F1 23 continúa como uno de los mejores exponentes de los juegos automovilísticos. A contramano de la edición anterior, este año suma nuevos contenidos mientra se mantiene conservador en la jugabilidad.
Codemasters viene cosechando con F1 una franquicia anual que, desde la edición 2020, está dentro de los mejores exponentes del género. Por jugabilidad, accesibilidad e inmersión, las últimas ediciones de Fórmula 1 siempre demostraron estar a la altura de lo que es, en la vida real, una de las competencias más apasionantes del automovilismo.
Con la compra de Codemasters por parte de Electronic Arts a finales de 2020, las últimas dos ediciones de F1 estuvieron teñidas de algunas pruebas en sus modos de juegos, con el objetivo de poder suplir la demanda tanto en su componente online así como single player. Ajustes aquí y ajustes allá, pero la franquicia siempre tuvo claro su adn jugable y es lo que lo mantiene en el podio del género, junto a otros exponentes como Gran Turismo o Forza Horizon (dependiendo si nos inclinamos a la simulación o al arcade).
F1 23, adentro de la pista, puede resultar continuísta, un pecado que acarrean probablemente la mayoría de los juegos deportivos con lanzamientos anuales, pero, a contramano de la entrega anterior, EA junto a Codemasters apostaron por traer una mayor diversidad de contenidos, el regreso de varios elementos en la franquicia, pero principalmente instala el punto de partida para construir un espacio más dedicado a la comunidad con el arribo de F1 World.
Una entrega que se posa sobre los detalles
F1 23, como mencionamos más arriba, mantiene la propuesta jugable de las últimas 2 ediciones, apuntando en esta oportunidad a ofrecer más posibilidades de disfrute a los jugadores casuales pero también mimando a los que buscan esa simulación que los transporte arriba de estas maquinas a 350km/h.
Lo primero que notamos al correr las primeras carreras es cómo se retrabajaron los diseños de algunas pistas y cómo el factor climático es mucho más realista. Correr abajo de la lluvia y ver el reflejo húmedo del asfalto, o sumergirnos en las pistas nocturnas y desfilar entre las luces y el entorno impactan de color toda la propuesta.
El diseño de los vehículos, con las adiciones de las nuevas escuderías, está siempre un escalón por encima de la edición anterior. Si leyeron nuestros análisis anteriores, el reclamo se mantiene intacto: todavía sentimos que la actual generación de consolas puede dar mucho más en cuanto a su portento audiovisual, pero esto se compensa con el nivel de realismo e inmersión que tiene su propuesta.
Una vez más, la calibración de las configuraciones nos permite maridar entre la automatización de procesos hasta tener todo manual y al compromiso de nuestros controles. Para los jugadores nuevos, el sobreexceso de información puede ser apabullante: F1 no solo se trata de pisar el acelerador y doblar inteligentemente las curvas, sino que es una estrategia constante apoyada en la toma de decisiones junto con nuestro equipo en boxes. Cantidad de combustible, desgaste de las ruedas, peso del vehículo, penalizaciones. Estos es solo la punta del iceberg en cuanto a cómo nos podemos involucrar para llevar ese realismo al siguiente nivel.
Obviamente, F1 23 brinda la posibilidad de jugar completamente a un ritmo casual y solo disfrutar de la velocidad de estas máquinas, pero Codemasters busca constantemente que te sumerjas poco a poco en este mundo, con una accesibilidad para comprender la información que abraza a esos jugadores curiosos que quieren meterse de lleno en sus diferentes modos de juego.
Dentro de las carreras, hay dos importantes regresos. El primero es la reutilización de las Banderas Rojas, que frenan la carrera por incidentes o cuestiones climatológicas. Una maniobra forzada que en más de una ocasión funciona como un comodín increíble para poder reacomodar algunas piezas, cambiar las estrategias, y también por qué no acortar alguna distancia con el pelotón de adelante. Y, para los jugadores que buscan experiencias más simplificadas, Codemasters reintrodujo la opción de acortar la cantidad de vueltas por pistas con su variante del 35% de duración.
El realismo y la fidelidad de los autos (ya sea de F1, F2 o las opciones más deportivas) crece de a pasos pequeños, pero con la premisa de estar cada vez más cerca de la simulación absoluta. Con la variedad de configuraciones y la libertad para conducir en las carreras, podemos ajustar las competencias para llevar F1 23 a la vereda del arcade (sin destrucción de vehículos ni penalizaciones), pero Codemasters tiene claro que la orilla a la que apuntan es a ser la propuesta más realista del mercado y no están muy lejos de lograrlo. Tampoco hay que olvidarse que el entretenimiento y la diversión tienen que atravesar toda el contenido, por eso celebramos que, si bien es una franquicia de nicho, abra la puerta a jugadores casuales que quieran pistear como campeones por un rato.
¿Con qué se van a encontrar los jugadores de toda la vida? F1 23 mantiene esa sensación de control fiel en cada uno de los movimientos que ejecutamos en la pista, y el auto responde de forma espectacular a cada injerencia que pasa en la pista (lluvia, mordida de algún piano, fricción con otro vehículo), pero donde sí se ven notorios cambios es en la respuesta de frenado y aceleración. Ya en F1 22 se habían visto ajustes pero para esta edición el nivel de respuesta en los comandos es bellisímo. Incluso jugándolo con un joystick, y no un periférico profesional, el mismo juego te va invitando a ser cada vez más riesgoso en la toma de decisiones para llegar a los mejores tiempos por vuelta.
¿Con qué se van a encontrar las personas que por primera vez en el mundo de F1? Un simulador que se ajusta a las necesidades y requerimientos de cada uno. Es muy importante que antes de pasar por la pista le dediquemos un tiempo a revisar los diferentes aspectos de configuración para tener un punto de partida y, en base a eso, salir con todo a las pistas en cualquiera de sus modos que, una vez más, vuelven a ser nutridos.
Alejándonos de los mega conocidas competencias Gran Prix, pistas arcade o la posibilidad de jugar con amigos de forma local, Codemasters vuelve a insistir con una capa narrativa para los que gustan de competir y al mismo tiempo disfrutar en una historia. Braking Point hizo su debut en F1 21, se ausentó en la edición del año pasado y ahora dice presente con el regreso una vez más de Aiden Jackson y Devon Butler, que durante esta continuación pasarán a ser compañeros de la misma escudería.
Siempre celebramos la diversidad de contenidos en pos de contentar la necesidad de todos los públicos, pero una vez más Braking Point abarca más de lo que debería. Es una historia que busca la espectacularidad en todo momento pero que al momento de ponernos en la pista los objetivos son un tanto básicos (superar determinada posición en una carrera, hacer x cantidad de vueltas dentro de una pista para que sea cortada por una cinemática).
Sin embargo, si tenemos que destacar el contenido single player, el pico de la experiencia lo mantiene Carrera Profesional, la vertiente que nos permite ser manager de una escudería o ser un piloto dentro de la competencia. Hay una oda muy continuísta en esta vertiente, donde F1 23 priorizó mejorar las interfaces de los menúes, con una mayor claridad a las acciones que tomamos (principalmente cuando destinamos recursos o inversión monetaria a las diferentes áreas de la marca). Esta opción continúa como la “Experiencia 360°” más completa si buscamos un mix entre competición, gestión de recursos y personalización. Obviamente, es un modo para un jugador, ligado directamente en cierto punto a competir frente a la IA, pero da una amplia posibilidad de desenvolvernos como un verdadero manager de la Fórmula 1, e incluso ahora se suma la posibilidad que, jugando exclusivamente como piloto, nos puedan fichar desde otras escuderías.
La gran novedad dentro de los modos de juego es F1 World, que es una señal hacia dónde claramente van a ir en cierto punto la mayoría de los juegos deportivos en el corto y mediano plazo. Se trata de un hub en el cual podremos competir en desafíos single player o multijugador, en pos de ir mejorando nuestro perfil profesional, consiguiendo equipaciones y cosméticos para nuestro equipo. Durante sus primeros días de lanzamiento, F1 World todavía se siente un tanto vacío a nivel contenidos y habrá que ver cómo se nutre de competencias durante las próximas semanas, pero es testeo en modo primer paso que permite conectar a jugadores de todo el mundo y, al mismo tiempo desafíar a cualquier piloto en la pista. Hace poco mencionamos en el análisis de Street Fighter 6 que estas modalidades son las puerta de entrada para hacer más inclusivas las dinámicas online y poder gestionar comunidades más participativas, siempre y cuando haya contenidos a la altura de las circunstancias. Con esta perspectiva, F1 World funciona a medias, pero está la puerta abierta a que reformulen su propuesta con el devenir de las actualizaciones.
Conclusión
F1 23 no quiere nunca dormirse en los laureles. En cada edición, Codemasters va ajustando las diferentes clavijas para lograr una propuesta robusta y formidable, pero lo curioso es que nunca lo hace de forma equitativa en todas las áreas. La edición anterior se volcó en profundizar su jugabilidad, mientras que para este año las novedades llegaron a fondo dentro de la accesibilidad y las alternativas de juego.
Seguimos esperando ese verdadero salto a nivel next-gen, pero con todo lo presentado F1 23 es una de las propuestas del género más completas, abarcativas e inclusivas de los últimos años.
F1 23 no quiere nunca dormirse en los laureles. En cada edición, Codemasters va ajustando las diferentes clavijas para lograr una propuesta robusta y formidable, pero lo curioso es que nunca lo hace de forma equitativa en todas las áreas. La edición anterior se volcó en profundizar su jugabilidad, mientras que para este año las novedades llegaron a fondo dentro de la accesibilidad y las alternativas de juego.
Seguimos esperando ese verdadero salto a nivel next-gen, pero con todo lo presentado F1 23 es una de las propuestas del género más completas, abarcativas e inclusivas de los últimos años.