20 años después de su lanzamiento en Game Boy Advance, Nintendo vuelve a traernos su puzzle/plataformero de Mario vs. Donkey Kong.
Tanto el fontanero de boina roja, como el gorila tira bananas de Nintendo son dos de los personajes más carismáticos y emblemáticos de la compañía, por lo que enfrentar a ambos en un mismo juego parecía, cuanto menos, una idea bastante lógica. Idea que se llevó adelante por primera vez hace 20 años, de la mano de la Game Boy Advance, y que hoy en 2024 vuelve a nosotros para Nintendo Switch a través de una remasterización del icónico título de 2004.
Ya no es novedad que durante los últimos años, no casualmente los finales de la vida útil de la Switch, Nintendo ha aprovechado para traer a la actual generación varios de los títulos que marcaron época. Metroid, Live a Live, Another Code y Super Mario RPG, por nombrar algunos, han llegado desde el más allá para que las nuevas generaciones conozcan a quienes hicieron historia, y esta vez le toca a un juego de los más sencillo que tuvo la Game Boy Advance, pero que a su vez ofrece una buena cantidad de horas de diversión.
¿Por qué jugar Mario vs Donkey Kongo 20 años después?
La respuesta, lisa y llanamente, es porque es divertido. Mario vs. Donkey Kong es un juego que parte de una premisa muy básica, recuperar lo juguetes que Donkey Kong se robó de una fábrica, para así explorar decenas de niveles con puzzles únicos, desafíos interesantes y una marcada progresión a lo largo de las varias horas de juego.
La progresión es un elemento constante a lo largo del título. No solo los desafíos van complejizándose y tomando una mayor dificultad, sino que también las habilidades de nuestro plomero van mejorando en el sentido de que podremos darle un mayor sentido a los saltos, movimientos y agarres.
Las mecánicas en si son bastante sencillas, pero cuando se empiezan a combinar es que sucede lo divertido. Saltar, agacharse y agarrar a los enemigos van cambiando su razón de ser con el correr de los niveles. Si bien en un principio se necesitan acciones simples para cumplir los desafíos, los a medida que se avanza es que el juego va a sugiriendo posibles combinaciones y usos nuevos para dichos movimientos. Agarrar un enemigo deja de ser simplemente una forma de sacarlo del camino y pasa a ser una forma de usarlo como cinta transportadora.
Los niveles del juego están agrupados en escenarios. Fabrica de juguetes, volcán, jungla son algunos de los presentes y cada conjunto de niveles nos permite profundizar en las mecánicas mencionadas anteriormente. Aunque leerlo puede hacerlo sonar tedioso, cada nivel dura entre uno y dos minutos, si no perdemos, algo que genera un gran dinamismo en el juego ya que las partidas cortas favorecen a que estemos pasando de un desafío a otro sin sentir que estamos estancados haciendo lo mismo una y otra vez.
Es importante también el hecho de todo lo que hay para descubrir en cada nivel. No, no es que hay recovecos ocultos, o pasadizos secretos, pero la forma en la que interactuamos con cada elemento o enemigo es única, y más de una vez va a hacernos perder alguna que otra vida. No todos los enemigos se pueden agarrar, no todos mueren cuando reciben un barrilazo o cuando los arrojamos, y en descubrir esas cositas es que está la magia del juego ya que con ellas es que vamos a poder progresar por el nivel.
La falla en el título: Mario vs. Donkey Kong
Es paradójico, pero el elemento más flojo en la remasterización de este clásico juego de Game Boy Advance es sin lugar a dudas la lucha entre los dos personajes que dan nombre el título. Y no lo decimos desde un apartado filosófico ni nada de eso, sino en el sentido más literal posible: es muy aburrido cada nivel donde el plomero se enfrenta con el gorila.
Los enfrentamientos están precedidos por un breve nivel donde junto a los juguetes recuperados, unos simpáticos Mini-Mario, debemos hacernos con unas letras que vagan por el escenario formando la palabra TOY (juguete), hasta acá muy sencillo y simple, y a veces sirve para hacer uso de los movimientos que aprendimos a lo largo del escenario en cuestión.
Ahora, cada enfrentamiento con el ladrón de chiches es más aburrido que el anterior. Patrones predecibles, dificultad nula y un ritmo bastante dispar a de las misiones anteriores, llevan a que en vez de ofrecer esa sensación de puñito apretado que debería dejar un boss luego de ganarle, quedemos en un frío e intrascendente “meh”, y sin rechistar mucho pasemos al siguiente mapa.
¿Qué más tiene para ofrecer?
Dentro del clásico single-player, Mario vs. Donkey Kong se caracteriza por ofrecer una adaptación increíblemente fiel, pero traída al mundo moderno, de su clásico de 2004. Sin embargo, esa fidelidad se rompe positivamente con el agregado de una batería de nuevo niveles que se desbloquean al finalizar el juego, así como también un modo multiplayer.
El añadido del cooperativo local es algo que Nintendo viene haciendo en varios juegos y que muy bien le calza ya que la Switch se presta para pasar un buen momento con amigos o pareja entre tanto juego casual. Acá nuestro compañero de aventuras va a ser Toad, quién se suma a Mario, y que puede hacer casi todos los mismos movimientos que el plomero con la salvada excepción de agarrar enemigos. Esto puede ser un poco engorroso ya que el Player 2 puede sentirse en inferioridad, así que nuestro consejo acá es que intercambien los controles cada tanto… como para mantener la cosa entretenida.
Visualmente el juego es una locura. La recreación 3D de lo que supo ser un juego de 2004, con las limitaciones técnicas que todos le conocíamos a la Game Boy (sin ofender), podría bien catalogar al juego como remake, pero no es una decisión que corra por nosotros hacer. El modelado tanto de los escenarios como de los personajes es espectacular y si no supieras que alguna vez este mismo juego salió de una forma muy distinta, es probable que creas que se desarrolló en exclusiva para la actual generación de consolas Nintendo.
Conclusión
Diversión garantizada. Ese es el sello inconfundible de Mario, y si a eso le sumamos la carismática presencia de Donkey Kong tenemos entre manos una formula exitosa.
El paso del tiempo no se siente en ningún momento. Primero por lo espectacular del diseño de niveles que tiene el juego y luego por el increíble trabajo visual que ha hecho Nintendo para aggiornar el título a los estándares actuales. Pocas veces una remasterización logra pasar por un juego de la actual generación, sin embargo la compañía nipona tiene un master en lograr esto, tal como hemos visto en Advance Wars 1+2 o Metroid Prime Remastered y ahora en Mario vs. Donkey Kong.
Pese a que las batallas con el simio tira bananas podrían haber sido mejores y son el gran punto flojo del juego, esta mancha no alcanza para tapar todas las bondades que ofrece el título y que claramente está a la altura de dos de las franquicias más preponderantes de Nintendo.
Diversión garantizada. Ese es el sello inconfundible de Mario, y si a eso le sumamos la carismática presencia de Donkey Kong tenemos entre manos una formula exitosa.
El paso del tiempo no se siente en ningún momento. Primero por lo espectacular del diseño de niveles que tiene el juego y luego por el increíble trabajo visual que ha hecho Nintendo para aggiornar el título a los estándares actuales. Pocas veces una remasterización logra pasar por un juego de la actual generación, sin embargo la compañía nipona tiene un master en lograr esto, tal como hemos visto en Advance Wars 1+2 o Metroid Prime Remastered y ahora en Mario vs. Donkey Kong.