The Veilguard reinventa los conceptos que conocíamos de Dragon Age para posicionarlo en uno de los grandes exponentes de este 2024.
Dragon Age es palabras mayores dentro de la industria de los videojuegos. Una franquicia RPG de corte más rolero que con el paso de las ediciones no le esquivo a los cambios de paradigmas y busco maridar sus bases para acentuarle más capas de acción.
La punta de lanza que en su momento de DA: Inquisition ahora se profundiza con Dragon Age: The Veilguard, que no se olvida de sus bases pero ahora apuesta a un experiencia más dinámica, vibrante y con un potencial que ahora se equilibra entre la toma de decisiones y el combate, que tiene puntos muy altos gracias a su profundización.
Después del tiro en el pie que fue Anthem, BioWare nos recuerda por qué es uno de los estudios más importantes de los últimos 20 años.
Salvando este increíble mundo mágico
Thedas una vez más esta en peligro y es nuestro deber embarcarnos en una aventura llena de peligros, secretos y misterios para traer la paz a estas tierras. La primera interacción en este juego es en el siempre esperado creador editor de personajes, para moldear y dar forma a Rook, el protagonista que se embarca en esta aventura, de la cual nosotros tendremos libertad absoluta para derimir el camino que recorrerá y, por ende, las decisiones que tomemos. Un editor bastante amplio y profundo con el que pasaremos unos cuantiosos minutos para caracterizas al héroe que controlaremos durante las aproxiamada 45 horas que dura completar una campaña.
El corazón y el alma de cada título de Dragon Age se pueden simplificar en tres ejes que siempre se movieron de forma simétrica: La historia con su toma de decisiones, el combate y los compañeros de aventura. Esa triqueta fue el abc disparador y el principal nexo entre todas las entregas de la saga, y estos se replica en Dragon Age: The Veilguard. La historia de The Veilguard gira en torno al grupo heroíco que intenta evitar que los dos Dioses Elfos Afligidos, Ghilan’nain y Elgar’nan, destruyan el mundo. Sin entrar en spoilers, la forma en que la historia juega con la percepción del jugador, llevándolo a pensar en una cosa mientras se desarrolla algo completamente distinto, es un truco en la narración brillante y que acá lo saben jugar de forma perfecta. Esto no solo se aplica a su historia principal, sino también a las misiones de sus compañeros y facciones.
Los compañeros de Dragon Age: The Veilguard son uno de los puntos más fuertes dentro de toda la propuesta. Cada compañero tiene su propio arco, con sus narrativas personales desarrollándose a través de conversaciones, salidas y misiones; que además se integran de forma muy natural dentro del desarrollo de la historia principal y lo que sucede en el mundo.
La implicancia de cada héroe que se suma a nuestro cuerpo de elite modifica y trastoca el curso de las acciones, para obtener diferentes perspectivas sobre los acontecimientos principales y secundarios del juego. Completar todas las misiones y encargos es la forma en que los compañeros obtienen el estatus de Héroe de la Guardia del Velo, y cada arco termina con una elección importante relacionada con ese personaje. Estas misiones no son autónomas. Una elección hecha en la misión principal puede entrar en juego en las misiones de los compañeros y viceversa; pueden existir encuentros únicos basados enteramente en estas decisiones. Según otras opciones, tanto en las misiones de compañeros como en la historia principal, se pueden tomar opciones completas del jugador porque ya han puesto en marcha una serie de eventos completamente diferente.
Si lo comparamos con anteriores Dragon Age, las decisiones en The Veilguard no son tan trascendentales como en juegos anteriores, pero como contraparte son mucho más profundas, sistemáticas y mucho más íntimas. Una buena comparación, en términos de escala, es que en la entrega anterior la Inquisición era una importante organización política y poder militar, y las elecciones reflejaban eso. La Guardia del Velo es más como un grupo de socorristas, y las elecciones en el juego reflejan eso.
Dragon Age: The Veilguard hace un gran trabajo al comunicar cuándo un compañero tiene algo que decir, ya que está marcado en el mapa de El Faro y sus habitaciones individuales están iluminadas con luces. Los aliados en The Veilguard también tienen un nivel de personalidad diferente entre sí que querés conocer todo sobre todos. Cada historia personal es entrañable y cada una se siente como una persona completamente única. Hay algo de repetición en términos de cómo se desarrollan sus historias, pero no lo suficiente como para dañar la experiencia, permitiendo encariñarte con el grupo de héroes. Sin embargo, a diferencia de las anteriores entregas, lograr que un compañero desapruebe una elección en Dragon Age: The Veilguard se siente difícil de hacer, y es muy poco frecuente cuando sucede, a diferencia de los juegos anteriores.
En relación al combate, Veilguard es definitivamente un refinamiento de lo que vimos en Dragon Age 2 e Inquisition. Dejando cada vez más atrás las cuestiones meramente tácticas, este sistema de combate muy centrado en la acción es bastante superior a las expectativas impuestas. BioWare había afirmado un estilo de combate más rápido, y cumplieron. La capacidad de pausar para dar órdenes a los miembros del grupo, al igual que en Mass Effect, todavía brinda la oportunidad para que los jugadores más tácticos miren alrededor del campo de batalla y consideren nuestro próximo movimiento.
Toda la profundidad narrativa que tienen los miembros del grupo no se replica de la misma forma en cuanto al desarrollo de habilidades, que funciona más como extensiones de tu propio personaje en combate. No cuentan con estadísticas de vida y no pueden ser eliminados en combate, mientras que pierdes instantáneamente un encuentro si Rook cae en batalla. Cuentan con sus propias equipaciones y habilidades, pero a una escala más simplificada.
El punto más alto dentro de los numerosos combates que atravesamos en todo The Veilguard son las peleas contra los bosses, que ofrecen un desafío exigente incluso en la dificultad standard. Todo lo que repetitivo que se puede volver enfrentar a los mismos esbirros después de decenas de horas queda supeditado al enfrentarse a un gigantesco Dragón en una de las peleas más espectaculares que ofrece la aventura
El diseño de niveles de Dragon Age: The Veilguard es una de las cosas que más llama la atención. Alejándonos de la epidemia de los mundos abiertos, los entornos pasillescos y los secretos que encontramos a lo largo del camino hacen de este periplo un viaje elegante y maravilloso, interconectado de una manera que demuestra cómo un juego de este tipo gana mucho y no pierde casi nada al deshacerse de la idea de un mundo completamente abierto.
Para explorar los peligros y secretos que esconde Thedas lo haremos desde un gran puesto de control, que nos permitirá ir desbloqueando nuevas zonas y accediendo a diferentes niveles. Esa decisión de omitir un mundo abierto por zonas semi lineales le inyectan dinámica y lo hacen mucho más ágil. Esto también se refleja en la composición artística y también como funcionan los combates; se refleja el amor que colocó BioWare en diseñar entornos en los que se aprovechen cada metro cuadrado.
A nivel artístico, Dragon Age: The Veilguard es fabuloso. Lográ traspasar la pantalla en esa épica de magia y oscuridad, con un potente uso de la iluminación para marcar la cancha en los escenarios donde la luz enfocada en puntos específicos logra realzar los detalles, tanto de las locaciones como de los personajes.
Conclusión.
Dragon Age: The Veilguard es toda una declaración de intenciones. Lo que BioWare ya deslizó en Inquisition lo termina de sostener en esta entrega: un juego volcado al combate y a la acción, dejando solo los conceptos roleros más trascendentes.
El diseño de los niveles es una de las decisiones más acertadas: autónomos, ágiles y realmente disfrutables hasta incluso en su rejugabilidad para completar todo al 100%. La profundidad narrativa, por su parte, mantiene el sello de calidad de BioWare, con personajes muy carismáticos y atractivos, de los cuales es muy dificiles que logres tener un solo favorito. La decisión de que los personajes secundarios en combate no puedan morir es de los aspectos más cuestionables, pero no es un factor que termine de afectar la experiencia.
De esta forma, Dragon Age: The Veilguard abraza a los fanáticos con un lore que arrastra momentos trascendentes de toda la franquicia, pero a pesar de esto, funciona como una buena oportunidad para que los novatos en la franquicia hagan sus primeras armas.
Dragon Age: The Veilguard es toda una declaración de intenciones. Lo que BioWare ya deslizó en Inquisition lo termina de sostener en esta entrega: un juego volcado al combate y a la acción, dejando solo los conceptos roleros más trascendentes.
El diseño de los niveles es una de las decisiones más acertadas: autónomos, ágiles y realmente disfrutables hasta incluso en su rejugabilidad para completar todo al 100%. La profundidad narrativa, por su parte, mantiene el sello de calidad de BioWare, con personajes muy carismáticos y atractivos, de los cuales es muy dificiles que logres tener un solo favorito. La decisión de que los personajes secundarios en combate no puedan morir es de los aspectos más cuestionables, pero no es un factor que termine de afectar la experiencia.
De esta forma, Dragon Age: The Veilguard abraza a los fanáticos con un lore que arrastra momentos trascendentes de toda la franquicia, pero a pesar de esto, funciona como una buena oportunidad para que los novatos en la franquicia hagan sus primeras armas.