Ubisoft logra con The Division 2 corregir los desaciertos de la aventura en New York y profundizar los aciertos para traernos una secuela tan adictiva como efectiva.
Los shooters que priorizan la faceta online con un fuerte componente rpg han logrando una relevante trascendencia durante los últimos años. En 2016 Ubisoft presentaba The Division, un título que si bien tuvo sus fallas dentro del contenido post-lanzamiento y la implementación de las misiones, logró captar la atención de un gran cúmulo de jugadores, limpiando una New York devastada por un virus que diezmo la población y logró anarquizar la sociedad.
3 años después, la desarrolladora francesa junto a Massive Entertainment nos trae The Division 2, una secuela ambientada en una caótica Washington, donde podremos recorrerla de manera minuciosa, combatiendo tanto en las calles como en numerosos asentamientos.
Este segundo capítulo de la saga logra corregir cuantiosos errores de su predecesor y puliendo los detalles en los que se había destacado, para traernos uno de los mejores exponentes del género.
La diversidad opaca la repetición
The Division 2 no intenta despegarse en lo absoluto de la primera entrega, sentando las mismas bases jugables: un shooter con altas dosis de looteo y una progresión del personaje basada en el equipamiento que vamos adquiriendo, donde la acción resulta más táctica que directa. Ponerte a resguardo y disparar con prudencia es más acertado que intentar emular a John Rambo y diezmar a los enemigos a los tiros sin mirar hacia donde apuntamos; un juego en la que la estrategia es fundamental y el trabajo en equipo es el eslabón clave de una cadena compuesta por varios factores.
El objetivo es claro desde que finalizamos un prólogo que tiene un facilismo argumental para justificar lo que ya sabíamos desde el anuncio del juego: tendremos que llegar a Washington DC y liberar a toda la ciudad que se encuentra sumergida en un caos estructural y social, producto del mismo virus que conocimos en la primera entrega. La capital de los Estados Unidos se encuentra segmentada en diversas regiones categorizadas por niveles, haciendo que incursionas en algunos sectores sea un completo suicidio si no leveleamos lo suficiente. En estas zonas deberemos cumplir varias tareas para ir asegurando cada zona, apoyando a la resistencia y apoyándolos en su lucha diaria en las calles, donde a medida que tengamos más injerencia dentro de las mismas iremos poblando con mayor cantidad de aliados y reduciendo la presencia enemiga para facilitar la obtención de recursos.
La IA tanto aliada como enemiga está completamente mejorada y de hecho es uno de los puntos clave para destacar. Ubisoft nos había mostrado mucho de su potencial con el excepcional universo creado en Assassin’s Creed: Odyssey donde podíamos ver a los miles de NPC gestando diversas acciones; y acá puede notarse en su comportamiento táctico, con una amplio abanico en su accionar. Lejos de ser un imán para las balas, las diversas facciones que enfrentamos cuentan con diferentes abordajes para flanquearnos y eso le agrega una dosis de versatilidad a un The Division 2 que tiene mucho para ofrecer. Hay kamikazes que se abalanzan hacia nosotros para hacernos salir de nuestra posición, otros que deciden atacar mientras recargamos o que buscan llegar a través de los costados mientras los cubren a la distancia.
Este modus operandi tapa por completo la monotonía de sus misiones primarias y secundarias, en las que en su mayoría aborda la misma mecánica: llegar hasta el techo o el sótano de un edificio, barriendo con las oleadas de enemigos, para finalmente enfrentar a un potente boss (siempre rodeado de más soldados), para obtener una buena cantidad de experiencias e items. Si bien casi siempre estamos realizando las mismas acciones, la variedad de sus escenarios y el desafío enemigo logran que esa cuestión pase absolutamente desapercibida. Al contrario, suele ser algo más adictivo de lo que parece, porque además el gunplay funciona muy bien ya que es una evolución natural de las mecánicas de disparo y combate que vimos en el anterior título.
Además de las misiones que nos encargan, durante nuestra exploración en Washington podremos completar numerosas actividades que son una fuente tan inagotable como fundamental de recursos y experiencia. Prevenir una ejecución, salvar rehenes, tomar puestos de control o robar provisiones son solo algunas de la gran cantidad de situaciones que pueden sucedernos nuestras expendiciones diarias.
Por supuestos, las Zonas Oscuras vuelven a decir presente y tienen una enorme relevancia luego de terminar la Campaña principal, que tiene un duración que supera las 30 horas, principalmente porque The Division 2 está confeccionado para que no te pases las misiones principales de un tirón. Ubisoft quiere que le dediques su merecido tiempo a esta aventura y es por eso que necesitaremos completar varios sidequest y actividades opcionales para llegar al nivel necesario y no sufrir más de la cuenta.
Otra de las novedades es la posibilidad de hacer PvP, algo que podemos hacer en solitario o conformando un clan de hasta 4 jugadores. En esta vertiente podemos hacer valer nuestras habilidades y recursos contra los rivales para de paso obtener cuantiosos botines en la Zona Oscura. Realmente, de todas las variantes que ofrece The Division 2 esta es la que menos se destaca y resulta bastante imprescindible, salvo que en los meses siguientes le agreguen nuevas funciones.
Una personalización dinámica
Jugadas las primeras horas en The Division 2 , la conclusión es bastante resolutiva: el título desprende una cantidad de loot abismal. Es prácticamente improbable que no consigamos armas y equipamientos del nivel en el que estemos y es bastante frecuente encontrar elementos de rareza superior.
Ubisoft no busca la frustración en este punto, ya que bastante vamos a tener que focalizarnos para completar todo lo que nos propone Washington en esta secuela, sino que deja a nuestra disposición la posibilidad de equiparnos de la mejor manera posible con una personalización que busca el equilibrio entre la profundidad y la sencillez, sin que nos sintamos abrumados de tanta información y que al mismo tiempo no aleje a los jugadores que no son tan acérrimos a los conceptos más puros de los rpg.
Nuestro progreso se va a ver cuantificado en el poder de las armas y armaduras, que cuenta las primeras con poder de daño, cadencia y cantidad de balas en el cargador, mientras que los accesorios defensivos tienen salud, armadura y poder de habilidad, que son los que nos permite equipar las modiifaciones más poderosas a las 8 skills que dicen presente en The Division 2.
Dentro de las 7 tipos de armas presentes, hay un sub categorización de las mismas donde vamos a tener una cantidad enorme para elegir según nuestros gustos y preferencias
Estas habilidades son bastante parecidas a las que teníamos en el primer The Division, aunque hay algunas novedades y modificaciones interesantes, volviéndose un comodín para zafar de las situaciones más desventajosas.
En cuanto a la personalización del personaje, una de cal y una de arena. A lo largo de toda la aventura iremos encontrando un montón de elementos cosméticos para vestir a nuestro protagonista y de alguna manera diferenciarlos en nuestras encaramuzas online o en los enfrentamientos de clanes. Sin embargo, hay una pobreza bastante marcada en la defición facial de nuestro avatar, con opciones bastante genéricas y poco atractivas.
El endgame y más allá
Completar todas las misiones que rodean la historia The Division 2 son solo una porción de lo que podemos hacer en el juego. La campaña funciona principalmente para darle un marco argumental al título y realmente no es algo que llame mucho la atención. Las cinemáticas van contando porciones del relato y distribuidos por toda la ciudad iremos encontrando grabaciones y fragmentos de eventos llamados Echo que recrean una situación que se llevó a cabo en dicho lugar. Más allá de eso, poco más hay para destacar dentro de este apartado y es porque tampoco es demasiado relevante para lo que se propone.
Una vez que terminamos las misiones principales y, cuasi al mismo tiempo, llegamos a nivel 30, tenemos a disposición una nueva cantidad de cosas para hacer, lo que potencia enormemente todo lo que podemos hacer en Washington. Si a esto le sumamos que Ubisoft ya nos adelantó que ya tiene planeados todo un año de contenidos que llegarán de manera gratuita, la vida util del juego se expande a una cantidad incalculable de horas, para todos aquellos que busquen experiencias super exigentes y al mismo tiempo conseguí el loot más poderoso.
La verdadera experiencia no se consigue en solitario
Siempre nos referimos a The Division 2 como un shooter-rpg online. Entonces, ¿se puede jugar sin compañeros? La respuesta es un tanto ambigua. Vayamos primero por el sí. El juego en ningún momento logra ser una prueba insupurable de superar ni existe una misión que no pueda ser pasada sin ningún tipo de apoyo. Sin embargo, esto no denota en lo absoluto que sea una tarea sencilla, ya que además de exigir una cuota extra de habilidad y una estrategia puramente individual, emplearemos un tiempo mucho mayor para llevar a cabo los objetivos. Pasaremos más tiempo a cubierto del que nos gustaría y en gran parte de los combates sentiremos ese avasallamiento numérico que complica enormemente la ecuación.
¿Querés jugar online y no tenés amigos que te hagan la segunda en tu cruzada patriótica por Washington? Ubisoft encontró la solución a este percance con un exhaustivo matchmaking que intenta resolver este problema. Ahora, podremos convocar aliados o sumarnos a otras partidas con propósitos más específicos. Al comienzo de cada misión, el juego nos propone sumar gente (grupos de hasta 4 personas) para completar específicamente ese objetivo, o si sencillamente queremos explorar con libertad la ciudad y adquirir recursos o pretendemos hacer una incursión a la Zona Oscura. El juego desglosa nuestras intenciones y es mucho más acertivo en este punto, uniéndonos con usuarios que comparten un nivel similar al nuestro.
Echamos de menos comandos de interacción más intuitivos. Después de jugar Apex Legends, resulta un tanto incómodo la imposibilidad de comunicarnos si prescindimos de algún headset para hablar, porque el sistema de gestos que tiene The Division 2 es completamente inútil.
The Division 2 deja de esta manera la chance de que cada jugador tenga la posibilidad de atravesar la aventura al gusto de cada uno, pero el alma del juego reside, desde ya, en su vertiente cooperativa online.
La ambientación, un elemento clave
No podemos dejar de destacar el aspecto audiovisual que compone The Division 2. Si bien gráficamente no estamos ante una propuesta descollante, la variedad de sus escenarios, recreando esta devastada Washington junto a sus lugares más emblemáticos, y el factor lumínico son dos elementos puramente positivos para esta secuela, que tapan quizás los baches que pueden generar algunos rendimientos visuales.
Por otra parte, el sonido es puro deleite. La fidelidad de las armas, el ruido de las balas, el silencio abrumador de algunos rincones desolados de la ciudad y las voces de los enemigos y aliados componen de manera perfecta un ambientación inmersiva que va de la mano a lo que intenta generar Ubisoft.
Conclusión
En un año con muchos lanzamientos fallidos, The Division 2 es uno de los grandes estrenos del año. En un género bastante superpoblado, no logra innovar con una propuesta arriesgada sino que apuesta a lo seguro, apoyándose en la dinámica jugabilidad que tuvo la anterior entrega y consiguiendo tapar los errores.
Por si fuera poco, todo el abultado contenido con el que arranca se vera complementado con varias actualizaciones gratuitas, extendiendo la vida útil y prometiendo diversidad de contenidos para no perder jugadores.
The Division 2 es un título completo, adictivo y accesible para cualquier jugador que no esté familiarizado con el género. Si las actualizaciones que lleguen en los meses posteriores cumplen con las expectativas y no desaprovechan el potencial que hay acá, podemos estar ante uno de los exponentes de los shooter online.