Fueled Up es un título party con cooperativo local de hasta 4 jugadores, con desafíos cada vez más exigentes y una dificultad apremiante.
Los juegos party existen desde la globalización de los videojuegos, pasando tardes y tardes usando el SEGA o la SNES, y atravesando las diferentes generaciones de consolas.
Durante los últimos años, el género tuvo una suerte de “revival” con exponentes directos como Overcooked, Moving Out, Among Us o Fall Guys, con una diversificación de títulos que aprovechan el online para mantener activo el juego, mientras que otros todavía se enarbolan bajo la bandera del cooperativo local.
Dentro de este último grupo ahora hay que sumar Fueled Up, una propuesta disponible en consolas y PC – con multijugador local para hasta 4 jugadores – que toma como premisa parte de la estructura de Overcooked pero con una giro de tuerca interesante, ya que somos mecánicos espaciales que abordan naves a la deriva con un propósito claro: mantener los motores activos y la nave en condiciones para poder escapar de las garras de un titánico pulpo espacial que causa.
Una carrera espacial por la supervivencia.
Generalmente, cuando describimos las mecánicas de los juegos tipo party mencionados más arriba, independientemente lo que haya que hacer todos mantienen premisas similares; que va por cumplir objetivos o requisitos que se traduce a completar x cantidad de pedidos, agarrar x cantidad de objetos o llegar a una meta.
En Fueled Up, su atractivo pasa por la vuelta de tuerca, ya que se trata de una carrera de resistencia y supervivencia. En la treintena de niveles que componen el juego – divididos en 5 fases – abordamos diferentes naves a las cuales no solo tenemos que mantener en condiciones, sino con los motores activos para evitar ser cazados por este intimidante pulpo espacial que destruye todo lo que agarra con sus tentáculos.
Para mantener los motores andando, tenemos que convertir unos cristales de energía en combustible y luego llevarlos al motor, o a los motores dependiendo la nave/nivel que estemos. Para avanzar de nivel, tenemos que recorrer un trayecto que dura un puñado de minutos y donde somos perseguidos por el pulpo. Si uno de los motores se queda sin nafta, la nave no se moverá y podremos ser alcanzado por la criatura espacial, lo que se traduce en perder el nivel.
Lo ingenioso de Fueled Up es lo sencillo que parece su premisa pero lo caótico que es su ejecución, y ese es otro de los puntos altos de la propuesta desarrollada por Fireline Games, ya que constantemente se van sumando complejidades, desafíos y mecánicas que obligan a tener una resiliencia para adaptarnos a las nuevas barreras. Los obstáculos que tenemos en cada nivel son variados y van funcionando como complementos fase a fase: desde pisos que se hunden, escotillas que cuando se quedan sin energías se abren – lo que nos puede terminar arrojando al vacío -, generadores que explotan y los tenemos que apagar con agua; lluvia de meteoritos que largan una viscosidad que ralentiza, agujeros negros que cambian objetos de lugar; nubes de humo que cortan visibilidad y así podemos seguir enumerando más obstrucciones. Ni hablar cuando generar combustible nos obligue a combinar varios cristales y todo se vuelva cuesta arriba, y un error de timing se traduzca en motores frenados.
El diseño de niveles juega su propio partido y si bien las naves que arreglamos son en su mayoría de espacios reducidos, nos obligará a estar constantemente en movimiento pero principalmente en coordinación. Mientras que mantener con combustible la nave es la prioridad, que esté en condiciones (significa que su medido de salud no llegue al 0%) demandará una buena cantidad de reflejos; ya que los problemas surgirán desde todas las aristas y a veces lo que parece ser un momento de tranquilidad solo es el ojo de la tormenta para que la situación se desmadre en segundos. Dentro de la arquitectura de las naves tendremos pozos, pasillos intricados, trampas y cintas transportadoras con trilladoras, de donde tendremos que retirar los recursos antes de que caigan a su destrucción.
La cuota de rejugabilidad está a la orden del día a través de diferentes elementos. En primera instancia; un sistema de puntaje (que aumenta mientras más arreglemos hagamos en la nave y cargas de combustible) con un ranking de 3 estrellas, y también objetivos secundarios que dotan de color a cada escenario. Estos objetivos van desde abrir una caja fuerte que está ubicada en una parte de la nave, evitar pisa un botón, no salir eyectados de la nave, que los motores nunca se apaguen, y muchos más. En la diversidad Fueled Up encuentra su frescura y a pesar de su estructura simple, logra siempre sacar una carta distinta de la galera.
La dificultad no es un tema menor en lo que ofrece esta propuesta y es uno de sus puntos más irregulares. La velocidad en la que se daña la nave y baja el combustible depende de la cantidad de jugadores activos. Si hay 4 en la partida, obviamente la exigencia será mayor – si jugamos de a 1, podemos controlar a dos personajes switcheando con un botón -, pero incluso jugando de a uno la dificultad tan irregular como elevada. De un nivel a otro podemos atravesar una zona complicadísima para luego pasar por uno o dos niveles más accesibles que los de las primera etapa. Esta impredecibilidad, sumada a las mecánicas progresivas, hace que nunca sepamos con lo que nos vamos a encontrar en cada escenario. Como contraparte, tampoco hay algún nivel o momento que destaque del resto: todo mantiene una misma línea de regularidad, dando pocos saltos o secuencias que queden para el recuerdo.
A nivel audiovisual, es una propuesta muy modesta pero con un humor muy marcado. El estilo cartoon de sus personajes y ambientación se complementa con algunas hilarantes situaciones que suceden entre los niveles, o pequeñas líneas de diálogo que emergen de tanto en tanto, pero también pasa que uno está tan concentrado en que nada se vaya de control que no terminás prestando atención.
Conclusión.
Fueled Up es sencillo, divertido, con una propuesta fresca pero también desafiante, tan desafiante que puede entrar en el campo de la desmotivación en un abrir y cerrar de ojos. La diversidad de desafíos y la vuelta de tuerca en el objetivo para ganar cada nivel logra que el juego nos enganche muy rápido porque aprender de su abc es tan sencillo como atravesar su tutorial, pero lo que el juego oculta es que los desafíos no terminan de aparecer, que cuando le encontramos la vuelta a un problema conocemos uno nuevo en el siguiente nivel.
Esperamos que en los próximos meses el juego reciba nuevos contenidos, y algún balanceo en su dificultad. Como título party, es una adición más que interesante para aquellos que disfrutan pasar tarde con amigos, hermanos o hijos.