Un poco de Attack On Titan, un poco de Shadow of the Colossus y un estilo arcade noventoso es Extinction, una de las grandes decepciones del 2018.
Cuando presentaron el tráiler en junio del año pasado, la expectativas por Extinction quedaron en un umbral altísimo. Una aventura de acción y aventura inspirada por Attack on Titan en donde tendríamos que enfrentar ogros gigantescos que amenazan con destruir a la humanidad.
Los muchachos de Iron Galaxy, desarrolladores responsables de este proyecto, habían prometido un título inmersivo, lleno de adrenalina y constantemente intenso. Bueno, esta aventura tiene grandes niveles de adrenalina, eso es verdad, pero luego estamos ante un producto vacío, con contenidos repetitivos y un jugabilidad tan tosca como la cámara, que nos hará la vida imposible.
Avil contra el mundo
La historia y la manera en que desarrolla es lo más interesante que plantea Extinction. Si bien no brilla por su originalidad, mantiene un atractivo constante durante toda la campaña. Encarnamos a Avil, el último miembro de los Centinelas, una elite de soldados que protegen la humanidad de distintos peligros, tendrá que hacer frente a los Ravenii, una especie de ogros colosales de variados colores que atacarán el mundo para destruir a la humanidad, como habían prometido hace cientos de años. Asistido por su compañera y amiga Xandra, irán enfrentándose a los distintos Ravenii que intenten atacar las ciudades, protegiendo a los civiles y también matando a distintos esbirros que acompañan a estos colosos.
Parte del origen de Avil, Xandra y el conflicto con los Ravenii lo iremos descubriendo con el progreso de la campaña, gracias a una serie de cinemáticas animadas muy bien realizadas, que funcionan como marco argumental a medida que libramos la guerra entre las gigantescas criaturas y el ejército de un solo hombre.
Salvar. Proteger. Matar. Repetir
La campaña está dividida en capítulos que a su vez están sub divididas en pequeñas misiones de una pequeña duración. En las mismas tendremos que cumplir casi siempre los mismos objetivos, y cuando digo casi siempre es porque las opciones son realmente pocas: O rescatar una x cantidad de civiles (que se agrupan en una serie de cristales que tendremos que “iluminar”), proteger una serie de atalayas distribuidos en la ciudad o eliminar Ravenii.
Matar a los Ravenii es, si se puede ponderar a la jugabilidad, lo más interesante de todo Extinction. Dichos demonios tienen una propiedad de regeneración cual Deadpool por lo que si le amputamos una extremidad le volverá a crecer al poco tiempo. Esto nos servirá para que dejarlo inmovilizado un tiempo o que evite atacarnos. La única manera de exterminarlos es cortarles la cabeza. Hay varios tipos de Ravenii, que distan en su forma, color y el tipo de armadura que lleva.
Sin embargo, no podremos subir directamente, decapitarlos y listo. Antes de eso tendremos que cargar una barra de poder que se llena matando, salvando personas o cortando extremidades. Esta tarea es el modo que encontró Iron Galaxy para darle un poco de duración a cada misión, porque salvo lo que describí en los últimos dos párrafos no hay absolutamente nada más para hacer. Realmente hay una pobreza de contenido que es llamativa en un título que prometió un contexto diferente. Los terrenos a recorrer a grandes velocidades gracias a las técnicas milenarias de Avil se sienten demasiado vacíos, solo habitada con una presencia intermitente de enemigos, civiles y un centenar de arboles.
Además de la campaña, que tiene una duración aproximada de 6 horas, hay algunos modos de juego extras que funcionan para darle una mayor vitalidad a Extinction, pero que tampoco dista de los 3 tipos de objetivos que vimos anteriormente.
La bendita cámara, nuestro peor enemigo
Si todo lo anterior no fue suficiente para describir la desilusión que fue jugar Extinction, hay que agregarle el padecimiento de la cámara. Los movimientos veloces de Avil juegan una mala pasada en varios momentos del juego, principalmente cuando enfrentamos a los Ravenii. En más de una ocasión quedaremos expuestos a la brusca dinámica de la cámara, que suma un dolor más de cabeza a la ecuación.

Los controles tienen un cierta dicotomía. Si bien son bastantes sencillos y atacar y saltar es relativamente un tramite, transportarnos a grandes velocidades es brusco. Con el uso de un látigo podemos engancharnos en ramas como en vigas de casas para movernos con una gran celeridad, pero está tan mal empleado que nos va a complicar más de lo que facilita el asunto.
Conclusión
Iron Galaxy dejó pasar una gran oportunidad con Extinction. Si bien el título no dista mucho de otras franquicias como Attack on Titan o el indiscutido Shadow of the Colossus, pocas veces nos sentiremos a gusto con lo que propone el juego. Lo que más destaco son ciertos momentos en donde enfrentamos a los Ravenii, principalmente con los primeros, porque tiene una frescura y acción interesante, pero cuando descubrimos que la mecánica entra en un loop eterno, el interés sobre él cae estrepitosamente.