Un sinfín de culturas, la posibilidad de decidir el destino de civilizaciones y un bello apartado artístico nos espera en este interesante y accesible juego de estrategia.
No soy un aficionado a los juegos de estrategia y probablemente el último en el que me sumergí por placer ya lleva un par de décadas en el mercado. En estas condiciones y con el temor de entrar descolocado es que me sumergí en Humankind, el título de estrategia 4X de Amplitude Studios que no solo me ha dado una cálida y comprensiva bienvenida al género, sino que me ha enganchado más de lo que hubiese esperado para no ser un asiduo al tema. ¿Por qué? Bueno, te lo cuento en el siguiente análisis.
Surcando los caminos de la cultura humana
Humankind no es un pionero en el género y en la temática, de ahí que muchísimos fanáticos de otros exponentes como Civilization le guarden cierto recelo y no soy yo quien va a contradecirlos. Por el contrario, voy a mostrar mi mirada desde el jugador poco experimentado, que quizás encuentre acá una puerta abierta hacia un mundo que tiene mucho para dar. El juego de Amplitude Studios nos propone elegir entre un buen puñado de civilizaciones, culturas icónicas de nuestra historia, para así llevarlas a través de los tiempos de la mejor forma posible, traduciéndose esto en ganar partida tras partida.
Y digo que es valorable el trabajo del estudio porque, justamente, es amable con los jugadores novatos. Los primeros compases automatizan muchas funciones permitiendo que nos centremos en las bases jugables, para introducir mecánicas poco a poco y así conseguir que, cuando terminemos de jugar unas cuantas partidas, nos sorprendamos al ver todo lo que hemos aprendido. Pocas veces me abrumó con la cantidad de órdenes o me frustró por proponerme objetivos demasiado avanzados.
Lo valioso también para quienes se adentren en Humankind, ya sea siendo novatos o completos experimentados, es que todo el tiempo consigue generarnos ese sentido de pertenencia con la civilización que elegimos. ¿Cómo? Logrando que cada uno de sus miembros y sobre todo los líderes se sientan vivos, dándoles personalidad y unas muy logradas animaciones, concediéndonos el poder de decisión a nosotros y poniéndonos en verdaderos aprietos cuando debemos optar entre convertirnos en dictadores o tener una población libre.
Guerra o diplomacia
Iniciamos en la época antigua y podemos abrirnos paso hasta la modernidad, pasando por un total de seis eras como la de bronce o la industrial; eso claro, si hacemos las cosas bien. Elegimos una civilización, de un total de 60 entre las diferentes variantes tales como los egipcios o los celtas, y se nos asignan una serie de objetivos, los cumplimos y avanzamos hasta la siguiente edad. Es ahí cuando se nos da la posibilidad de cambiar de cultura, pero rara vez se me antojó. Cada una es bien diferente a la otra e igual de interesante de evolucionar, cada una con sus ventajas y desventajas. Lo interesante de Humankind es que si bien toma elementos claves de nuestra historia, no nos obliga a apegarnos a los hechos reales y nos da la libertad de tomar nuestro propio camino.
Primero debemos crear un asentamiento, que más tarde será ciudad. Después debemos hacer crecer nuestra sociedad, darles una identidad religiosa y otra política. Lo siguiente, tratar con las civilizaciones vecinas. Es ahí cuando surge el gran pilar de la obra de Amplitude Studios y lo que más divertido nos ha resultado en las muchas partidas que jugamos: cómo interactuamos con aliados o enemigos. Todos nuestros actos se traducen en Fama, que puede ser buena o mala y que de eso dependerá como actúen quienes nos rodean. Y ahí también llegan nuestras decisiones, ¿buscamos la guerra o hacemos aliados usando la diplomacia? La primera opción se traduce en combates bastante aleatorios y la segunda, mi favorita, en tratados económicos con los que debemos cumplir.
Así es, la opción diplomática es mucho más divertida que la conflictiva en Humankind. Hacer aliados nos da nuevos objetivos y un progreso mucho más dinámico, mientras que la guerra nos regala mecánicas mucho más básicas pese a contar con acción por tierra, mar y aire. Preparar las tropas es en general lo más entretenido cuando elegimos ese camino, pero a la hora de enfrentar al enemigo nuestra misión se traduce simplemente en mover las tropas de un lado a otro dentro del mapa. A la larga, cuando la batalla se convierte en la única opción viable, optamos por elegir la opción de enfrentamiento automático y dejar que el azar defina nuestro destino.
Ciertas costuras se notan por acá y por allá en el desarrollo de las partidas, como el de la religión y la Fe que aparentan tener más peso del que en realidad tienen, pero lo cierto es que nos gusta esta versatilidad y mil posibilidades que nos da el juego para que realmente sintamos que estamos moldeando la historia de la humanidad a nuestro placer. No solo por cómo decidimos siempre el siguiente paso clave y damos identidad a las personas, sino también por cómo tiene esa posibilidad de adaptarse a cada tipo de jugador: el agresivo podrá ir a la guerra, el pacífico hacer la paz, el detallista trabajar en cada detalle y el que quiera terminar rápido, ir directamente a los objetivos y saltar a la siguiente era.
Por último quiero destacar el apartado que decidí llamar comunicación. Es que el componente más adictivo de Humankind no es la construcción de ciudades y gestión de recursos, que está muy bien, ni los enfrentamientos, sino la posibilidad de interactuar de diferentes formas con quienes nos rodean. Lo trabajada que están las mecánicas de comunicación con otros líderes, desde los menús hasta los diálogos, hacen este universo vivo del que hablamos. Si a esto le sumamos una inteligencia artificial que colabora con la fórmula, los dividendo resultan siempre positivos.
Terreno desconocido – Apartado técnico
Analizar el apartado técnico de un juego de estrategias siempre es un poco polémico, porque si bien no deberíamos fijarnos nunca en los gráficos por encima de otros elementos, en este caso menos. Sin embargo, lo que entra por los ojos juega muy a favor de Humankind, notándose el gran trabajo de sus creadores en cada uno de los detalles, haciéndose verdaderamente placentero el recorrido durante sus primeros niveles y volviéndose tangible la evolución estética conforme nos acercamos a la modernidad.
El sonido, sin destacar, también cumple con los deberes y se agradece una banda musical discreta, que no se vuelve cansina con el correr de las largas partidas. En cuanto a la IA ya hable de su impecable funcionalidad, mientras que con el rendimiento no tuvo mayores complicaciones y se agradece el paso de etapas sin interrupciones. Reinan los 60 fps en cada partida y ningún bug digno de mencionar.
Humankind, el veredicto final
Quién mejor que un jugador inexperto en el género para determinar que la obra de Amplitude Studios es una puerta de entrada inmejorable para todo aquel que desee darle una oportunidad al universo de la estrategia. Su versatilidad, que va desde lo jugable hasta la complejidad del progreso, hace que sea un juego amigable con el usuario desde sus primeros compases hasta el final de cada una de sus largas partidas.
Humankind nos invita a llevar las riendas de la historia humana y de sus diferentes civilizaciones a lo largo del tiempo, poniéndonos a nuestra disposición la posibilidad de hacer la paz o la guerra, mientras que damos identidad a la población. Si bien podría ser mucho mejor profundizando en algunas de sus mecánicas, como en la influencia de la religión o ciertos enfrentamientos bélicos, lo cierto es que es difícil no pasarla bien surcando los caminos de la humanidad.