.
Hace ya un tiempo Death’s Door se llevó las miradas en aquella presentación de los futuros juegos independientes de Xbox y no es para menos, una cuidada estética y una acción trepidante se convirtieron en la bandera de su primer tráiler, dejándonos a todos con ganas de darle una probada. Ahora que lo hemos podido completar es que descubrimos que, lo nuevo de Acid Nerve y Devolver Digital, es una propuesta a la altura de sus promesas y una experiencia más que tentadora para pasar los próximos días invernales en un mundo de fantasía.
El segador de almas
Para quienes no hayan captado su premisa o simplemente no hayan visto ningún tráiler de Death’s Door hasta ahora, les contamos que la historia nos lleva a la mismísima encarnación de la muerte. O más bien a uno de los tantos empleados del departamento de la muerte. Así es, nos toca controlar a un cuervo encargado de segar las almas de aquellos a quienes le ha llegado la hora. Sin embargo, una misión no sale como estaba planeado y tras perder el alma que se nos encomendó, quedamos atrapados en un mundo en el que nadie ha muerto en mucho tiempo.
Sí, así de interesante suena y lo es, porque si bien la aventura se toma su tiempo para contarnos qué es lo que pasa a nuestro alrededor, cuando lo hace vuelve a engancharnos con su narrativa. Uno de los mayores alicientes de esta historia son sus personajes, cada uno con su personalidad particular, que son capaces de regalarnos diálogos muy interesantes y con una duración tan exacta como un reloj suizo. Un par de giros en la trama dan la cuota de sorpresa justa y constantemente nos invita a seguir para saber qué o quién nos está esperando a la vuelta de la esquina.
Espadazos y rompecabezas
El avance en Death’s Door se sostiene sobre dos pilares fundamentales: el combate y la resolución de puzzles. Como buen souls-like, el juego de Acid Nerve nos trae un estilo de combate basado en la esquiva y el contragolpeo, proponiéndonos constantemente usar estas herramientas para afrontar a oleadas de enemigos. Conforme avanzamos en la aventura también se suman una serie de poderes mágicos, dando dinamismo a una experiencia que puede volverse algo monótona en algunos baches que por suerte no son muchos. En sí el pelear es una actividad entretenida y siempre se da en justa medida, con un sistema de cura bastante único que aporta frescura y personalidad a una fórmula tan explotada.
Conforme avanzamos tenemos la posibilidad de mejorar nuestro personaje, en cuatro simples ramas que van al grano pero que nos dan una sensación de progresión bastante tangible. También tenemos la posibilidad de encontrar y utilizar nuevas armas, aunque ninguna aporta gran cambio, también dan variedad a un combate que, insistimos, puede caer en la monotonía durante algunos pasajes. Pero lo que sin dudas rompe con todo esto son los jefes finales y como no podía ser de otra manera en una propuesta del género, están magníficos. Ya sean los sub-jefes metidos en medio de los escenarios de este mundo abierto, hasta los imponentes y colosales enemigos que nos esperan al final, todos tienen su personalidad y mecánicas específicas, representando el mayor desafío de un juego que por momentos es muy accesible, sobre todo para los jugadores hardcore que busquen grandes desafíos.
Toca cerrar el apartado de jugabilidad de Death’s Door hablando del segundo pilar: los puzzles. Es este apartado, junto con los jefes que acabamos de mencionar, lo que da mayor color y variedad al avance de la aventura. Los rompecabezas son muy distintos los unos de los otros, juegan siempre con nuevas mecánicas que presenta cada escenario y con las nuevas habilidades que vamos descubriendo, aportando siempre esa cuota de usar la cabeza que tanto gusta a muchos. En cuanto a la dificultad sigue con la línea general del juego, nada demasiado complejo, pero de vez en cuando nos traba un buen rato intentando encontrar la solución en una propuesta que rara vez nos dice exactamente que hacer y que por momentos juega al límite con dejarnos perdidos dando vueltas en círculo.
Fantasía y muerte – Apartado técnico
Como casi todo lo que apadrina Devolver Digital, Death’s Door es un juego estéticamente único y hermoso. Con una clara inspiración en la saga de Zelda, en la cultura japonesa y, seguramente, en la obra de Studio Ghibli, tiene un diseño general encantador y tan particular como su mundo de fantasía lo amerita. El único reclamo que podemos hacerle es que todos los escenarios que conforman su gran mundo abierto no son lo suficientemente variados y por momentos parece más de lo mismo, pero no es algo que moleste demasiado cuando nos encontramos con personajes tan únicos a la vuelta de cada esquina.
La banda musical corre con la misma suerte, un tema mejor que el otro se suceden en cada escenario y siempre acompañan el avance. De esas listas de reproducción que ya se cuelan en nuestro Spotify gamer. El rendimiento del juego es impecable, algo clave en el andar de un souls-like, mientras que casi no existen tiempos de carga y si los hay son muy cortos. Es muy agradable encontrarse con juegos indies tan pulidos, con mucho amor por el detalle y que denotan el gran trabajo del estudio inglés que ha dado todos los golpes de horno que fueron necesarios.
Death’s Door, el veredicto final
Un nuevo título independiente se cuela en el ya explorado género souls-like y, como toda obra apadrinada por Devolver Digital, el juego de Acid Nerve tiene suficiente personalidad como para destacar. Quizás su historia y personajes acaben por ser los mayores distintivos, pero todo funciona bien en la propuesta indie del estudio inglés.
Death’s Door puede llegar a dejar indiferentes a los jugadores más hardcore, pero su accesibilidad y su mundo de fantasía tan particular lo convierten en una propuesta para todo el mundo, un souls-like para un público más amplio. Combates frenéticos, puzzles y jefes finales desafiantes, poco más se necesita para hacernos pasar un buen rato.