4A Games nos trae la aventura más ambiciosa de Artyom, pero sin traicionar los principios de la franquicia. Metro Exodus es un inolvidable viaje lleno de peligros.
La saga Metro nunca ha estado dentro de los sectores más populares del universo gamer, y es por eso que sus anteriores entregar siempre estuvieron un tanto relegadas del hype.
Sin embargo, 4A Games propone con Metro Exodus un cambio en dicho paradigma, presentando el término “survival sandbox” para definir a esta tercera parte de la saga literaria creada por Dmitry Glukhovsky y que volverá a ponernos en la piel una vez más de Artyom en la aventura más osada y riesgosa de toda su vida: abandonar los túneles humedos y oscuros para embarcarse en una odisea junto a los miembros de la Orden para encontrar un lugar habitable en la superficie consumida por la guerra.
Un viaje por toda Rusia
4A Games quiere que te metas de lleno en la historia de Metro Exodus en el caso de que no hayas jugados sus dos juegos predecesores. Es por eso que utiliza en su tutorial un prologo cortito y exhaustivo en el que nos ubica narrativamente en este universo: el planeta está devastado por una guerra nuclear que diezmo a la humanidad, obligando a los pocos sobrevivientes a vivir en los túneles subterráneos de Moscú. Sin embargo, Artyom descubre en una de sus expediciones a la superficie una señal a la distancia, confirmando su palpito de que hay vida en algún lugar de la región y es su deber encontrarla para sacar a todo sus compatriotas de los peligrosos subsuelo.
Este es el punto de partida para que Artyom junto a su novia Anna y el resto de los miembros de un escuadrón especial llamado La Orden se embarquen en un viaje por toda Rusia para encontrar alguna zona libre de contaminación donde la vida pueda prosperar.
Todo este preámbulo argumental cambia por completo las mecánicas de los anteriores juegos de Metro. 4A Games deja de priorizar los ambientes claustrofóbicos y tenebrosos para ahondar es una desolada Rusia, llena de peligrosas criaturas y diversas facciones de personas, que en su mayoría no querrán entablar amistad con desconocidos.
La continuidad de los diversos escenarios en Metro Exodus se llevan a cabo en La Aurora, un pequeño tren que nos permitirá atravesar diferentes locaciones a lo largo de la decena de capítulos que compone la historia.
Survival Sandbox
Esta tercera entrega de la saga mezcla escenarios de completa libertad con tramos lineales, intentando generar una dinámica distinta bajo el concepto ya mencionado de Survival Sandbox.
Es las regiones abiertas, podremos ir conociendo a distintos sobrevivientes y facciones. Lo atractivo de esta arista es que dependiendo de cómo interactuamos, repercutirá en encuentros posteriores. Si nos enfrentamos a unos ladrones y se rinden tras matar a algunos de ellos, podremos perdonarles la vida, por lo que más adelante cuando los volvamos a encontrar en el medio de una misión no intercederán.
Si bien algunas zonas se encuentran demasiado vacías, también hay que entender que el mundo desolado y devastado es una característica de este universo, por lo que los páramos desiertos y los lugares con poco loot es algo coherente a la propuesta narrativa.
Además de cumplir con las misiones principales, las regiones abiertas (3 en todo el juego), tendremos la posibilidad de completar distintos objetivos secundarios, la mayoría de ellos relacionados con distintas necesidades de los distintos compañeros de La Orden. Esto permite, por un lado, recorrer ciertas zonas del mapa para descubrir secretos, por otro conocer en mayor profundidad a los personajes secundarios y sus motivaciones, mientras que en tercer lugar llevar a cabo determinadas acciones dentro del juego cambia el curso de la historia, desembocando así en más de un final.
La interacción con distintos grupos de sobrevivientes es un abanico de interacciones muy distinto. Ninguna facción se comporta de la misma manera: algunos abordaron el fanatismo religioso como respuesta a todas sus plegarias, otros buscan dominar a base de la violencia, mientras que habrá grupos que evitan el contacto con otras personas. Artyom irá descubriendo muchos secretos durante el viaje y ese aspecto narrativo es excelente. Es más, en La Aurora tendremos una radio donde podremos ir captando distintas transmisiones y escuchar lo que piensan los aledaños sobre nuestra llegada.
En la cuestión narrativa, choca bastante que todos los personajes tenga voz y diálogos menos Artyom. Esto no corta la inmersión pero pierde un poco el sentido de las motivaciones del protagonista. En el único momento que los escuchamos es durante las pantallas de carga, donde el personaje realiza una crónica de la odisea.
Las partes lineales de Metro: Exodus resaltan porque siguen siendo el verdadero corazón de la saga y es por esto es son de los puntos más álgidos del juego. Escenarios claustrofóbicos, una oscuridad predominante y sensación de peligro constante. En su gran mayoría, estos tramos están bien acompañados por la narrativa, en gran parte porque los objetivos y motivaciones de los personajes irán cambiando a lo largo de todo el relato, que es muy atractivo y atrapante, aunque creemos que el final pierde mucha fuerza, no por la trama sino por las acciones que llevamos a cabo.
El sonido cumple un papel fundamental. Los silencios son pronunciados en muchos momentos y la incomodidad de cada ruido a la distancia logra un nivel de inmersión alucinante, elevando aún más el trabajo audiovisual que realizó 4A Games.
Repitiendo los problemas de siempre
La jugabilidad no ha sufrido cambios trascendentales y sigue pagando las consecuencias de intentar ofrecer un juego enorme con una capacidad de presupuesto limitada, tratándose de un juego AA. Todo lo que ponderamos la ambientación y el factor audiovisual de sus escenarios no termina reflejándose tanto en el combate como en los movimientos de Artyom y los enemigos. Por un lado, las criaturas tienen una IA bastante limitada y sus patrones de ataque no terminan siendo claros. Los humanos, en cambio, tienen estrategias de combate más definidas pero tampoco son una gran complicación, salvo que enfrentemos a francotiradores o grupos muy numerosos.
A pesar de que dijimos que no hay un giro de 180º en su gameplay, 4A Games introdujo varios conceptos que le imponen una cierta frescura al juego. Para empezar tendremos una mochila que nos acompañará durante todo el juego. Con la misma podremos craftear botiquines, filtros para la máscara de gas, balas y modificar las armas. Me quiero detener en este punto porque es uno de los detalles más cumplidores de todo el juego. En Metro Exodus encontraremos alrededor de 8 armas distintas, pero cada una de ellas cuenta con una buena serie de modifadores que cambian trascendentalmente la fisionomía de la misma y su poder de fuego. Un simple revolver puede terminar mutando en un poderoso rifle francotirador; o una pequeña escopeta puede llegar a ser una máquina de matar con un cargador de 20 cartuchos.
Lo bueno de las armas que conviven con el mundo en el que tenemos que sobrevivir. Todas sus modificaciones son rudimentarias y fallan con facilidad: las armas se traban en medio de un combate, se recalientan o pierden potencia. Esto suma un factor de dificultad a la ecuación porque no te imprime esa sensación de seguridad cuando estamos armados hasta los dientes que sí lo hacen otras obras del género.
Hay muchas zonas contaminadas durante todo nuestro viaje por Rusia, por lo que la máscara de gas será una aliada fundamental. Tendremos que evitar que se rompa y mantenerla en condiciones, siempre con filtros para no perecer en medio de una exploración.
En las áreas libres disponemos de un sistema horario que cambia por completo la dinámica de los enemigos. Mientras que durante el día las criaturas son más tranquilas y los enemigos humanos están más atentos y vigilando sus hogares, en la noche estos últimos tendrán la guardia baja, pero las bestias tendrán un comportamiento más agresivo. Dependerá de nosotros elegir la estrategia que más cómodo nos sienta, siempre respaldados por el sigilo, que funciona en la mayoría de sus casos de manera correcta y acertada.
Metro Exodus no funciona como cualquier shooter convencional dentro de los fps y acá se aferra al mundo de los survival. Los combates tienden a ser más estratégicos porque no abundan las balas y, especialmente las criaturas, necesitarás varias de ellas para despachar enemigos. Lo mismo funciona para los elementos para craftear, ya que si bien tenemos amplios escenarios para explorar, no será nada fácil estar abastecidos.
Explorando todos los capítulos a fondo, Metro Exodus supera ámpliamente las 23 horas de juego y encima cuenta con dos finales diferentes, entre los cuales hay algunas bifurcaciones en el medio. Además, tiene 5 niveles de dificultad distintos, que se adapta a los paladares más exigentes del género.
Conclusión
4A Games aprovecha las características de los juegos de mundo abierto para hacer de Metro Exodus un juego menos de nicho y más abierto al jugador casual. Esta tercera aventura de Artyom se apoya fuertemente en la ambientación y el instinto de supervivencia, pero sigue padeciendo su tosco combate y las falencias técnicas, acompañados de varios bugs un tanto molestos.
¿Habrá una cuarta entrega? El universo de Metro es muy interesante y tiene mucho potencial, pero necesita modificar varias cuestiones estructurales si quiere ser un título memorable.