Sean y Daniel continúan su aventura en esta segunda parte, que profundiza en su relación y pone foco en los poderes del lobo menor.
Nunca tuvimos que esperar tanto. Rules, el segundo episodio de Life is Strange 2, fue el que más demoró en llegar si tenemos en cuenta todas las entregas de la saga creada por Dontnod Entertainment. No estamos seguros de si el contenido que nos presenta justifica la demora, pero sí podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que está a la altura de todo lo que hemos venido atestiguando.
En este nuevo capítulo, Sean y Daniel han dejado atrás el Motel para atravesar una etapa más en su camino a Puerto Lobos, México. Pero como era de esperar, avanzar no es nada fácil teniendo a la policía tras sus pasos, por lo que deciden visitar a sus abuelos maternos, con los que no tienen contacto desde hace años. Sin embargo, cada paso los pone en riesgo y deben evitar a toda costa levantar sospechas en el tranquilo pueblo. Mientras la dura situación no los deja en paz, Daniel aprende a usar sus poderes y Sean debe encargarse de que los maneje de forma responsable.
Rumbo a… ¿Puerto Lobos?
Como notarán al leer esa breve sinopsis de lo que ocurre en Rules, Life is Strange 2 no afloja la marcha durante este segundo episodio. De hecho, está claro que uno de los objetivos principales de la narrativa es profundizar en la relación de los dos hermanos, al mismo tiempo que hace foco en la característica sobrenatural de esta aventura: los poderes de Daniel. Los mismos están cobrando cada vez más fuerza y con ello aparecen una serie de secuencias que nos permiten jugar con ellos, haciendo de jueces a la hora de decidir qué es lo moralmente correcto. ¿Somos capaces de ser responsables cuando tenemos semejante poder en nuestras manos?, ¿podremos mantener el rol de hermano mayor o nos dejaremos llevar? Ahí radican los diferentes caminos a seguir en este camino.
Pero mientras que atestiguamos una mayor profundidad en la vida de los lobos solitarios, también vemos surgir a un buen puñado de personajes que no pasan sin dejar su marca. En primer lugar conocemos a los abuelos de los jóvenes, una pareja de ancianos que han llevado una vida muy sufrida y que, a pesar de imponer un exceso de reglas molestas, desbordan de amor hacia sus nietos. Otro personaje que aparece, para agrado de todos, es Capitán Spirit (Chris), a quien ya conocimos en la demo que sirvió de previa para este juego. Su papel no pasa para nada desapercibido y es clave a la hora de marcar la vida de Daniel. Por último, conocemos a Cassidy y aunque tiene apenas unas líneas de diálogo, estamos seguros de que la veremos más adelante y de que será clave en el desarrollo de la historia.
Y como era de esperarse, toda esta historia cobra fuerza gracias a un guion excepcional. El juego lleva un ritmo pausado, centrándose en los detalles que se necesitan para entender el porqué de las cosas, mientras que deja el libro de dibujos de Sean para quienes quieran saber todavía un poco más. Los diálogos entre los jóvenes son perfectos, mientras que los de sus abuelos son increíblemente realistas. A esto hay que sumarle la perfecta interpretación de los actores que le dan vida a todos estos personajes, unas actuaciones que están al nivel de las mejores producciones de la industria del cine. Por momentos nos olvidamos que son personajes creados a través de una computadora.
Verdad o consecuencia
Si analizamos Life is Strange 2, por supuesto, no nos debemos olvidar de uno de los elementos claves en esta saga: la toma de decisiones. En este caso, la mayoría de los casos hacen honor al nombre del episodio, Rules, ya que están basadas en las reglas que ha creado Sean para que Daniel no saque a relucir sus poderes ante el mundo. “La personas le temen a lo desconocido. ¿Qué hacen las personas cuándo tienen miedo? Llaman a la policía“, charlan los hermanos Díaz, para dejar en claro que la seguridad de su trayecto dependerá exclusivamente de conseguir que esta especie de telequinesis se mantenga en las sombras, aunque debemos tener tacto a la hora de manejar el asunto ya que no debemos olvidar que estamos ante un niño.
En este sentido, debemos decir que las sensaciones son bastante parecidas a las del primer episodio. Si bien las situaciones que se nos ponen al frente son realmente críticas y decidir que es lo mejor no es nada fácil, a final de cuentas sentimos que no han afectado tanto al desarrollo de la trama. Al final de cada parte, un libro nos muestra en qué porcentaje a afectado nuestra elección, eso sí, pero no es realmente tan tangible durante el juego. Pensamos que quizás las grandes consecuencias se vean más a largo plazo y, quizás así, la espera habrá valido la pena. Sin embargo, por ahora tenemos una sensación un poco escasa respecto a la acción-reacción.
Otra vez la misma piedra
Lo mencionamos en el análisis del primer episodio y no podemos evitarlo en este, quizás porque hemos notado incluso más errores. Life is Strange 2, casi igual que en sus antecesores, flaquea principalmente en su apartado técnico. Caso ejemplar es el de la falta de expresión en los rostros de los personajes, algo que notamos todavía más en este segundo capítulo, en el que los sentimientos se profundizan. Pero lo que más nos ha interrumpido la inmersión son los bugs que aparecen en casi todas las escenas, con personajes que se mueven de forma extraña, rostros que se transparentan o con Daniel chocando contra todo al no encontrar por donde pasar, entre otros.
Claro que, una vez más, todo esto puede quedar en el olvido gracias a su costado artístico. El repertorio de canciones vuelve a ser gala del gran gusto del equipo de desarrollo, con esos temas que acompañan perfectamente cada momento y nos permiten involucrarnos aún más en la parte sentimental de la aventura. Otro elemento que debemos destacar también es la fotografía, así como en las películas, el juego de Dontnod Entertainment se mueve sobre preciosos planos que aprovechan a la perfección el exquisito diseño de los escenarios y de los personajes.
Episodio 2: Rules, el veredicto final
Dontnod Entertainment nos ha tenido en espera por un buen tiempo, pero ciertamente ha valido la pena para volver a encontrarnos con Sean y Daniel. La aventura de los hermanos se va profundizando poco a poco, haciendo foco en las cosas que de verdad importan: la relación entre ellos y los poderes del menor de los Díaz.
Aunque igual que en las entregas anteriores debemos reprocharle un apartado técnico con demasiados fallos, podemos también dejarlo en el olvido gracias a su costado artístico, que alimenta una experiencia conmovedora e igual entretenida. Por supuesto que tenemos ganas de más y esperamos con ansias por la tercera parte.