Typhoon Studios se luce en una colorida aventura espacial con tintes metroidvaniescos y una vertiente cooperativa. ¿Listos para explorar AR-Y-26?
No se a esta altura si es casualidad o tendencia, pero las aventuras espaciales han sido una constante durante los últimos meses. Algunas más vinculadas a los rpg (The Outer Worlds), otras más vinculadas a la creativadad y exploración misma (Outer Wilds) pero el hecho de que es una temática que viene lanzando de a uno o 2 títulos por mes es algo que me llama la atención.
Typhoon Studios, la desarrollada que nació en 2017 y hace menos de 2 meses fue comprada por Google Stadia, nos trae, junto a 505 Games, Journey to the Savage Planet, una aventura de plataformas en 3D que respira aires metroidvaniescos en su jugabilidad, no tan apuntada a la acción pero que de todas maneras nos obligará a empuñar nuestra pistola de plasma para enfrentarnos a las criaturas más estrafalarias y peligrosas dentro de este peculiar planeta, en el que tendremos que descifrar si es habitable para la raza humana.
Dentro de las numerosas características que presentar Journey to the Savage Planet, no puedo dejar de mencionar que ofrece la posibilidad de un co-op online que cambia drásticamente la forma de concebir el juego, no quiere decir que en solitario no se disfruta (porque realmente sí) pero es una arista sumamente gratificante.
Explorando AR-Y-26
Algo que te quiere dejar claro Journey to the Savage Planet desde los primeros minutos de nuestra aventura, de hecho antes de salir de la nave y explorar los primeros escenarios, es la enorme sátira en la que se ve envuelta toda la historia del juego.
La humanidad, cuando no, está terminando de agotar todos los recursos de la Tierra y Kindred Aerospace (bautizada por ellos mismos como la 4ta mejor empresa interespacial) es una de las compañías que se embanderan la peligrosa misión de buscar un nuevo planeta habitable para nuestra especie.
Nosotros somos uno de los empleados de Kindred Aerospace y nuestra misión como cartógrafos y exploradores es la de recorrer AR-Y-26, y determinar, mediante una extensa exploración de la zona junto a un análisis de su flora y fauna, si este cuerpo celeste es un lugar ideal para que la humanidad comience un nuevo capítulo de su historia.
Claramente, este periplo no será nada sencillo ya que, además de que abundarán los peligros de criaturas desconocidas, plantas que explotan, otras que emanan ácido también tendremos que hacer frente a una geografía completamente distópica, llena de mesetas, cuevas, islas flotantes, abundantes precipicios y una conexión constante de todos sus ecosistemas.
Convengamos tampoco que la empresa nos ofrece una cantidad de recursos como para pasar la menor cantidad de peligros en AR-Y-26. De hecho, apenas aterrizamos la IA de la nave nos indica que no tenemos el combustible necesario para volver a la Tierra, así que a medida que vayamos explorando irán surgiendo diferentes quest y misiones secundarias que intentan expandir la vida útil del juego.
Journey to the Savage Planet entra rápidamente por los ojos. Esa locura cromática nos empapa en cada uno de sus diseños, tanto en la fisionomía de los niveles, como de las diferentes especies que vamos conociendo. Sin embargo, estos hermosos ecosistemas que exploraremos solo tienen impacto a nivel visual: hay poco con lo cual uno puede interactuar más alla de las criaturas que encontramos y los items de looteo que funcionan como moneda intercambio para mejoras y progresión del protagonista.
La impronta principal del juego es la de un plataformero puro, es por esto que durante las primeras misiones del juego obtendremos la posibilidad de tener una especie de doble salto y un impulso vertical, ofreciendo una mayor capacidad de desplazamiento para llegar a nuevas zonas. Pero además, también tiene su propio espíritu metroidvania, y si queremos completar el 100% del juego deberemos ir revisitando diferentes zonas con las nuevas skills que vayamos aprendiendo para recorrer todos los secretos que abundan en este planeta.
A pesar de que los escenarios pueden apabullar un poco y cada tanto hay una sensación de que no sabemos hacia dónde nos estamos perfilando, el juego cuenta con un preciso sistema de viajes rápidos para poder explorar diferentes áreas sin tener que estar largos períodos trasladándonos.
Secretos, coleccionables y tareas secundarias hay de a montones, así que si nos llama la atención el juego y queremos dedicarle nuestro tiempo a recorrer cada rincón de AR-Y-26, tendremos muchas actividades para realizar, que van encontrar mejoras de vida, hasta analizar a cada uno de los elementos de flora y fauna que hay en todos los biomas.
Si solo apelamos a avanzar en la historia principal e ir desviándonos de tanto en tanto para obtener alguna mejora en particular, Journey To The Savage Planet se nos puede hacer algo corto (con una duración que ronda las 8 o 10 horas), aunque la verdadera gracia del juego es descubrir la incontable cantidad de secretos, no solo de contenidos, sino también en su lore. Volver a la nave de tanto en tanto para dar un reporte nos ofrecerá como respuesta algunos videos enviados por la empresa de lo más disparatados (con unas publicidades que son una locura hermosa), además de algunos mails que propician la pésima situación financiera que atravesamos en la Tierra, explicando un poco por qué tomamos este laburo un tanto insalubre.
70% Plataformas, 30% acción
70/30. No, no estoy hablando de cómo se prepara el Fernet perfecto sino de cómo está distribuída la jugabilidad en Journey to the Savage Planet. La mayor parte del tiempo la pasaremos explorando, recolectando recursos y coleccionables y abriéndonos paso a través de los diferentes biomas de AR-Y-26. Sin embargo, aunque en menor medida, tendremos que lidiar y combartir contra las criaturas de este planeta.
Únicamente dispondremos de una pistola en todo nuestra aventura, lo que denota en parte la importancia que se le da al combate dentro de toda la propuesta. Igualmente podremos ir mejorándola, reduciendo los tiempos de recarga, aumentando la capacidad del cargador (munición infinita, por cierto) y elevando su daño.
Los enemigos que irán apareciendo no aumentan radicalmente la dificultad del juego, ya que la gran mayoría de ellos son endebles a nuestros disparos en todo el cuerpo. Después iremos encontrando aquellos que solo tienen puntos débiles específicos, así como también a los que tendremos que romper su coraza para luego atacarlos. Esto se logra encontrando algunos de los objetos arrojadizos que forma parte de nuestra reducida mochila de items.
No podremos llevar items de curación, pero la flora del planeta nos provee de una planta que posee semillas curativas y por suerte se ubican bien diseminadas por todo el territorio, incluso en las batallas con los bosses, enfrentamientos que no elevan el nivel de dificultad del título y tampoco suponen un desafío superlativo.
El combate dentro de Journey to the Savage Planet no termina siendo algo que pueda destacar dentro de todas sus aristas, e incluso es algo que queda en muchos momentos en segundo plano, cuando más interesa ponerse a recorrer el planeta y buscar todos los secretos que hay ocultos.
Los conceptos metroidvanias obviamente no puede faltar en un juego de 2020, y es por eso que la propuesta de Typhoon Studios nos lleva a ir completando diferentes árboles de habilidades que van desde mejorar nuestra, como lo mencioné más arriba, a obtener habilidades que aumenten nuestra capacidad de exploración (un gancho para escalar, doble impulso, romper estructuras en el piso) y que nos obliguen a recorrer zonas ya visitadas para obtener más recursos y bonificaciones.
Un detalle no menor de Journey to the Savage Planet es que ofrece la posibilidad de sumar a un compañero de forma online a la aventura. Este segundo jugador no tiene un progreso propio dentro de la campaña, sino que se incorpora como un asistente para explorar y completar el juego. La dificultad en cooperativo desciende radicalmente, por el sencillo hecho de que tenemos la chance de revivirnos en caso de que alguno haya caído en combate, cosa que no sucede cuando morimos en solitario, que nos devuelve a la base principal y perdemos todos los recursos recolectados (aunque tenemos la chance de recuperarlos en el punto donde fallecimos). Sin embargo, lo que pierde en nivel de desafío lo gana en diversión: la aventura es más dinámica y entretenida cuando aprovechamos el multiplayer.
Conclusión
Journey to the Savage Planet es un juego con sabor agridulce. Por un lado, tiene un diseño de escenarios que es un deleite. Las zonas son gigantescas y nuestro espíritu plataformero se verá muy reconfortado con la cantidad de posibilidades que ofrece este vistoso planeta. Además, toda la estética narrativa que promulga la historia, con cosas realmente tan absurdas como geniales (por favor, la publicidad de Wedgie Burger es completamente épica, al final de la review les dejó un link con algunas de los comerciales que aparecen ingame).
Sin embargo, el juego no intenta ir más allá, apuesta a lo seguro en su premisa jugable y eso le pasa factura en su desarrollo, en el que si no nos interesa mucho ir por las tareas secundarias nos puede resultar bastante corto, ni hablar si lo jugamos en cooperativo.
De todas maneras, el balance es positivo, y antes de caer en los brazos de Google Stadia, Typhoon Studios nos deja esta encantadora aventura, que no intenta exigir nuestras habilidades sino que disfrutemos de explorar este misterioso planeta y todos los secretos que oculta.